Como ya vimos en la primera parte de esta prueba del Mitsubishi Space Star, este utilitario nos ha gustado por diferentes razones, pero esencialmente por el hecho de que ofrezca una buena dosis de equipamiento, espacio y soluciones prácticas, a un coste realmente competitivo. Hay que tener en cuenta que se trata de una propuesta muy urbana, y a consecuencia de ello, sus motores y su dinámica también se ha adaptado al entorno en el que mejor se va a desenvolver: la ciudad, los trayectos del día a día, el callejeo…
El Mitsubishi Space Star solo estará disponible con motores de gasolina y tres cilindros, con 71 CV y 80 CV. No hemos probado el primero, pero por la naturaleza de la gama española nos quedaríamos con el segundo, con el de 80 CV equipado por el 120 MPI Motion, puesto que como ya os decíamos nos parece que merece mucho la pena invertir los 900€ de diferencia por la dotación de equipamiento de este último. Sin más, pasamos a contaros que nos ha parecido la dinámica y el rendimiento de este motor del nuevo Mitsubishi Space Star.
El Proyecto Global Small: un utilitario urbano para todo el mundo
El Mitsubishi Space Star no nacía como tal, sino como el proyecto Global Small, la idea de un utilitario global que triunfe en países emergentes, pero también en Europa, y sin recurrir a plataformas compartidas o amortizadas por otros fabricantes. Este modelo comenzó a comercializarse en Asia hace años, aunque bajo otra denominación, la de Mitsubishi Mirage. Desarrollar un producto de estas características no es nada sencillo, las necesidades de mercados tan variopintos son muy diferentes. En cuanto a calidad, equipamiento y espacio y practicidad, ya hemos visto que el Space Star encaja perfectamente en Europa.
Y el punto en el que Mitsubishi supo que de verdad los intereses de todos los mercados en los que están presentes confluían, fue precisamente el de la eficiencia. El consenso era absoluto, el proyecto Global Small debía culminar en un vehículo ahorrador y limpio. Y esa eficiencia no solo requería de motores frugales, sino también de un cuidado trabajo de aligeramiento y aerodinámica.
A la altura de los estándares europeos en seguridad
Al conocer su historia podemos entender que te preocupe que Mitsubishi haya desarrollado un producto a la altura de Europa en cuanto a estándares de seguridad. El resultado en los tests EuroNCAP a mi juicio fue bastante bueno. No logró la ansiada quinta estrella, no porque flojease en las pruebas de impacto, todo lo contrario. En su día os contábamos que la razón para no haber llegado a conseguir cinco estrellas se debía probablemente a la ausencia de serie de elementos críticos para EuroNCAP, como los avisadores de cinturón trasero o el control de crucero. En las pruebas de impacto consiguió una calificación del 90% en protección de adultos, superior a la obtenida por los nuevos Renault Twingo 2015 y Toyota Aygo 2014.
El Mitsubishi Space Star está equipado de serie con 6 airbags, pretensores dobles en los asientos delanteros y control de estabilidad y tracción. Mitsubishi también nos cuenta que trabajaron a fondo en la protección del peatón en caso de atropello, en un diseño de capó que minimizase los daños en cabeza y piernas de este. Una vez más, el Space Star estaría unos puntos por encima en su calificación EuroNCAP frente a Twingo y Aygo.
En cuanto a dinámica, el Mitsubishi Space Star es un coche ágil en su entorno, es decir, en la ciudad. El tacto del embrague, la dirección y el cambio es excesivamente blando, pero hay que tener en cuenta en que este coche se ha concebido para esquivar aquellos defectos que puedan amargar su experiencia urbana y ha buscado ese tacto suave hasta sus últimas consecuencias. La dirección, por ejemplo, no es demasiado precisa y demasiado ligera, pero en combinación con un radio de giro muy correcto, de 4.60 metros, hace que te sientas como pez en el agua callejeando, esquivando coches en doble fila o maniobrando entre carritos en el parking del Ikea y el Carrefour.
El balanceo en las curvas de su carrocería es ostensible, pero también hay que decir que se muestra sólido y cómodo superando obstáculos y que ese balanceo que nos invita a ser precavidos al entrar más rápido de lo razonable en una curva, no llega a ser incómodo o peligroso en situaciones más cotidianas, como un cambio de dirección rápido.
Mitsubishi entendió rápidamente que el Mitsubishi Space Star necesitaba motores de tres cilindros, muy sencillos y contenidos en sus prestaciones, por lo que prescindirían de turbo. Al final optaron por dos bloques, de 999 y de 1.193 cc. Tanto el bloque como los componentes internos debían ser muy ligeros, para reducir el peso final sobre la báscula, pero también las pérdidas por arrastre en marcha. Mitsubishi nos contaba que el trabajo de ingeniería había procurado ahorrar peso de cualquier lugar que fuera posible, de los resortes de las válvulas inferiores, del encamisado de pistones asimétricos con camisas de resina, con el empleo de una nueva caja para la transmisión que optimizase el bombeo de aceite.
Los nuevos motores del Mitsubishi Space Star también gozan de inyección directa y un control electrónico de válvulas mediante temporizador, sistema de parada y arranque automático del motor Auto Stop&Go, un alternador más ligero y eficiente y un sistema que, gracias a este alternador, permite recuperar una parte de la energía que desperdiciamos en la frenada.
Mitsubishi decidió no dotar a su modelo de un diésel, entre otras cosas por el hecho de que los costes de desarrollo no justificasen su baja demanda a nivel internacional, prácticamente limitada al continente europeo. En la práctica vemos que algunos de sus rivales también han comenzado a descartar el diésel en los segmentos inferiores. El coste de desarrollar motores diésel Euro VI cada vez es más difícil de justificar en estos modelos de enfoque urbano y, siendo realistas, un pequeño motor de gasolina, y a ser posible sencillo como los utilizados por el Space Star, es a mi juicio el ideal para un coche urbano. Especialmente si los consumos acompañan, como es el caso.
En su obsesión por lograr esa máxima eficiencia, Mitsubishi trabajó a fondo el aligeramiento del Space Star sin utilizar materiales que encarecieran el producto, por ejemplo, optimizando la utilización de aceros de alta resistencia. La versión más ligera de este modelo marca en la báscula 845 kilogramos, lo que lo convertiría en un peso pluma a la vista de las cifras que habitualmente marcan los automóviles modernos. Lo creas o no, el Space Star también goza de una excelente aerodinámica. Mitsubishi anuncia uno de los mejores coeficientes Cx de su categoría, de un 0,27. Esa mejora no se ha conseguido con elementos externos estridente y llamativos, sino con pequeños detalles, como la caída del techo, el diseño de las defensas o unos bajos semi-carenados.
Todas estas mejoras van sumando puntos que al final se traducen en unos consumos muy decentes. Nosotros tuvimos ocasión de probar el más potente de la gama, el 1.2 de 80 CV, con el que rara vez deberías superar los 6.0 litros/100 kilómetros. En ciudad, incluso en condiciones tan complicadas como recorrer una de las calles más largas de Madrid de principio a fin, entre atascos y continuos semáforos, no superamos los 5.5 litros/100 kilómetros. Esas cifras son las que deberías obtener habitualmente en ciudad, sobre todo si intentas practicar una conducción inteligente. Aunque sea un motor atmosférico y poco potente, en la urbe te deja moverte con soltura a un régimen muy bajo, entre 2.000 y 3.000 rpm, y con una suavidad y progresividad que pocos motores sobrealimentados de su tamaño podrían ofrecer.
Oficialmente este motor homologa 4.1 litros/100 kilómetros, una décima más que el 1.0 de 71 CV. El consumo, definitivamente, no debería ser una razón como para decantarse por el motor menos potente. Sus emisiones de CO2 son de 96 g/km, ínfimas para un modelo de estas características.
Honestamente, esperaba que fuera de la ciudad, en la carretera, los consumos se disparasen un poco. Es un motor pequeño, poco potente y atmosférico, asociado además a un cambio de cinco relaciones, aunque la quinta está pensada específicamente para cruceros en autovía, para rodar con confort a 120 km/h y estar en torno a 3.000 rpm. Su baja potencia hará que seamos muy dependientes del peso que llevemos a bordo y la orografía del terreno. Con carga, las subidas pueden pesarnos y ser nuestro mayor lastre a la hora de obtener unos consumos bajos. Sin carga, sin más peso que el de un servidor, obtuve un consumo medio de 5,3 litros/100 kilómetros, en un recorrido compensado, de ida y vuelta, en llano y a 120 km/h de marcador. La cifra es estupenda para un utilitario pequeño con un motor de gasolina.
Es cierto que incluso el motor de 80 CV se queda corto en ciertas situaciones, como practicar adelantamientos. No es un coche pensado para viajar, aunque sí cumple fuera de la ciudad, fuera del que es su verdadero hábitat natural. Aunque en ciudad nos movamos bien en bajas, en el momento en que quieres practicar una recuperación prolongada, como incorporarte a una autovía, tienes que elevar el régimen de revoluciones. Y es en ese preciso instante cuando los mayores defectos de este motor pueden salir a relucir, como el traqueteo del tricilíndrico y el sonido tan característico de estos motores. Un factor que en definitiva me parece peccata minuta, un defecto menor a juzgar por todo lo dicho anteriormente y por la simplicidad de este motor.
En los últimos meses hemos probado motores de tres cilindros mucho más refinados en cuanto a sonido y vibraciones, pero también es cierto que eran turbo, más potentes, más complejos y mucho más caros. Para un coche como el Space Star, sin duda, yo optaría por el camino seguido por Mitsubishi, por el atmosférico, sencillo y robusto.
En Diariomotor: Mitsubishi Space Star: nueva fórmula urbana y económica