Hemos de admirar a los miembros de pleno derecho de Goodwood. Estos ricachones británicos no sólo se dedican a admirar sus valiosos clásicos, también se dedican a conducirlos al límite. Es el caso del Kinrara Trophy – con clásicos de los años 60 valorados en decenas de millones – o el S.F. Edge Trophy, dedicado a clásicos de competición de preguerra. Coches que en algunos casos superan los 100 años de edad, pero que son pilotados a su absoluto límite a velocidades de vértigo. Los adelantamientos son tan arriesgados como en un GP, y tienen coches tan dispares que merece la pena recrearse en cada movimiento, en cada deslice controlado.
Simplemente increíble.