Recuerdo un famoso vídeo donde un experto era capaz de aparcar en línea entre dos coches después de un derrape. Todo perfectamente milimetrado y calculado para quedar “encajado” en su sitio sin rozar absolutamente con nada que no fuera el asfalto. Eso lo consiguió un experimentado piloto pero ahora unos ingenieros de Stanford han conseguido repetirlo pero sin sentar a nadie de piloto, eso sí cambiando los vehículos aparcados por conos.
Desde hace tiempo varios científicos estadounidenses y alemanes trabajaban sobre un prototipo de Passat Variant cargado de sensores y de sistemas informáticos que le permitían moverse con una cierta autonomía (entiendo autonomía como capacidad de movimiento sin necesidad de ayuda externa, en este caso humana). Este prototipo participó en distintas competiciones para vehículos autónomos, como la Darpa Urban Challenge, y ahora sigue recibiendo “entrenamiento”.
Sus creadores han ido perfeccionando los complejos algoritmos que definen los movimientos y las interacciones del vehículo con el exterior, las cuales se realizan mediante posicionamiento GPS y distintos sensores ópticos, láser y de inercia, hasta conseguir realizar esta complicada maniobra. Como bien comentan en Engadget no es lo mismo realizar pruebas con conos en un desierto que conseguir que el coche aparca así en una ciudad entre otros dos vehículos.
El primer vídeo muestra al Passat Variant moviéndose marcha atrás, derrapando y posteriormente colocándose perfectamente entre una serie de conos que imitan los límites de una plaza de aparcamiento. La segunda secuencia nos enseña un esquema de todos los pasos dados.
Esto todavía está lejos de lo que nos venden en las películas de ciencia ficción donde hasta los cerebros de los vehículos tienen sentido del humor pero son avances significativos de cara a que nos sentemos cómodamente en el coche y disfrutemos del viaje sin tener que poner nuestras manos en ningún mando.
Vía: engadget
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