Volvemos con la segunda parte de la prueba de este Mazda 2 Sportive gasolina de 102 CV. En la primera parte hemos analizado algunas cualidades mecánicas del coche, así como algunos aspectos importantes para el uso principal que tendrá el coche. En esta segunda parte nos vamos a centrar en analizar la dinámica del coche principalmente, viendo los puntos fuertes y débiles del coche a la hora de conducirlo.
Para empezar esta prueba empezaremos por lo primero que hacemos siempre, abrir la puerta del coche y colocarnos en el asiento del conductor. Si es la primera vez que te subes tienes que colocar el asiento, el volante, etc. Es fácil encontrar una postura de conducción que sea cómoda y permita alcanzar todos los elementos del habitáculo sin tener que estirarse. Además, la postura de conducción está bien para el tipo de coche, con una postura más estirada y baja que en otros modelos, en donde parece que estás sentado en una silla más que en un asiento de coche.
Siempre he pensado que la primera vez que te sientas en un coche determina la opinión que tendrás de él, algo así como una primera impresión con una chica. Si lo que ves no te gusta de entrada ya empiezas con ciertas reticencias, y es difícil cambiar de opinión si lo demás no acompaña. En este aspecto el Mazda 2 es un conjunto de sensaciones, con detalles muy buenos y otros que no acompañan, pero aun así hay que darle una oportunidad e intentar no juzgarlo antes de probarlo.
Bien insonorizado para su segmento, y gracias por evitarnos escuchar ese motor
Giro la llave del contacto, espero unos segundos y arranco el motor. El coche apenas vibra, apenas se oye si no fuera porque tengo la puerta abierta mientras todavía investigo los mandos (que tampoco son muchos) del coche antes de salir del concesionario. Al final es lo de siempre, si total lo básico está siempre en el mismo sitio, ¡vayámonos de aquí que hay ganas de probarlo!
Según salgo, mientras intento acostumbrarme desde el principio al tacto de los pedales me llaman la atención dos cosas, por un lado el recorrido del embrague, y por otra la dureza. Se nota que es un coche orientado más a trayectos cortos que a viajes largos, con una dureza de los pedales en general suave. Se notan bien cuando los pisas, pero no te cansarás en un atasco pisando el embrague.
Enfilo a la carretera probando moderadamente la aceleración de esos 102 CV atmosféricos y sus 133 Nm de par. Responde bien, muy lineal, suave y sin ninguna sorpresa agradable por parte de la vidilla que pueda tener, pero no se mueve mal. A medida que las revoluciones crecen el ruido del motor también, pero apenas se filtra en el habitáculo, ni del motor ni del escape. Afortunadamente para nosotros es así, el ruido del motor no destaca precisamente por su encanto (ni tampoco suena mal), es simplemente un sonido más dentro del ruido de la ciudad.
El motor tienes que llevarlo muy arriba para que responda con toda su contundencia, lo que aumenta el gasto de combustible, pero para un uso habitual no hará falta pasarlo de 3.000-3.500 rpm. La media de la prueba fue de 6,7 l/100Km según el ordenador de a bordo (yo creo que rondó los 7 medios), aunque bien es cierto que no me corté en su uso dentro de una conducción más o menos normal (nada de conducción eficiente, al más puro estilo de conducción del español medio).
Una dinámica y un chasis que destaca sobre el resto
Sin duda lo que consigue que este coche en su conjunto sea interesante es su chasis y su respuesta a las órdenes que le demos, más si tenemos en cuenta que ya tiene unos años. Si bien es cierto que el volante no transmite absolutamente nada sobre la carretera ni los neumáticos, el chasis consigue que el coche responda tal y como queremos. Para poder probar en condiciones de seguridad un poco más la dinámica nos desplazamos hasta el circuito del Jarama, en concreto la pista deslizante, donde se puede probar la respuesta del coche en un entorno seguro.
Durante esta pequeña prueba probamos el Mazda 2 con y sin ESP, ya que el ESP es totalmente desconectable mediante un botón en la parte izquierda del salpicadero, junto a la regulación de la altura de las luces (que por cierto llevaba sensor de luz y lluvia). En las aceleraciones fuertes sobre superficie deslizante el control de tracción consigue ayudar a salir mejor, pero debido al poco par y a las Toyo R31 que monta, la tracción no sufre apenas pérdidas con los controles desconectados, siendo muy pareja la salida.
Otro aspecto probado fue la frenada fuerte en apoyo (que además tuve el “placer” de tener que probar en carretera). En ambos casos el coche no hizo ningún extraño a unos 60-70 km/h, ofreciendo muy buen nivel de frenada y agarre para una suspensión no tan deportiva como esperaba. La tercera prueba que realizamos fue la denominada del alce, que se trata de simular un cambio de carril muy brusco para evitar un alcance y después volver al carril anterior.
En este caso se acusó más la falta de ESP, teniendo que realizar un contravolante más rápido y pronunciado debido a la mayor cruzada del eje trasero, pero el coche se recuperó muy fácilmente. En este sentido sí que es cierto que una persona no acostumbrada a realizar un movimiento así puede pasarlo mal, y aunque el ESP se mostró muy efectivo ha quedado demostrado que el coche es muy seguro en cuanto a respuesta en situaciones críticas.
Siempre hay un pero…
Efectivamente, nunca sale todo redondo, y en este caso el Mazda2 tiene un diseño que a mi me parece erróneo, y además bastante. Se trata del pedal del freno. Su diseño es malo con ganas, haciéndolo incomodo la verdad. En vez de sujetar el pedal por la parte trasera se sujeta desde un lateral, con lo que al pisar el freno acababa pisando con la planta el pedal y con la punta del pie el soporte metálico, algo que me molestaba bastante.
Además, y aunque el coche frena bastante bien, la primera mitad del recorrido del freno es anecdótica. No tiene mordida alguna ni dureza, simplemente no hace nada. En este caso desconozco el estado de los discos y pastillas de freno, y pudiera deberse a eso el no hacer nada durante esa primera mitad del recorrido. Sólo como detalle, cuenta con frenos de tambor en el eje posterior, algo que no afecta a la calidad de la frenada, pero que llama un poco la atención en la versión más potente de la gama, aunque sea tan sólo por ganar en estética.
Otra gran decepción para mi han sido los asientos. No esperas mucho de los asientos, ¡pero al menos que sean cómodos! Bueno hay que puntualizar. Mientras circulas en línea recta no hay problema, tanto el asiento como el respaldo son cómodos, pero los pétalos laterales… no es que sean incómodos porque no sujeten (que no sujetan), sino porque la parte metálica se “clava” en tus riñones.
Conclusiones y rivales
Este Mazda 2 resulta un producto atractivo, principalmente para los que quieran un coche como medio de transporte exclusivamente, ya que es muy dócil en sus reacciones, cómodo de suspensiones y de dirección, y además es bastante difícil de descolocar, algo que junto al ESP lo hace bastante seguro activamente. Tiene sus fallos, pocos pero creo que importantes de cara a revisarlo para futuras versiones. Aun así esos fallos no son suficientes como para desechar la compra de este modelo, siendo más importantes sus puntos fuertes
Su precio de 15.230€ ronda el de sus rivales, por ejemplo el Renault Clio Eco2 1.2 de 100 CV con el pack evolution cuesta (sin descuentos) 15.195€, un precio casi idéntico a este modelo a equipamiento similar (pero con navegador incluido) y con un motor que reduce el consumo. Otro de sus rivales sería el Ford Fiesta Titanium 1.4 de 97 CV, que a equipamiento similar a los anteriores cuesta 14.200€, 1.000€ menos.
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