¿Quién ha dicho que no es buena idea sacar un superdeportivo de paseo cuando el firme está helado? No seré yo quien lo diga, y tampoco lo dirá Sal, un amigo cercano a los chicos de Jalopnik, que conduce habitualmente una unidad en el estado de Nueva York. Sucedió en invierno, sin nocturnidad pero con alevosía, en un desierto párking helado, cubierto de suciedad, nieve y hielo. Circunstancias ideales para hacer increíbles donuts sin dañar en exceso los neumáticos, gracias al agarre reducido de la superficie. No os preocupéis, la sal se puede limpiar de un buen manguerazo. Y así, es como se disfruta de un Lamborghini Countach.
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