Todo comenzó con un simple Toyota AE86, al que su dueño en Florida deseaba hacer un swap con el motor F22C1 de un Honda S2000. Sobre el papel, todo correcto: el potente cuatro cilindros desarrolla en las unidades americanas 240 CV atmosféricos para una cilindrada de sólo 2,2 litros, y es capaz de girar a casi 9.000 rpm. Posteriormente, quiso potenciarlo… y se le fue de las manos. Ahora lleva un gigantesco turbocompresor GTW 3884R con el que desarrolla 880 CV de potencia, con una presión de soplado de 2,27 bares.
Lo mejor de todo, es que gira aún más rápido, llegando a las 9.500 rpm. Por supuesto, sus componentes internos han sido reforzados hasta el extremo, con pistones forjados y otras modificaciones en en el tren de válvulas. Sorprendentemente conserva la culata de serie – no por mucho tiempo imagino.