Hace unos días nos hemos desplazado hasta la ciudad asturiana de Gijón para acudir a la presentación nacional de la nueva generación del BMW X3, en una ruta que partía del Lab Café de la Universidad Laboral. Antes de que su comercialización comience el 25 de noviembre, hemos podido comprobar de primera mano las sensaciones de las dos versiones que estarán disponibles desde el lanzamiento: X3 xDrive20d y X3 xDrive35i.
La nueva generación de este SUV premium nace como una continuación lógica de su sucesor. En su primera entrega, el BMW X3 alcanzó las 614.824 unidades vendidas durante los siete años que ha estado en el mercado, un gran éxito que explica en gran parte el hecho de que la firma bávara no haya querido arriesgar demasiado a la hora de lanzar esta segunda generación, que seguro que a nadie ha sorprendido por su estética.
Las cotas del modelo son de 4648 mm de largo, 1881 mm de ancho y 1661 mm de alto, unas medidas prácticamente idénticas a las del anterior X3 salvo la longitud, que aumenta en 8 cm. Los responsables nos aseguraron que la gama X de BMW (a excepción del X6) está perfectamente escalonada por longitudes, y efectivamente así es puesto que este X3 es 20 cm más largo que el BMW X1 y 20 cm más corto que el BMW X5. Por tanto, el X1 y el X3 no corren peligro de canibalizarse, que era lo que se rumoreaba cuando se presentó el primero
Echando un vistazo a sus formas, vemos que las líneas son menos toscas que antes, con un estilo más cercano al del X5. Ello contribuye a ofrecer un aspecto mucho más moderno, presidido sobre todo por los modernos faros delanteros con anillos LED de conducción diurna y las ópticas traseras en forma de T abatida claramente inspiradas en las del X5.
Pero, como decía, exteriormente es un coche que no llama la atención, o al menos no tanto como debería cuando es todo un SUV BMW recién lanzado. Yo tenía la idea preconcebida de que al verlo en persona vería una especie de BMW X5 a escala, con una imagen mucho más imponente de la que realmente muestra en la realidad, pero el sabor de boca que me deja es que estamos ante una actualización estética discreta pero necesaria.
Una vez realizado este pequeño repaso general, echemos un vistazo a las dos variantes que pudimos probar. Comencemos por el BMW X3 xDrive35i, que podría definirse perfectamente como un auténtico lobo con piel de cordero. En las fotos de la galería se corresponde con la unidad de matrícula 7863-GZB. Muestra un aspecto muy “tranquilo”, nada haría presagiar que estamos ante un coche de 306 CV que cuesta más de 70.000 euros. Posteriormente hablaremos del aspecto del xDrive20d, matriculado como 3388-GZC, pero no con tanto detalle puesto que la mayoría de la descripción es válida para ambos.
Para saber ante qué versión estamos, hay que fijarse en ciertos elementos clave. En la zona inferior de las puertas delanteras nos encontramos el anagrama identificativo xDrive35i pero, salvando este detalle, el coche se identifica por las llantas de 18 pulgadas con radios en forma de V y por la doble salida de escape con embellecedor cromado.
Y ya no hay más por lo que poder diferenciar las versiones, o al menos yo no he sido capaz de encontrar más detalles diferentes. Pero la cosa cambia cuando nos vamos al interior, donde nos recibe un habitáculo sobrio pero con materiales exquisitos. Nada más abrir la puerta nos llama la atención el bonito cuero color crema de un tacto excelente, que da una imagen de lujo clásico al combinarse con las inserciones en madera (opcionales).
La calidad de los plásticos de color negro me pareció excelente, por encima de los de un Audi A4, por poner un ejemplo que he podido comprobar en el día. El tacto es muy mullido y no se oyen crujidos ni sonidos extraños, pero hablando de ruidos hubo algo que sí me llamó la atención: el sonido al cerrar las puertas resulta mejorable, ya que deja cierto ruido a “lata”. Pensé que sería algo concreto de la unidad, pero la decepción me la llevé cuando al montar en el xDrive20d escuché la misma cantinela.
Pero este detalle se me olvidó al comenzar a circular. El ambiente del habitáculo es muy refinado, y la vida a bordo se ve correspondida. Los asientos de cuero están orientados a la comodidad más que a la deportividad, lo que ayuda a realizar una conducción relajada sin notar fatiga. Si a ello le sumamos que tenían reglajes eléctricos y calefacción (ambos elementos opcionales), tenemos ante nosotros un coche perfecto para devorar kilómetros por autopista.
Pero no adelantemos acontecimientos, ya que por ahora sólo estamos describiendo el modelo. Pasando a las plazas traseras, pude comprobar que pecan del defecto de la mayoría de coches: la plaza central es incómoda, con un respaldo duro. Sin embargo, el espacio para las piernas es más que suficiente, superior al que podemos encontrarnos en berlinas de este tamaño.
En efecto, BMW ha sabido aprovechar al máximo los 4.65 metros de largo que mide. A lo descrito anteriormente hay que unir la capacidad del maletero, que en posición normal cubica 550 litros. Si abatimos los respaldos traseros, partidos en 40:20:40, obtenemos un volumen útil de 1.600 litros, aunque el piso no queda completamente plano. La red separadora del maletero viene de serie, y la pieza que sujeta la bandeja puede retirarse para dejar un espacio completamente diáfano. Todo ello se redondea con la apertura eléctrica del portón.
Más allá del maletero, el habitáculo ofrece suficientes espacios como para que todos los ocupantes puedan deshacerse de lo que llevan en los bolsillos. Tanto las puertas delanteras como las traseras tienen un hueco para posar objetos. Además, hay dos portavasos en la consola central, y redecillas en el maletero y en las plazas traseras para sujetar objetos más voluminosos.
Pasemos ahora al X3 xDrive20d. Como decía, es difícil diferenciar a primera las variantes; la versión diésel se identifica por las llantas de 17 pulgadas con diseño en Y, el anagrama xDrive20d situado en las puertas delanteras y la salida de escape única ovalada. Tan sólo citaremos las diferencias respecto al xDrive35i, puesto que el resto es idéntico.
A pesar de que el interior sigue teniendo la misma configuración, notamos que estamos ante un vehículo menos chic. Los asientos de cuero con reglaje eléctrico son opcionales, y esta unidad no los tenía calefactados, aunque siguen siendo comodísimos. Los elementos de madera dejan ahora paso a listones de aluminio, menos refinados pero típicos de modelos premium.
Todo lo comentado sobre habitabilidad, maletero, huecos, etc… es completamente extrapolable a la versión diésel. Donde realmente encontraremos cambios será en el comportamiento de ambos coches, algo lógico habiendo una diferencia de 122 CV, pero para ello tendréis que esperar a la próxima entrega de esta miniprueba.
BMW X3, presentación y prueba en Gijón
Fotografías: Víctor Fernández Díez
En Diariomotor: BMW X3 2011 | BMW X3, presentación y prueba en Gijón (II)