¿Qué tienen en común un Porsche Panamera Turbo, un Aston Martin Rapide o un Audi RS7? Todos ellos cumplen al dedillo la definición de “berlina deportiva de lujo”. Un concepto de vehículo que, a pesar de parecer relativamente reciente, ya inventó Maserati en 1963, con el primer Maserati Quattroporte: un vehículo tan válido para disfrutar viajando en las confortables plazas traseras, como para sacar la esencia deportiva que cada conductor lleva dentro.
Hoy, 50 años después, he viajado a Palma de Mallorca para conocer de cerca a la sexta generación del Quattroporte. De hecho, en este momento me encuentro en el aeropuerto, esperando a que alguien me recoja… Por el horizonte aparece el nuevo Maserati Quattroporte en un elegante “nero” resplandeciente, con su aspecto musculoso y afilado, dispuesto a ser analizado por los alemanes y rusos de alto poder adquisitivo que también abandonan la terminal aérea.
El Maserati Quattroporte se detiene delante de mí y, mientras cargan el equipaje en el maletero, me olvido del italiano del tridente para fijarme en la cara de los turistas que están a mi alrededor… Sin duda, el Quattroporte pasa la prueba del algodón. Algunos miran con envidia, otros quizás se preguntan que quién seré yo para que me recoja un chófer en un coche así… Probablemente ninguno de ellos haya acertado. Un servidor ha venido a trabajar…
Ficha técnica Maserati Quattroporte GTS
Un diseño exterior menos malévolo y más señorial
La clásica parrilla cóncava predominante abre paso. Mantiene fresco el espíritu de Quattroporte. Las tres pequeñas entradas de aire laterales, las llantas retro de toda la vida –denominadas Chrono de 20 pulgadas- o el pilar C—de grandes dimensiones y con el logotipo del tridente—son elementos inconfundibles que, a pesar de los años, los diseñadores mantienen como la mejor de las herencias.
La zaga ha perdido parte de ese aire “bruto” de Maserati. Ahora quizás sea menos malvado: las líneas son más refinadas, incluso parecen trazadas con el pincel de un diseñador francés… ¿En serio es Pininfarina quien firma ese culete? Puede que ya no tenga ese toque salvaje, pero ha ganado en señorío. En cualquier caso, la receta para mantener toda su esencia es sencilla: mayor tamaño, menor peso y más potencia, como siempre de un motor Ferrari.
Sólo hay un detalle que nos sirve para distinguir el modelo con el motor V6 de este Quattroporte GTS con el V8: basta con fijarse en los tubos de escape. Este V8 cuenta con cuatro salidas con forma trapezoidal, el pequeño V6 presume de cuatro escapes ovalados.
Camino del hotel no hay nada mejor que sentase en las plazas traseras. Probablemente el lugar donde muchos de los dueños de este Quattroporte decidan aposentarse para “dejarse llevar”. Otros, en cambio, no podrán resistir la tentación de domar al encantador V8 Ferrari que se esconde bajo su capó…
Maserati está atravesando un cambio de ciclo. La primera piedra del renacimiento de la marca ha comenzado con la renovación de este Maserati Quattroporte, en el que han depositado grandes esperanzas. La fórmula ha sido sencilla: mayor espacio, mayor potencia, menor consumo –un 20% menos- y menor peso: una reducción de 100 kg gracias a la combinación en la carrocería de una aleación de aluminio y acero en combinación con otros materiales como el magnesio ultraligero.
La filosofía de la marca pretende pasar de la venta de automóviles exclusivos en tiradas “casi limitadas” a una marca de lujo con presencia en multitud de segmentos. La renovación del Quattroporte se completará con el nuevo Maserati Ghibi –un rival del BMW Serie 5 que pretende ser un éxito de ventas- o el futuro SUV Levante. El culmen podría alcanzar todo su esplendor con la nueva generación del GranTurismo en 2015 y, porqué no soñar… con un deportivo a imagen y semejanza del Alfa Romeo 4C.
Confort a bordo de otro planeta
Sentado en las plazas traseras del Quattroporte mientras circulamos por la autovía de la isla descubro la suavidad y dulzura con la que se desenvuelve el de Módena. El silencio y el confort a bordo son de otro planeta, ni por asomo se me ocurriría pensar que una bestia con 530 CV se esconde a escasos metros.
El diseño interior es sencillo, empleando materiales nobles y maderas que aportan un toque clásico… pero combinándolas con elementos de última generación como la nueva pantalla táctil de ingentes dimensiones. El confort y los detalles para los ocupantes de las plazas traseras son máximos: asientos de piel en colores elegantes y tonalidades crema, un climatizador bizona, cortinillas eléctricas en las ventanas y sistema de calefacción-ventilación en los asientos.
En cuanto a tecnología destaca el nuevo sistema de internet vía Wifi –operativo cuando insertamos una tarjeta SIM con conexión de datos-. Dentro de unos meses, también estará disponible la opción de escoger pantallas LCD de 10,2” para las plazas traseras, y crear así un cine en toda regla, en combinación con el sistema de sonido Bowers & Wilkins de 15 altavoces.
Atrás, se puede optar por una configuración en cuatro o cinco plazas. Lo que no cambiará será el espacio para las piernas: lo mejor de todo, que no podría recibir ninguna otra calificación que no fuese la de sobresaliente. Parte de la culpa es debida a que el Quattroporte es ahora más grande que nunca. Disfruta de una batalla mayor—según la marca, la más larga de la categoría—y ése es el motivo por el que ostenta tanta amplitud para las piernas, concretamente algo más de 10 centímetros que la generación saliente. Todo crece. Incluso, gracias a la nueva ubicación del depósito de combustible, el maletero gana 80 litros, hasta alcanzar 530.
¿Es todo perfecto? Bueno, quizás haya un par de puntos mejorables. En cuanto a seguridad el nuevo Quattroporte cuenta con 6 airbags, que quedan algo lejos de otras berlinas como el Mercedes Clase S, con una docena. Por otro lado, en lo que respecta a sistemas de seguridad, llama la atención la ausencia de alerta de cambio involuntario de carril, sistema de servofreno de emergencia o asistente de visión nocturna.
Motor V8 Ferrari de 530 CV para dejarte boquiabierto
Pero no nos engañemos, el as que esconde bajo la manga el Maserati Quattroporte GTS es un V8 de 3,8 litros fabricado en Maranello por Ferrari. El propulsor cuenta con dos turbocompresores y emana unos apabullantes 530 CV a 6700 rpm… Pero la cifra realmente sorprendente es el par motor: 650 Nm entre 2000 y 4000 rpm, que ascienden hasta los 710 Nm entre 2250 y 3500 rpm con la función overboost del turbocompresor… una cifra que deja en evidencia los 632 Nm de otro conocido propulsor de 3.8 litros. Sí, me refería al del súper-Nissan GT-R.
Con semejantes números sobre el papel, es de extrañar que la aceleración de 0-100 km/h sólo se sitúe en unos “aceptables” 4.7 segundos, el mismo tiempo que el Maserati GranTurismo Sport. Sin embargo, es algo más lento que la competencia… Por ejemplo, el Porsche Panamera Turbo de 520 CV para el crono en 4.1 segundos; el Audi RS7 de 560 CV en 3.9 segundos… o el Mercedes S63 AMG de 585 CV en 4.4 segundos, estos dos últimos –bien es cierto- con más caballaje.
Se ha apostado fuerte por aumentar la velocidad máxima –alcanza 307 km/h- y reducir los consumos, que ahora son un 20% inferiores que en el anterior Quattroporte: 11.8 litros en ciclo mixto. En cualquier caso, sentarse a los mandos de una berlina con 530 CV es una experiencia, cuanto menos, entusiasmante. Y más aún si estamos ante “el motor más avanzado jamás montado sobre un Maserati”, como la marca insiste en recordarnos.
Desde el cockpit se mezclan detalles elegantes y señoriales, con otros amenazantemente deportivos, como las largas levas que se esconden tras el volante para manejar el cambio automático ZF de 8 velocidades o un velocímetro que marca 350 km/h. Hasta resulta especial que los pedales puedan regularse en profundidad, un detalle que me recuerda a LaFerrari… Sin embargo, la palanca de cambios podría tener un manejo más intuitivo, o la pantalla del sistema de navegación Garmin debería haberse ubicado en una posición más elevada, para no apartar tanto la vista de la carretera.
Dinámica muy deportiva
Todo eso se olvida cuando conocemos que tenemos un plan de ruta con vías de todo tipo. Toca averiguar de qué es capaz el Quattroporte GTS. ¡Y vaya si es capaz! Con el modo Sport activado, basta con rozar el pedal del gas para sentir como si un tren nos acabase de embestir por atrás. El Quattroporte tiene maneras de deportivo… Las válvulas de escapen se abren para rugir con un sonido metálico que entusiasmará a los viandantes y, además, el overboost se prepara para entregar la máxima potencia con sutiles toques al gas, y exprimir desde el primer instante los 530 CV… sin ningún retraso en la entrada del turbo.
El sonido no se percibe con tanta claridad desde el interior del habitáculo, y bien es cierto que no está a la altura de los escapes del GranTurismo Sport. Aun así, consigue ponerte los pelos de punta cuando exploras la parte alta del cuentavueltas. Resulta apasionante.
El proceso de aceleración es sensacional. Hay mucha fuerza desde abajo, con mucho par desde regímenes bajos. Pero, una vez alcanzado el esperado tramo con curvas se siente igualmente deportivo. Quizás el fuerte no sean las prestaciones sobre el papel… pero sí el frenesí y el sonido al conducirlo. Se le nota equilibrado, gracias a la distribución de pesos perfecta 50/50. La suspensión tiene una configuración perfecta. Actúa con rapidez ante imprevistos, se muestra firme y consigue transmitir una soltura magnífica para esta ballena de más de 5 metros de longitud y casi dos toneladas.
Si el modo Sport no está activado, las válvulas permanecen cerradas hasta sobrepasar la barrera de las 4200 vueltas. Existe un tercer modo, denominado ICE, pensado para mejorar la eficiencia y circular por tramos con baja adherencia durante el invierno. Con él, el Quattroporte se convierte en una alfombra mágica, que se desenvuelve con delicadeza y suavidad, gracias a la desactivación de la función overboost, la ejecución de los cambios de marchas de forma más reposada y con un set-up más conservador… así como la reducción de la sonoridad emitida por los escapes hasta rebasar las 5000 vueltas.
Hay un pequeño aspecto que no ha terminado de convencerme y es relativo a la manejabilidad. La desmultiplicación de la dirección ha sido puesta a punto con muy poca servo asistencia… demasiada poca. Eso implica que haya que girar mucho el volante para curvar lo necesario en tramos urbanos, o en carreteras muy viradas a baja velocidad… por lo que puede sentirse poco ágil. Incluso el tacto es bastante pesado para lo que puedes esperar de una berlina de altos vuelos. De hecho, hasta en el GranTurismo la dureza es incluso más light. Personalmente habría elegido un set-up más ligero y una dirección “con menor vuelta”.
Lo mejor de todo, en definitiva, es ese carácter bipolar. Pasa con nota la prueba del lujo, la comodidad y el silencio a la hora de viajar en las plazas traseras… ¡hasta maniobrar es sencillo gracias a la cámara de visión trasera! Pero no tiene inconveniente en ponerse un cuchillo entre los dientes y sacar su personalidad más deportiva.
Sin duda, este nuevo Maserati Quattroporte ha sido la mejor manera para quienes persiguen el resurgir de la marca, un resurgir que pasaba necesariamente por ganar en deportividad, pero ofreciendo gran comodidad para su uso diario. Su precio de 169.907 euros lo sitúa a la par que el Porsche Panamera Turbo, pero el Quattroporte ofrece un diseño más cuidado, una personalidad más mediterránea.
La decisión está en tus manos. ¿Apostarías por el italiano?
Lo mejor
- Motor Ferrari con 530 CV.
- Confort a bordo.
A mejorar
- Desmultiplicación de la dirección.
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