Tras unos días en los que apenas ha habido movimientos importantes en el tema de las llamadas a revisión, hoy volvemos a la carga con una de las gordas. Toyota recupera viejos fantasmas del pasado al anunciar que cerca de 378.000 unidades del Toyota Prius deberán pasarse por el taller para solucionar un pequeño problema en una bomba.
El fallo, al parecer debido a la aparición de cavitación, provoca un mal funcionamiento de la bomba que mueve el líquido refrigerante del sistema híbrido, lo cual desemboca en un sobrecalentamiento de la mecánica. Al ocurrir esto, la electrónica del Prius detecta el fallo y el coche pasa a funcionar en un modo “a prueba de fallos” (sí, como en Windows) en el que la potencia entregada por el motor es muy inferior a la nominal.
Esta llamada a revisión ha sido realizada sólo en EEUU, donde se han vendido los 378.000 unidades afectadas, pero es muy probable que se extienda a todo el mundo puesto que la pieza que falla es común en todas las especificaciones. Los Toyota Prius afectados fueron fabricados entre 2004 y 2007, es decir, se corresponden con la anterior generación del superventas híbrido.
Antes de que nadie se lance a criticar alocadamente este hecho, conviene saber que esta llamada a revisión es completamente voluntaria, realizada unilateralmente por Toyota. La NHTSA, que suele ser bastante meticulosa en estos casos, no ha alertado de este fallo en sus boletines, por lo que el fallo no es especialmente grave. De hecho, Toyota asegura que aún no se ha registrado ningún accidente debido a este problema
Y entonces ¿por qué lo hacen? La psicosis que tanto Toyota como EEUU sufren por las llamadas a revisión desde la explosión del “caso Pedalgate” hace que ambas partes sean excesivamente cautelosas a la hora de detectar, alertar y solucionar problemas surgidos en los coches. Por ello sólo la filial estadounidense de Toyota ha procedido a la reparación de los coches afectados, aunque lo lógico sería que se expanda al resto de mercados.
Vía: Autonews
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