Los lanzamientos de SUVs se aceleran cada vez más, y más del 25% de las ventas de vehículos nuevos se enmarcan en este segmento. Parece que han desplazado a vehículos de segmentos tradicionales, como el de las berlinas medias o el segmento de los monovolúmenes. O quizá es que los monovolúmenes ya no presentan las ventajas de antaño con respecto a los SUV. Hemos probado a fondo un KIA Carens con motor 1.7 CRDi de 115 CV – y configuración de siete plazas – para comprobar si aún merecen la pena los monovolúmenes.
Una opción muy lógica
El KIA Carens fue lanzado al mercado en 2013, y a finales de 2015 ha recibido una ligera actualización de su equipamiento. Los Carens llevan ya más de 10 años en la gama de Kia, y se fabrican íntegramente en Corea, al contrario que otros KIA, como los cee’d. Su tamaño es de 4,53 metros, y en su interior tiene nada menos que siete plazas. Es uno de los monovolúmenes de siete plazas de tamaño más contenido del mercado: aunque no lo parezca, tiene la misma longitud que un FIAT 500L Living de siete plazas.
No podemos decir que el KIA Carens sea un coche demasiado llamativo, lo cual en un segmento que se orienta cada vez más al crossover, podría pasarle factura. Dicho sea esto, el KIA Carens me parece un coche discreto, pero bien resuelto. No se ve anticuado, y no tiene formas que polaricen al cliente: su frontal tiene presencia, una gran calandra y un paragolpes en el que se ha logrado una integración interesante de los faros antiniebla. La unidad de pruebas tenía llantas de 16 pulgadas, al pertenecer al acabado intermedio Drive.
No hay mucho que destacar acerca del resto del exterior del coche, que presenta un aspecto muy funcional. El KIA Carens es un coche cuya parte más importante es su interior. Nos subimos al coche, a sus asientos delanteros tapizados en una tela sufrida. De cuando en cuando se agradece probar un acabado intermedio – el caso de este Drive – y comprobar de primera mano las versiones más comunes del mismo. Ninguna pega sobre la posición de conducción o el espacio disponible en las plazas delanteras.
La posición de conducción es relativamente erguida y alta, más alta que en un compacto convencional. Habrá personas que prefieran conducir sentadas más abajo. El salpicadero da impresión de buena calidad, a la altura de sus rivales. Está recubierto de un plástico blando, con su parte inferior construida en plásticos duros de buen ajuste y aspecto sufrido. Siempre valoro positivamente la facilidad de uso y sencillez de los controles de KIA, y el Carens no es una excepción. En dos minutos sabremos usar todo lo que el coche nos ofrece.
Me gusta la cantidad de espacio para dejar objetos en el KIA Carens. Entre los asientos delanteros – bajo el reposabrazos – hay un hueco de tamaño considerable, y bajo la consola central suficiente espacio para teléfono móvil, cartera y llaves. Tiene dos salidas de corriente de 12 voltios, sólo delante. La segunda fila de asientos está compuesta por tres asientos individuales. El central es ligeramente más estrecho que los laterales, y sólo en los laterales hay anclajes ISOFIX. El asiento central no dispone de este anclaje.
Los tres asientos tienen regulación longitudinal independiente, así como un ángulo regulable para el respaldo. Dos bandejas tipo avión se descuelgan de la parte trasera de los asientos delanteros. Un buen detalle es que el piso del KIA Carens es completamente plano, sin un túnel central que suele dificultar el acceso y egreso de las plazas. En la posición más retrasada de la segunda fila, el espacio disponible para las piernas es muy amplio. Impresiona la cantidad de espacio en un coche de apenas 4,5 metros de longitud.
Las dos plazas extras están diseñadas para salir del paso. Es necesario adelantar los asientos de la fila central para que haya hueco en la última fila, y acceder de hecho a la misma, previo abatimiento de un asiento de la segunda fila. Aunque no están mal de ancho, la banqueta es dura y va muy pegada al suelo: obliga a llevar las piernas muy encogidas. Son aptos para niños, preferiblemente en viajes cortos. Evidentemente, roban prácticamente todo el espacio del maletero cuando están desplegados, dejándolo en unos escasos 103 litros.
Curiosamente, los últimos dos pasajeros tienen dos generosos portavasos a ambos lados del coche. El espacio de carga disponible en el KIA Carens es muy correcto, si bien no es el mayor del segmento. Su versión de siete plazas tiene 492 litros de maletero. Pierde el fondo plano con respecto a los KIA Carens de cinco plazas, y unos 40 litros de maletero. Abatiendo las dos filas traseras, se forma una superficie de carga completamente plana, con 1.650 litros de volumen. La bandeja del maletero se guarda en un hueco creado al efecto.
Cuenta con una rueda de repuesto tipo galleta y la luz del maletero se desdobla como linterna, que podemos extraer para buscar algún objeto perdido o iluminar el garaje.
¿Son 115 CV suficientes para un siete plazas?
El KIA Carens tiene siete plazas, y completamente cargado, pesa mucho más que sus 1.581 kilos de los que parte. El motor 1.7 CRDi es un viejo conocido, un propulsor solícito y fiable, que desarrolla un par motor de 260 Nm entre las 1.250 y las 2.750 rpm. Sólo se asocia a una caja de cambios manual de seis relaciones. Es un motor rumoroso en frío, con un sonido un tanto «tractoril». A pesar de ello, una vez está caliente y estamos rodando, no resulta desagradable. Homologa un consumo medio de 4,5 l/100 km según el ciclo NEDC.
Rodar con el KIA Carens es muy natural. El tacto de la palanca de cambios es preciso, sin tener una actuación dura. La dirección está muy asistida, y aunque no nos transmite nada de la carretera, es muy cómoda de manejar en ciudad. Lo que no podemos exigir al Carens con este motor son grandes prestaciones: acelera hasta los 100 km/h en 13 segundos, y le cuesta ganar velocidad con rapidez. Tampoco ofrece recuperaciones excelentes. Si vas a hacer mucha carretera secundaria o quieres una buena aceleración, escoge el 1.7 CRDi de 141 CV.
Este propulsor de 115 CV es muy correcto, muy progresivo y solícito, en un ámbito extraurbano: rondas, circunvalaciones, autopista, siempre a velocidades moderadas, donde se desenvuelve con fluidez. No es un coche lento, pero no lo es rápido. Personalmente, echaba de menos unos 20 CV adicionales durante la prueba, no más. La parte positiva, es que sus consumos son moderados. En un ciclo mixto que ha combinado rondas, con tráfico del centro de Barcelona y varios atascos matinales, la media del ordenador de a bordo era de 6,8 l/100 km.
Del KIA Carens me ha gustado la confianza que transmite al conductor. Se siente seguro, cómodo, con aplomo. El tarado de la suspensión premia el confort de los ocupantes, antes que un paso por curva rápido. Si bien se defiende correctamente a un ritmo alto y presenta unas reacciones lógicas – con unas ayudas electrónicas muy prudentes – el KIA Carens está más cómodo en vías rápidas. Otro detalle que me parece digno de reseña es la buena visibilidad desde el interior del coche, una cualidad que se está perdiendo últimamente en la industria.
Entonces, ¿es mejor que un SUV?
Sí y no. Es tan amplio que un SUV de tamaño equivalente – el KIA Sportage es apenas 10 centímetros más largo – y tiene opción a versión de siete plazas, algo que muchos clientes sabrán apreciar. Es un coche cuyo acceso es tan sencillo como el de un SUV, si bien la altura de la boca de carga es más cómoda en el monovolumen. Es más aerodinámico, más barato a igualdad de motorización y gasta menos combustible. Pero sigue siendo mucho más discreto, menos llamativo. Y ese es su talón de Aquiles con respecto a un coche como el Sportage.
A pesar de ello, su relación calidad-precio es excelente. Con un acabado Drive, la versión probada se vende por menos de 20.000 euros: por 19.970 euros concretamente. Es un coche muy equipado: tiene climatizador, control de velocidad, manos libres Bluetooth o sensores de aparcamiento, además de llantas de 16 pulgadas. Todo lo necesario en un coche, sin gastar dinero innecesario en un navegador integrado o asientos de cuero. Es una pena que los SUV se estén comiendo con patatas el territorio de los monovolúmenes.
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