Iniciamos una nueva prueba en Diariomotor echando el guante al Suzuki Swift 1.3 DDIS GLX con carrocería de cinco puertas. El coqueto utilitario japonés acaba de recibir un motor diésel que viene a completar la gama, hasta ahora sólo compuesta por un motor de gasolina 1.2 de 94 CV que no abarcaba a toda la potencial clientela. La firma ha decidido cubrir este hueco recurriendo al propulsor 1.3 de 75 CV de origen Fiat fabricado en la India por la propia Suzuki, aunque el modelo se ensambla en Hungría.
Hace apenas dos meses que acudimos a la presentación y, de hecho, nuestra unidad de pruebas es una de las que estaba aquel día para ofrecer un primer contacto a la prensa. Por aquel entonces ya os dimos un anticipo de lo que era capaz de ofrecer este modesto propulsor, y que tras casi 500 km al volante podemos corroborar. No obstante, como es habitual en nuestras pruebas, hagamos un completo repaso a la habitabilidad del Suzuki Swift.
Un diseño conocido pero fresco
Recordemos que hace aproximadamente un año fue lanzada la nueva generación del modelo, que sorprendentemente mantenía una estética muy similar a la anterior. No obstante, basta con cruzarse con una de esas unidades para darse cuenta que hay diferencias; la primera de ellas es la longitud ya que es 9 cm más largo, llegando hasta 3,85 metros. Esto se comprueba en la distancia entre ejes y, sobre todo, en la caída del maletero, que ahora es más tendida que antes, ofreciendo unos pilotos más abombados.
Nuestra unidad se correspondía con el acabado GLX, el más alto de los tres que se encuentran a la venta. Todo lo que vemos en las fotografías viene de serie, salvo la pintura metalizada. Por tanto, las bonitas llantas de 16 pulgadas vienen de fábrica, con neumáticos de medidas 185/55 R16 en ambos ejes. Para un coche de tan poca potencia, quizá puedan ser hasta demasiado grandes. También vienen de serie los frenos de disco traseros, todo un detalle en este segmento, si bien en los últimos años los fabricantes se están poniendo las pilas a este respecto.
Pese a las diferencias, cualquiera que no esté muy puesto en el mundo puede pensar que el coche ya tiene unos cuantos años a las espaldas, si bien Suzuki realizó ese movimiento precisamente sabiendo que su diseño sigue siendo fresco. En el interior es donde se ve más la diferencia entre ambas generaciones, no sólo en la mejora de la habitabilidad sino también en el aspecto e incluso en la calidad de materiales y terminaciones, así como en el diseño.
Un interior sobrio y moderno
Para abrir la puerta, hay que tener en cuenta que el coche incluye apertura y arranque sin llave. El funcionamiento es similar al de otros fabricantes: si el coche detecta la llave cerca, simplemente hay que pulsar un botón situado en la manilla para desbloquear las puertas delanteras; si pulsamos dos veces se desbloquean las puertas traseras y el maletero. Para arrancar, basta con pisar el embrague y pulsar el botón de encendido situado en la zona inferior derecha del volante.
Una vez abierta la puerta, nos encontramos un interior sobrio pero bien puesto. Los asientos son de corte sencillo pero cómodos, aunque su agarre lateral no resulta óptimo si se circula más alegre de la cuenta. Antes de ponernos en marcha, lo primero que se nota es la elevada posición de conducción, aún poniendo el asiento en la posición más baja se va más alto de lo normal. Queda claro que el enfoque del coche es eminentemente urbano, ya que así se tiene una mayor visibilidad de los alrededores del coche.
El volante se regula en profundidad y altura, no supone un impedimento encontrar cómodamente la posición de conducción. Mido 1.75 metros y soy de complexión delgada, el espacio para mí es más que suficiente para circular sin ningún tipo de agobio. Es más, relativa gran altura del coche hace que aún queden unos cuantos centímetros para tocar con la cabeza en el techo, aún situando el asiento en la posición más elevada, lo cual deja claro su enfoque urbano.
El tablero de instrumentación incluye todo lo indispensable, iluminado en un color blanco que resulta moderno. El acabado incorpora de serie encendido automático de luces y encendido automático de parabrisas, lo cual es una gran comodidad que hace que pronto te olvides de la activación manual de estos dos elementos. El volante multifunción aglutina el control de la radio, el control de crucero (también de serie) y del bluetooth, que sincronizó sin problemas con mi móvil particular.
En el salpicadero se mantiene esa sobriedad debido a los numerosos plásticos oscuros, que resultan de una calidad aceptable si bien no son para tirar cohetes. La consola central incluye en la posición superior la radio CD, de funcionamiento sencillo e intuitivo. En la sección inferior de esta zona se encuentra el climatizador monozona. Su manejo es también sencillísimo, aunque se le puede criticar que los mandos estén en una posición tan baja.
Aún más abajo del climatizador hay un espacio bastante amplio que está algo desaprovechado. Hay una cavidad en la cual se encuentra un puerto USB y el mechero. Debajo nos encontramos un hueco que resulta perfecto para depositar la llave del coche y algún otro elemento que llevemos en el bolsillo como las llaves de casa o monedas sueltas. En la zona delantera también nos encontramos huecos para objetos en los paneles de las puertas y en un compartimento habilitado entre los dos asientos, ideal para posar latas o botellas. Por supuesto, también está la guantera, de pequeño tamaño pero suficiente para guardar los papeles del coche y el manual de instrucciones.
Plazas traseras anchas y maletero aceptable
Si pasamos a las plazas traseras, lo que más destaca es la anchura de la que se dispone, ya que dos personas viajan perfectamente e incluso tres personas tendrían cabida sin mayores problemas. El problema es el espacio disponible para las piernas, que puede resultar escaso a pesar de que no es de lo peor de su segmento. Al fin y al cabo, en 3,85 metros no se pueden hacer milagros. Los paneles de las puertas traseras también cuentan con portaobjetos para los usuarios de esas plazas.
El maletero tiene 211 litros, una cifra suficiente para transportar la compra o la bolsa de deporte, aunque dar cabida a una maleta de dimensiones grandes ya tiene más dificultad. No obstante, si se necesita espacio extra en caso de un apuro, siempre queda la opción de abatir los respaldos de los asientos traseros e incluso desmontar la bandeja para dejar un volumen de carga netamente superior, a pesar de que las formas son menos regulares.
Hasta aquí llega el repaso al aspecto y la habitabilidad del vehículo; como conclusión de este apartado se puede extraer que es un coche urbano situado en la media del segmento, con cuatro plazas perfectamente válidas y un maletero útil para transportar pequeños objetos. En la siguiente entrega analizaremos la dinámica del vehículo, ¿qué tal le sentarán 75 CV y 190 Nm al pequeño Swift?
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