Hace unos pocos días os comenzábamos a hablar del Renault Grand Scénic Energy dCi 110 Dynamique que estamos sometiendo a nuestra batería de pruebas. En la primera parte os hemos hablado de su diseño y de su habitabilidad, que es clave en un monovolúmen de siete plazas. Es un coche con un gran maletero, tres asientos centrales individuales y buen nivel de espacio, a excepción de las dos plazas traseras, que como en otros rivales del segmento, sirven para viajes cortos y poco más.
El Renault Grand Scénic mide 4,57 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,64 metros de alto, por lo que un coche pequeño no se puede considerar, pero está en línea con rivales como el Citroën C4 Grand Picasso o el Mazda 5. Tiene una batalla de 2.769 mm y pesa 1.516 kg. El motor es un nuevo 1.5 dCi turbodiésel, un eficiente propulsor de la familia Energy, enfocado a la eficiencia. Cuenta con turbo de geometría variable, intercooler y sistema Stop&Star para ahorrar combustible en las paradas.
Este motor desarrolla 110 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 260 Nm a 1.750 rpm. Acelera de 0 a 100 km/h en 13,5 segundos y tiene una velocidad punta de 180 km/h. Su consumo medio homologado es de sólamente 4,1 l/100 km, lo que se traduce en unas emisions de dióxido de carbono de sólo 105 g/km. Es el monovolúmen más eficiente del mercado hoy por hoy. El consumo llega a reducirse a 3,9 l/100 km en la homologación de carretera, pero en la realidad siempre se gasta más gasóleo.
La caja de cambios manual de seis relaciones mueve sólo el eje delantero. La suspensión es independiente en el eje delantero, con una barra de torsión en el eje trasero. La dirección asistida es eléctrica. El coche va bien dotado de frenos, con discos ventilados de hasta 296 mm en el eje delantero. Los neumáticos de nuestra unidad eran unos Michelin Energy Saver de medidas 205/55 R16. Nos ponemos ya al volante, ¿nos acompañas?
En el tráfico urbano?
Me subo al asiento del conductor y aprieto el botón de encendido. El motor cobra vida, muy aislado del habitáculo, vibrando ligeramente en frío. Al ponerme en marcha por el tráfico urbano aprecio que la postura de conducción sea un poco elevada. La visibilidad es relativamente buena, los retrovisores son grandes y los pilares no ocultan demasiado la visión. La luna trasera es grande y me permite controlar el tráfico precedente sin problemas, de manera diáfana.
El motor va asociado a marchas no muy cortas, pero que nos mueven bien por el tráfico. El motor es un poco perezoso hasta superadas las 1.800 rpm, cuando ya el turbo entra con toda su fuerza. Los consumos gracias al sistema Stop&Start son muy contenidos, hemos medido 6,8 l/100 km en un ciclo urbano, lo que es bueno para un vehículo de su clase. Dicho sea de paso, me ha convencido para bien el Stop&Start, es muy rápido y apenas nos transmite vibraciones, ni al encenderse ni apagarse.
El aislamiento del exterior es satisfactorio. La suspensión es confortable y anula con efectividad los baches. Por supuesto, este tarado hace que bailemos bastante a la hora de dar rotondas, sobretodo si llegamos tarde a dejar a los niños en el colegio. Por otra parte, el aislamiento acústico de la jungla urbana también nos ha convencido.
De viaje por la autopista
Con un coche como el Renault Grand Scénic se van a hacer viajes largos. En autopista el aislamiento sigue siendo correcto, aunque no mejor que otros rivales del segmento. Sí podemos decir que vamos cómodos gracias a unos asientos amplios y el carácter rutero del monovolúmen. A 120 km/h con el control de crucero activado el motor gira a unas 2.200 rpm. En nuestro ciclo habitual de consumos, hemos obtenido un gasto final de 5,8 l/100 km. Es correcto, pero es sencillo ver que algo no encaja.
La homologación se hace en unas condiciones de laboratorio, y este vehículo tiene unos consumos reales que superan a la homologación por un margen amplio. El motor tiene fuerza suficiente para subir todos los repechos que se le pongan por delante, incluso con carga y varios pasajeros. Una vez entra en su zona cómoda empuja sin problema alguno, no obstante, recordemos que son 110 CV y 1.461 cc para mover 1.516 kg, por lo que tampoco se le pueden pedir prestaciones de deportivo.
Seguridad a bordo
El Renault Grand Scénic cuenta con ESP de serie y control de subviraje. También tenemos reparto electrónico de la frenada y control de ayuda al arranque en pendientes. Con semejante arsenal de seguridad activa podemos estar seguros de que el coche no va a hacer ningún desmán, ya que este tipo de carrocerías tienen tendencia a moverse bastante ante esquivas rápidas o conducción agresiva, y el Grand Scénic no es una excepción.
No es un coche hecho para divertirse al volante, la dirección está muy asistida, y transmite poco. La palanca de cambios queda a mano, pero tiene recorridos largos y poco precisos. El motor tiene dos válvulas por cilindro en búsqueda de la eficiencia y no tiene sentido estirarlo por encima de las 4.200 rpm, ya que pierde toda su fuerza. Hasta aquí llega la prueba dinámica de este vehículo, pronto lo cerraremos comentando su equipamiento y rivales.
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