Sin duda el montar un propulsor de moto a un coche ya no nos debería asutar en absoluto, visto que es algo que han realizado algunas casas de tuning de extraña credibilidad (sin ofender tampoco…). Sin embargo, en esta ocasión el asunto es algo excepcional. A este viejo Volkswagen Polo le han colocado dos motores originales de la Suzuki GSX-R.
Lo peculiar de esta preparación es que cada motor actúa de modo independiente, suministrando cada uno de ellos su energía a un eje únicamente. Por ello, el piloto puede hacer filigranas como las de hacer giros utilizando únicamente la tracción delantera o la trasera. Probablemente no tan bruto como el Golf GTi con motor de Hayabusa pero le llega.
Vía: autoblog.it