Me encuentro un tanto desconcertado, y en parte la culpa es de nuestros lectores. En los últimos días he tenido ocasión de probar dos nuevos compactos bastante representativos e importantes, Audi A3 y Honda Civic; el primero, el pionero de una saga de compactos alemanes premium, el segundo, un viejo conocido de la industria japonesa. Dos formas de entender el automóvil completamente diferentes, la innovación japonesa contra la sobriedad y la ingeniería alemanas. Cuando nos ponemos al volante de uno y otro, ambos tienen sus pros y sus contras pero, ¿hay datos objetivos para decir qué diseño de salpicadero es mejor? ¿estaremos entrando en un terreno en el que las preferencias y los gustos del conductor determinan el ganador de la batalla?
Está claro que desde el objetivo de nuestra cámara y el teclado desde el que escribimos nuestra crónica en Diariomotor trataremos de analizar las cualidades, los materiales y las ventajas e inconvenientes del diseño del centro de mandos desde el que conducimos y se acomoda nuestro acompañante. ¿Se animan a subir a bordo de los nuevos Honda Civic y Audi A3 para conocer su peculiar propuesta de diseño del habitáculo, y más concretamente del salpicadero?
Les adelanto que no entraremos en detalle en aspectos como calidad de acabados o equipamiento, sino en el diseño puro y duro, puesto que estas imágenes se corresponden con un modelo de entrada a la gama de uno y el tope de gama del otro y son muchos los miles de euros que separan a ambos entre si.
Honda Civic: regreso al futuro. El día que me puse al volante de una nave espacial
Así es el Honda Civic: todo orientado hacia el conductor, incluso el pomo del cambio
La sensación que a menudo siento al acomodarme en un Honda, y especialmente en este Civic, es la de entrar en una nave espacial. Un cuadro de mandos muy colorido con abundancia de pantallas LCD, completamente orientado al conductor; fíjense si no en el detalle de la consola central girada hacia nuestro asiento o aún más revelador y sorprendente la posición del pomo de la palanca de cambios apuntando directamente al velocímetro con el objetivo aparente de facilitar la introducción de las marchas. Una oda a la ergonomía.
Para rematarlo Honda no dudó ni un instante en acoplar la interfaz visual del equipo multimedia y el velocímetro por encima del salpicadero y encima del conductor, a modo Head up y con objeto de facilitar su visibilidad sin desviar la mirada de la carretera. Para resultar aún más práctico, el diseño asimétrico del salpicadero permite aumentar el espacio para las piernas del acompañante o incluso adelantar su asiento para dar un extra de comodidad a los ocupantes de las plazas traseras.
Una semana al volante de este Honda Civic fue más que suficiente para que quedase prendado de la comodidad y el diseño del habitáculo. Sin quererlo me había enamorado de la ergonomía y el diseño japonés. Fue entonces cuando me surgió una importante duda existencial, ¿estaría dispuesto a convivir con un diseño como este durante más de cinco años? ¿me cansaría? Otra duda importante me asaltaba, un diseño tan moderno y futurista tal vez dentro de unos años se vería hasta cierto punto retro-futurista, algo así como “de esta forma veían el automóvil del futuro en 2013” ¿Alguno se acuerda de los cuadros de mandos digitales que se estrenaron en modelos como el BX? A día de hoy es lo más parecido a un videojuego de 8 bits de Nintendo que he visto en un automóvil.
Audi A3: la elegancia de lo intemporal. Juraría que ya me había subido a este coche
Sería cruel decir que es un poco “soso”, pero el diseño del Audi A3 es muy elegante y atemporal
Del día a la noche. Nos subimos a bordo del Audi A3 con un diseño sobrio roto únicamente por una ingeniosa pantalla del equipo multimedia que se esconde automáticamente en una ranura del salpicadero y unos aireadores del climatizador de inspiración aeronaval. Simetría, sencillez, sobriedad, con mucha crueldad una amiga mía me preguntaba: “¿acaso hemos vuelto a los años 70?” Pero en sus hirientes palabras se escondía en realidad un halago, no es que estemos ante un diseño clásico o anticuado sino ante la elegancia alemana de lo intemporal.
El diseño me parece brillante en muchos sentidos, el volante muy agradable y estilizado con radios muy pequeños pero lo suficientemente grandes para integrar los controles “multifunción”. La interfaz giratoria de la consola central estupenda para evitar distraernos moviendo las manos por el salpicadero para manipular las funciones de nuestro vehículo.
Un interior que no me decía nada y que tenía la sensación de haber visto en alguna parte (y en efecto así era, ver Audi A1) me aseguraba que dentro de una década, es muy probable que no desentone tanto como cabría esperar con los diseños que imperen en este futuro un tanto lejano.
Por ser tan personal, me reservaré mi veredicto final, no procede. Y nuestros lectores, ¿se atreverán a decirnos qué diseño preferirían para su próximo automóvil?
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