El Ford RS200 ha sido uno de esos unicornios que llegaron tarde a la fiesta. Fue un coche creado con el único propósito de ser el más rápido de los Grupo B. El coche de calle fue un «daño colateral», un requisito para su homologación en competición. El coche apenas pudo competir durante una temporada, que quedó truncada tras la muerte de Henri Toivonen en el Tour de Corse. Un año antes, con Bjorn Waldegard a los mandos, demostraba en un aeródromo vacío de qué era capaz con un buen piloto a sus mandos. En competición el coche desarrollaba más de 400 CV, y sus versiones Evolution – que no llegaron a competir – podían llegar a los 815 CV.
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Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...
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