El Toyota RAV4 2013 es un todocamino que nace con mucha presión a sus espaldas. La presión del que para muchos es considerado el primer todocamino de la historia y un panorama comercial que nada tiene que ver con el que se encontraba cuando se lanzó en 1994. La competencia en este segmento es feroz.
Si ya sabíamos que los cambios estéticos, mecánicos y de equipamiento eran notables, tras haberlo conducido os podemos ir adelantando que lo mejor está en su tacto, manejo y agilidad. Salvando todas las distancias posibles, este Toyota RAV4 nos recuerda bastante al turismo compacto Toyota Auris, también en su apariencia exterior.
Aún no podremos adelantar los precios de la gama RAV4, más allá de una ligera aproximación. Estos se confirmarán en marzo y las ventas se iniciarán en abril.
En lo estético y en lo dinámico, el Toyota RAV4 es más turismo que nunca
El primer punto en que el nuevo Toyota RAV4 nos recuerda al Auris, es en su estética. En retrospectiva, la evolución clara hasta esta cuarta generación de RAV4 ha ido en la línea de la máxima aproximación hacia un turismo compacto. Las líneas y los detalles conservan la imagen de marca del Auris pero los detalles que aprecian los compradores de un SUV, se mantienen. Basta mirar sus abultados pasos de rueda, las defensas reforzadas con plástico negro y cromados o el diseño de los retrovisores.
Contemplar a las cuatro generaciones de Toyota RAV4 juntas nos permitió apreciar como este modelo ha ido evolucionando hacia lo mainstream, mejorando su dinamismo en carretera pero también perdiendo ese aspecto campero y radical. La rueda de repuesto ya no irá más descolgada en el portón trasero, que tampoco contará con sistema de apertura lateral y peculiaridades varias como la toma de aire del capó (en el modelo de segunda generación) han dado paso a una línea más aerodinámica y optimizada.
El portón del maletero, ahora con apertura vertical
El Toyota RAV4 estrena un portón trasero de apertura vertical, es decir, anclado en el marco superior. Se trata de la solución empleada por la mayoría de los fabricantes y en general más práctica que el portón lateral anterior.
Un extra interesante es el portón trasero de accionamiento eléctrico, opcional con acabado intermedio Advance y de serie en el tope de gama Executive. Toyota espera que la mayoría de las ventas en España se correspondan con un acabado Advance. Los nuevos Honda CR-V y Ford Kuga también pueden equipar portón eléctrico y en el caso de este último con apertura “manos libres” pasando la pierna bajo el parachoques, como nos demostraba con gracia mi compañero Pepe Giménez en la presentación del Ford Kuga.
Hay que añadir además, ya que hablamos de su maletero con un volumen de 547 litros, que el espacio existente en su doble fondo es considerable. De hecho bajo el suelo del maletero se pueden alojar bultos como pequeñas maletas o mochilas y en un volumen de 100 litros siempre y cuando optemos por el kit de reparación de pinchazos.
Toyota nos advierte que el kit de reparación de pinchazos en la mayoría de los casos es la solución óptima dado que la probabilidad de desllantado es bastante pequeña – y añado yo, salvo que nos enfrentemos a conducción campera fuera de pista con frecuencia, que no será lo habitual – y los sensores de presión de los neumáticos (de serie) ya nos ayudan en muchos otros casos a anticiparnos a un pinchazo antes de que sea demasiado tarde.
La virtud del espacioso maletero también se traslada a las plazas traseras en las que el espacio libre para las piernas es realmente óptimo. La plaza central sigue siendo la más penalizada, por anchura, pero lo bueno en este caso es que el túnel de la transmisión se ha reducido para apenas sobresalir algún centímetro del suelo y no molestar a los ocupantes. Y esto es así independientemente de que elijamos un 4×2 o un 4×4.
Por primera vez nos ponemos al volante del Toyota RAV4 y nos percatamos de un detalle: el tacto de la dirección y el cambio también nos recuerdan a los del propio Auris, que a su vez nos resultó muy similar al del propio Volkswagen Golf y por tanto satisfactorio. La ergonomía en este caso prima un puesto de conducción elevado y prominente, para dominar bien la carretera.
La posición de la palanca de cambios del Toyota RAV4 no me resultó tan satisfactoria como en su hermano compacto, es más, hubiéramos preferido que se situase en una posición más elevada y cercana al volante. Pero con todo, los recorridos de la palanca son todo lo cortos que cabría esperar y suficientemente directos y suaves.
Digamos que el Toyota RAV4 es un automóvil que agrada en su conducción en carretera. El tarado de suspensiones gestiona bastante bien los balanceos. También se nota que la batalla ha crecido 10 centímetros y el RAV4 se ha vuelto un automóvil más aplomado sobre la carretera reduciendo muy ligeramente su altura y aumentando su longitud y anchura. El diámetro de giro es de 10,6 metros, que tampoco está nada mal para sus 4,57 metros de longitud.
Pero si hay algo que podemos reprocharle a este RAV4 es la firmeza de la amortiguación. No puedo emitir un juicio justo de sus aptitudes camperas pero sí del confort que puede ofrecer una pista forestal o con un pavimento en mal estado. La dureza de las suspensiones transmite los obstáculos sobre los que pasamos en la carretera y sacrifica el confort en estas condiciones. Es algo que también nos sorprende con un neumático de serie (equipado por nuestro coche de pruebas) de 17” y un perfil 65, que a priori debería ayudar a amortiguar las irregularidades del terreno.
Y si bien me parece una verdadera lástima que un buen SUV como este no sea confortable en el terreno que mejor debería funcionar, me tengo que congratular por las mejoras que se han hecho en el terreno que de verdad se moverán la mayoría de los RAV4, el asfalto.
La calidad de rodadura ha alcanzado un nivel muy óptimo, por una parte por el trabajo aerodinámico y por otra por la mejora del aislamiento acústico, que también evita con bastante efectividad que se transmitan las vibraciones y los ruidos indeseables de un motor de gasóleo, del que hablaremos más tarde, y que por cierto también funciona muy fino.
Y dado que ya hemos mencionado que lo que más nos ha gustado del Toyota RAV4 son sus aptitudes en carretera, se hace imprescindible que nos fijemos en otros aspectos de calidad, como ajustes y materiales. La evolución del RAV4 sigue siendo la misma que apreciamos en el Auris. Se combinan con un resultado satisfactorio materiales más económicos como plásticos duros y algunos mullidos, con detalles más nobles como la piel que recubre el voladizo del salpicadero en las versiones Advance y Executive.
El diseño interior del RAV4, en cualquier caso, es muy peculilar y discutible según los gustos de cada uno. A mi parecer el voladizo que sobresale a media altura hubiera sido una gran idea si se aprovechase para integrar la palanca de cambios en una posición alzada y más cercana del volante. Y estoy pensando una vez más en el Ford Kuga.
Entre las tecnologías que nos encontraremos según versiones están la conexión y desconexión automática de los faros de largo alcance y un asistente de cambio involuntario de carril con avisador de coches en el ángulo muerto (el indicador es visual y se encuentra integrado en el espejo de los retrovisores exteriores).
Por último, no se vayan demasiado lejos. En la segunda parte de esta prueba del nuevo Toyota RAV4 profundizaremos en los motores con un papel destacado para el diésel de 124 CV, que será el que cope el mayor volumen de ventas en nuestro país.
Vídeo del Toyota RAV4
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Nota sobre el vídeo: no se trata de una vídeo-prueba de Diariomotor sino de un reportaje promocional de la marca. Por lo tanto, sirva para ilustrar esta prueba del Toyota RAV4 pero no para definir nuestras impresiones del coche, las cuales quedan por escrito en la presente.
En Diariomotor: Si deseas conocer más acerca de este modelo, te recomendamos nuestro A fondo, sobre el Toyota RAV4 2013 y la siguiente galería de fotos del RAV4.