Chevrolet acaba de presentar en el Salón de París una de sus primicias, el renovado Chevrolet Captiva. Este SUV coreano recibe cambios estéticos y mecánicos, además de un interior completamente remozado. No deja de ser un lavado de cara profundo, pero merece la pena hacer un repaso a uno de los polivalentes más grandes y asequibles del segmento. En primer lugar, hay cambios importantes en el frontal, que lo acercan a la actual imagen de marca estrenada con el Chevrolet Cruze.
El Chevrolet Captiva estrena nuevos diseños de llantas de hasta 19 pulgadas y en la zaga unos pilotos más modernos. En el habitáculo también hay cambios, pero son más escasos. El volante es casi idéntico al modelo pre-lavado de cara y la consola central varía ligeramente su aspecto. Uno de los puntos fuertes del SUV, su amplitud interior, se mantiene inalterada. Sigue teniendo siete plazas, aunque la tercera fila es más estrecha. Las calidades de construcción parecen mejores que en su predecesor.
Hay más cambios para el SUV coreano, que comparte plataforma con el Opel Antara. Los turbodiésel 2.0 VCDi dan paso a unos nuevos 2.2 VCDi con potencias de 163 y 184 CV. Una dosis extra de potencia que supone el abandono del 2.0 VCDi de 126 CV, poco demandado y poco capaz para mover al SUV. En motores de gasolina, se sigue manteniendo como opción marginal un 2.4 de 171 CV. La demanda de dicho motor ha sido aún más escasa que la del motor de 126 CV.
Estará disponible la opción a montar tracción total, pero muchos compradores optarán por la tracción delantera. Entre el nuevo equipamiento, un sistema de ayuda al arranque en cuesta (de serie en muchos coches hoy en día), faros de xenón o control de estabilidad de serie.
Chevrolet Captiva en el Salón de París
En Diariomotor: Chevrolet Captiva