El drag racing sigue siendo un deporte primario, cargado de adrenalina y violencia contenida. Tiene mucho mérito lanzar estas máquinas a semejante velocidad, especialmente cuando hablamos de coches de hasta 11.000 CV de potencia, sobrealimentados hasta el extremo, en un delicado equilibrio entre resistencia mecánica y las leyes de la física. Cuando un inyector falla y el cilindro se llena de combustible, el compresor del Ford de los años 30 de Sean Belt explota, siendo afortunadamente sujeto por las correas de kevlar que el reglamento manda equipar para estos casos. Este vídeo muestra la explosión del compresor desde un ángulo muy pocas veces visto.
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Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...
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