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Citroën Berlingo ¿es buena idea una furgoneta como familiar?

El Citroën Berlingo se presenta como un coche polivalente, un vehículo industrial capaz de funcionar además como coche familiar amplio, equipado y confortable. Nosotros hemos querido ir un paso más allá y comprobar hasta qué punto una Citroën Berlingo podría funcionar únicamente como coche familiar, una alternativa práctica y resistente a un monovolumen o a los tan de moda SUV, pero sin la obligación de convertirlo en coche de trabajo entre semana. ¿Tendría algún sentido?

La furgoneta toma el control y tú te dejas llevar desde la enorme cabina

Sobre el papel la cosa pinta bien. Tenemos un coche con un inmenso espacio interior, tres asientos independientes en la fila trasera que pueden plegarse y extraerse de forma individual y un colosal maletero. El clima bizona, las llantas de aleación y un interior totalmente civilizado contribuyen a transformarlo en un vehículo muy habitable.

La Berlingo cuenta asimismo con una amplia gama un modernos motores diésel y gasolina de más que razonable consumo y, lo más importante, es un vehículo duro y fiable muy por encima de las exigencias de una familia.

Al volante de un Citroën Berlingo: descubriendo el mensajero que llevas dentro

Tarde o temprano la furgoneta que llevas entre manos te invitará a conducir como un auténtico repartidor de mensajería

La Berlingo se percibe como una furgoneta desde el instante en que cerramos la puerta con ese característico ¡¡clack!! que por suave o fuerte que el pegues siempre suena igual. Si te lo quieres tomar como un coche familiar eres muy libre, pero tarde o temprano la furgoneta que llevas entre manos te invitará a conducir como un auténtico repartidor de mensajería.

Hay algo especial en los vehículos industriales, algo que personalmente me fascina, y es esa combinación de rudeza y sencillez. La percepción de que conduces un coche que no se va a romper hagas lo que hagas y que soportará cualquier bache, cualquier giro, cualquier carga o maltrato y nunca fallará resulta gratificante. Te adaptas a él haciéndolo todo un poco más fuerte, desde cerrar una puerta hasta cambiar de marcha.

Por alguna extraña razón, mi estilo de conducción también cambia. A peor

Por alguna extraña razón, mi estilo de conducción también cambia. A peor. Me convierto en un hooligan del carril izquierdo, conduzco agresivo, como si tuviera prisa por hacer una entrega o cumplir un horario, y ese comportamiento se traslada al modo en que arranco o giro, como poniendo a prueba la indestructibilidad del coche. La furgoneta toma el control y tú te dejas llevar desde la enorme cabina.

El interior del Berlingo es lo suficientemente refinado como para no resultar hostil, y cuenta con abundante material reutilizado de otros modelos de la marca, especialmente del antiguo Citroën C4 (climatizador, palanca de cambios) junto con otros de sello propio como el ancho salpicadero con palanca integrada.

Encontrar una pieza de plástico mullido es más difícil que en una juguetería. Todo es duro o durísimo.

En cuanto a materiales, es de agradecer que no existan superficies pintadas sin tapizar pero encontrar una pieza de plástico mullido es más difícil que en una juguetería. Todo es duro o durísimo y parece preparado para lavar con manguera, aunque visualmente no está mal. Me gusta especialmente el compartimento ubicado entre los asientos delanteros, que puede extraerse totalmente dejando espacio para circular entre las filas delantera y trasera.

El volante de tres radios, sin mandos ni botones, supone un soplo de aire fresco en la tendencia de Citroën de cargarlo de controles. La consola central, con dos salidas de aire y dos huecos portabolígrafos de igual tamaño, tiene un agradable estilo Land Rover y a la vez resulta práctico, con la palanca de cambios integrada que contribuye a liberar espacio y queda muy a mano. La cantidad de huecos portaobjetos es casi infinita en salpicadero, puertas, consola central, suelo y techo.

Una palanca deportiva no pintaría nada aquí dentro

Una vez en movimiento, lo primero que llama la atención es la enorme anchura del coche, que contribuye a proporcionar una gran sensación de seguridad e incluso estabilidad en curva, a pesar de que las inclinaciones de la carrocería pueden ser notables. La palanca de cambios cuenta con recorridos larguísimos, pero encaja muy bien con el espíritu rudo del conjunto y es coherente con el tamaño del coche. Una palanca deportiva no pintaría nada aquí dentro.

La calidad de rodadura es buena, filtrando bastante bien las irregularidades del asfalto y amortiguando razonablemente el ruido del motor. Está bien lograda la falta de ecos interiores, gracias a un tapizado del techo con grandes piezas huecas que absorben las ondas sonoras, algo imprescindible en una cabina de este volumen y sobre todo de esta altura. Los asientos carecen de cualquier agarre lateral, pensados para entrar y salir fácilmente y las prestaciones son, en el mejor de los casos, modestas. No hace falta más.

Por encima de 110-120 km/h parece circular con un paracaídas abierto, tal es la resistencia al avance

En carretera y autopista sí que nos vamos a encontrar con una importante limitación derivada de la forma del coche y su aerodinámica.

La enorme superficie frontal, combinada con la trasera cortada en vertical, suponen un notable aerofreno cuyo efecto es exponencial a medida que circulamos más rápido. Hasta unos 100 km/h se percibe como un coche normal, pero por encima de 110-120 km/h parece circular con un paracaídas abierto, tal es la resistencia al avance. Entiendo que esto tendrá su reflejo en el consumo si somos alegres con el acelerador.

Por lo demás, el cavernoso maletero engullirá prácticamente cualquier cosa, los costes de mantenimiento se mantendrán en un perfil muy bajo y la dureza del conjunto no defraudará ni a los más descuidados. Contamos con una amplia superficie acristalada, buena visibilidad en general y la ayuda del práctico sensor de aparcamiento trasero, según versiones.

Las ventajas de una furgoneta como coche familiar

Sin asientos traseros, hablamos de una furgoneta capaz de transportar casi cualquier cosa que podamos imaginar

El gran espacio interior es la primera y gran ventaja que podemos encontrar en este tipo de coches. El volumen interior es fabuloso, especialmente ancho y alto, lo que permitirá colocar tres sillas infantiles sin el menor problema o plegar/retirar los asientos traseros de uno en uno en función de las necesidades. Sin asientos traseros, hablamos de una furgoneta capaz de transportar mobiliario, bicicletas, pianos o casi cualquier cosa que podamos imaginar.

Parece hecho para durar, y sería un coche a plantearse como familiar a 10 ó 15 años tranquilamente.

Una segunda ventaja muy clara de tener un vehículo industrial como coche familiar es la dureza general, la durabilidad del conjunto. Las puertas traseras corredizas proporcionan un acceso inmejorable para niños y mayores, que casi podrán entrar de pie, pero además su robusto mecanismo permitirá infinitos cierres y aperturas con cualquier nivel de fuerza sin despeinarse. Los plásticos duros que abundan por doquier están pensados para no romperse y el tapizado de las puertas traseras puede considerarse inexistente, con lo que «carece de mantenimiento» de por vida.

Por último, siendo un vehículo ideado para flotas profesionales, parece lógico pensar que los costes de mantenimiento serán especialmente bajos, en parte por la falta de averías y roturas pero también por los costes de piezas y mano de obra. Parece hecho para durar, y sería un coche a plantearse como familiar a 10 ó 15 años tranquilamente.

Limitaciones de una furgoneta como coche familiar

La Berlingo puede hacer las veces de coche familiar si lo compramos como vehículo industrial, pero comprarlo directamente como familiar podría ser algo excesivo, veamos por qué.

Comenzamos por las maravillosas puertas correderas. Como acceso son magníficas, pero para todo lo demás estas en concreto se quedan lejos de la funcionalidad y seguridad de unas puertas convencionales.

El portón trasero es perfecto para cargar muebles, pero en el día a día resulta desproporcionado

El cierre es brusco, casi violento, y da un poco de miedo que algún pequeño pasajero se deje una mano agarrando el marco mientras cerramos con toda esa fuerza. Al estar optimizadas para maximizar el espacio, carecen de reposabrazos o cualquier punto de apoyo para los pasajeros, resultan difíciles de abrir y cerrar desde dentro (misión casi imposible para un niño pequeño) y por último, la ventanilla no se puede abrir más que una pequeña rendija (en eso no se distingue de un C4 Cactus). Definitivamente, están pensadas para cargar mercancía.

Algo parecido sucede con el portón trasero. Es enorme, pero exige un gran espacio detrás del coche para poder abrirlo aunque la apertura independiente del cristal salva en parte esta limitación. El cierre se hace tirando de una correa, precisamente para eliminar cualquier asa o saliente interior y optimizar de nuevo el espacio. Es perfecto para cargar muebles, pero en el día a día resulta desproporcionado.

Este coche queda raro para ir a una boda o a cualquier evento social que exija etiqueta, es como ir con el coche del curro

Un elemento no desdeñable y que probablemente echaría para atrás a muchos potenciales compradores es la estética o, más que la estética, la imagen que proyecta el coche. Este coche queda raro para ir a una boda o a cualquier evento social que exija etiqueta, es como ir con el coche del curro de alguna manera, aunque no lo sea realmente.

Otro factor que juega en contra de este tipo de coche es la aerodinámica, o mejor dicho la pobre relación de intercambio que se establece entre la penalización aerodinámica y el beneficio que aporta. Me explico.

Ese techo tan alto difícilmente reportará dividendos transportando pasajeros, pero estará todo el tiempo ahí desplazando aire a su alrededor y ejerciendo de freno

El coche es muy alto y muy ancho y eso se traduce en espacio interior pero, ¿es realmente espacio útil? Yo lo dudo, porque ese techo tan alto difícilmente reportará dividendos transportando pasajeros, pero estará todo el tiempo ahí desplazando aire a su alrededor y ejerciendo de freno. En definitiva, para cargar objetos grandes me convence totalmente pero para llevar a la familia me sobra un metro cúbico de aire sobre las cabezas.

Con respecto a la anchura, interiormente se traduce en que tres pasajeros irían cómodamente sentados en el asiento trasero, pero lejos de las puertas y sin un lugar en el que apoyar un codo. Esa anchura nos va a penalizar a la hora de aparcar, maniobrar y también contribuye a la gran superficie frontal del coche, pero para llevar personas creo que no sería necesaria.

El comportamiento de una furgoneta puede ser gracioso durante un rato, pero e largo plazo me quedo con un coche convencional

En última instancia, el comportamiento de furgoneta puede resultar divertido durante un rato, incluso gracioso hacerse pasar por un mensajero con prisa, pero a la hora de la verdad y a largo plazo, me quedo con un coche convencional más ágil y más civilizado en el que viajar con un punto adicional de silencio y mejor comportamiento en curva.

Conclusiones

El mercado está lleno de mejores opciones por confort, estética y comportamiento dinámico

Si necesitas una furgoneta por razones operativas, la Berlingo puede ser un excelente compañero de trabajo y ocio con la familia, en el que transportar bicicletas, carritos de bebé o hacer mudanzas completas. Es posible viajar con comodidad y amplitud cargados hasta los topes con toda la familia a bordo, y el lunes volver a quitar los asientos traseros y desempeñar labores duras de carga y descarga.

Dicho esto, si estás pensando en un coche familiar, el mercado está lleno de mejores opciones por confort, estética y comportamiento dinámico que un coche que, sencillamente, no está pensado para eso como primera prioridad.

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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

Firma de David García Artés
Berlingo en movimiento mostrando su diseño frontal y lateral.
Logo de la marca citroen

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