Subaru ya ha vendido más de 15 millones de coches con su sistema de tracción total, esa Symmetrical All-Wheel Drive que junto a las mecánicas bóxer constituyen la principal identidad de la marca, eso en lo que automáticamente pensamos cuando oímos hablar de Subaru. Para celebrar semejante hito hemos puesto rumbo a Noruega para conducir el grueso de la gama Subaru y exprimir a fondo este sistema de tracción total. Un Subaru WRX STI y un circuito en la nieve, pistas de offroad al volante del Subaru Forester, un Subaru XV dispuesto a sorprendernos en largos trayectos, el encanto estético (además de dinámico) del Subaru Levorg… ¡hora de poner rumbo a Noruega!
5 de la mañana. Hace sólo un par de horas estaba terminando de ver un capítulo de House of Cards y ahora estoy en plena Terminal 2, enfundado con una chaqueta con el logo de Subaru a un lado y mis iniciales a otro. Control de seguridad, un vistazo a la prensa en el quiosco y embarco rumbo a Amsterdam, desde donde pondremos rumbo a Oslo.
Un paisaje totalmente blanco desde la ventanilla del avión. Tomamos tierra. Es medio día. Comemos algo en un hotel anexionado al aeropuerto y nos dirigimos a un parking en el que nos esperan ya los que van a ser nuestros coches durante los próximos días. Por delante una intensa primera jornada de conducción, ¿el coche escogido? Un azulado Subaru XV.
Fijamos la ruta en el navegador y nos echamos a la carretera. Javier Alvarez, a quien seguro conocéis por su trabajo en Motorpasión, como compañero de roadtrip y un buen puñado de kilómetros por delante. Sí, me encanta viajar en coche, ver los paisajes, conocer un país desde la carretera y Subaru nos ha preparado un par de trayectos perfectos para ello.
Poco tráfico, mucha nieve (aunque con la carretera despejada y buena temperatura) y paisajes espectaculares. Paz, una buena banda sonora…
El Subaru XV es el modelo de acceso a la gama sí, pero también un gran compañero de viaje:
Hace ya un buen rato que hemos superado el centenar de kilómetros. Seguimos cautos con ese límite de velocidad de 80 km/h, aún nos restan unos cuantos kilómetros más antes de la primera parada fijada. A nuestro alrededor bosque, lagos congelados, pequeños pueblos, una estampa que se repetirá durante toda nuestra estancia en Noruega.
El Subaru XV nos ha demostrado una excelente calidad de rodadura. Sí, excelente. Es silencioso y el tránsito por autopistas y carreteras secundarias se salda con un gran confort. Nuestra unidad cuenta con la mecánica gasolina de 150 caballos y la caja de cambios automática Lineartronic, de tipo CVT, una transmisión que, aunque a pesar de que lleguemos a ella con reticencia, nos deja con un grato sabor de boca. Reacciona bien, no es brusca ni excesivamente sonora.
Primera parada. Un restaurante de carretera y un buen puñado de supercargadores de Tesla a las puertas de un Motel. Un alce gigante decorativo nos recibe. Primeras fotos rápidas y un tentempié igual de rápido. Un poco de carne, algún que otro gofre y volvemos a la carretera. Nos advierten de que por delante nos espera un interesante tramo más montañoso, con pintas donde la carretera si está totalmente cubierta por nieve y hielo.
La estampa de los supercargadores de Tesla entre tanto árbol y tanta nieve me resulta especialmente estética.
Suavidad de marcha, un tacto agradable de sus mandos, un bonito tono azulado para su exterior de nueva factura (Hyper Blue), una nueva pantalla multimedia sobre el salpicadero… el lavado de cara le ha sentado realmente bien al Subaru XV.
Una caseta de madera con una valla ejerce de pequeño peaje a la entrada de lo que parece ser una carretera secundaria, pagamos y ante nosotros se abre una nevada pista. Taludes a los lados, hielo en las zonas sombrías, la exigencia de un trabajo constante con la dirección, tacto con el acelerador, freno para encarar ciertas curvas moviendo la zaga y el encanto de blancos valles teñidos por pequeñas islas de árboles y alguna que otra casa dispersa.
Coincidimos en nuestra ruta con otros compañeros al volante del Subaru Levorg. Alguna que otra foto de las dos monturas y seguimos nuestro camino mientras el sol ya cae. El hotel nos recibe ya con las luces encendidas y un calor que nos agradecen nuestros mojados pies.
Un pequeño margen de unos minutos antes de la cena me permite abrir el portátil, conectarlo al WiFi del hotel y escribir un rápido párrafo en el que sólo me salen alabanzas para el Subaru XV.
Bien aislado, confortable, muy confortable. Los cambios del lavado de cara le han sentado realmente bien, el interior se muestra realmente más agradecido y bendita capacidad offroad, con una buena tracción, con una buena distancia al suelo. Me ha gustado… y mucho. Además su nuevo color, el Hyper Blu, me ha terminado de convencer para pintar mi moto en un tono similar, me encanta.
La cena se sentencia en un cálido teepee. Exhaustos, nos retiramos pronto. Mañana nos espera una intensa jornada.
Nieve, mucha nieve, derrapes, offroad y toda la gama Subaru, STI incluido:
Temprano emprendemos nuestra ruta al volante de un Subaru Levorg hasta un nevado aeródromo en el que vamos a pasar todo el día. A nuestra llegada el equipo de Subaru está colocando los primeros coches, nos encontramos de nuevo unos supercargadores Tesla (luego nos enteramos de que la marca ha hecho por aquí algunas pruebas), vemos los primeros STI y al fondo un repertorio de coches dignos de Mad Max que emplean en estas instalaciones para cursos de conducción.
Unas indicaciones breves sobre lo que nos aguarda, un té caliente y saltamos al interior de un Subaru Forester. Empezamos por un circuito offroad cargado de descensos, algún vadeo improvisado por el deshielo de la nieve… una buena gymkhana que de nuevo hace evidente el buen trabajar de la tracción total de Subaru y que, a mi juicio, deja de nuevo en muy buen lugar a un Subaru XV que nos ha acompañado, solventando sin problemas los obstáculos, dejando claro que no es un SUV urbanita más. O mejor dicho, que no es sólo un SUV urbanita más.
Subaru también ha preparado una ruta por los alredores del aeródromo. Más lagos congelados (de los que nos advierte el navegador), pequeñas carreteras entre los árboles… Un Outback ejerce en esta ocasión de compañero de cuatro ruedas y junto a nosotros, el propietario de las instalaciones con quien hablamos sobre la fauna local, sobre algunas curiosidades viales del país (sí utilizas ruedas con clavos tienes que pagar una cuota anual por el deterioro de las carreteras) o sobre lo poco que le queda ya a la temporada de nieve, algo que se palpa en la excelente temperatura que estamos disfrutando y que se hace patente en el deshielo de algunos carámbanos que nos encontramos en la carretera.
Buenos acabados y ajustes, de nuevo una grata sensación de confort a bordo…
Una barbacoa sobre la nieve nos espera. Hamburguesas, perritos y una breve pausa. A unos metros de nosotros un técnico de Subaru revisa un Subaru STI entre neumáticos de clavos, restos de nieve y algún que otro golpecito para ajustar el paragolpes. Empieza el plato fuerte y no, no hablamos del par de hamburguesas que acabamos de sentenciar.
La pista del aeródromo se ha convertido en un circuito. Los compañeros que han estado rodando antes de la comida nos advierten de que la nieve poco a poco se ha ido derritiendo y ha salido algún que otro socavón, pero un tractor se está encargado de repartir un poco más de nieve y crear una pista sobre la que deslizar las próximas horas.
Las “víctimas” en esta ocasión son el Subaru Levorg y el Subaru WRX STI.
Empezamos con un Levorg que no nos deja desconectar por completo el ESP pero que jugando con las transferencias de pesos nos permite enlazar cada curva de lado. Me encanta el diseño de este familiar.
A pesar del buen trabajo de la tracción total de la marca nos quedamos en más de una ocasión atascados al perder el control en algún derrape. Por suerte la organización cuenta con un Subaru Forester que se encarga de rescatarnos rápidamente.
Gas, un toque de freno, golpe de volante y a pelear con la dirección y el acelerador para mantener el coche de lado el mayor tiempo posible… no pinta nada mal el plan para esta tarde.
Cambio de coche. Alguna foto rápida y pasamos al Subaru WRX STI. Bendito WRX STI.
Llevaba sin verme las caras con el STI, sin conducirlo, desde aquel encuentro con el SEAT León Cupra (“A los pies del Ebro: Subaru WRX STI y SEAT León Cupra”) un encuentro en el que el Subaru WRX STI ya me dejó claro que es todo un dinosaurio, un dinosaurio en el mejor sentido claro, con mandos duros, con una dirección con peso, una caja de cambios con transiciones entre marchas duras, una suspensión firme, ese alerón coronando su zaga… me encanta.
Poco a poco la pista se va derritiendo. Nosotros nos vamos cambiando cada pocas vueltas de coche, entre el Lervorg y el WRX STI. De vez en cuando hay que parar a colocar algún paragolpes y cada vez más la pista se torna más delicada, no por las exigencias de la nieve, sino precisamente por su carencia.
El trazado, casi ya derretido, nos exige asaltar las curvas desde trazadas diferentes para no caer en marcados baches que se encargan de llevar al límite a la suspensión y poco a poco la actividad en pista va cesando.
Antes de volver al hotel y dar buena cuenta de nuestra última cena en Noruega se nos presenta la oportunidad de montar en moto de nieve y claro, siendo los presentes unos quemados no podíamos decir que no.
Reconozco que es uno de los “cacharros” más inestables que he probado… pero ¿divertido? Sin duda. Si viviera en un país así no faltaría en mi garaje.
Una gama de lo más convincente, con buenas capacidades offroad, con la bondad de su tracción total, con una excelente relación calidad/precio/equipamiento y claro, con un Subaru WRX STI que representa a la perfección el encanto de la «vieja escuela»
Sí, conocía la gama de Subaru de anteriores ocasiones, de anteriores pruebas y presentaciones, pero este viaje, que termina, me ha servido para tener una renovada visión general, para tenerla aún más presente a la hora de ofrecer alternativas, para exigirle todo lo exigible a su tracción total, deleitarme con el diseño del Subaru Levorg (hay si hubiera una versión sTI…), conocer los cambios del Subaru XV 2016 y claro, disfrutar, disfrutar mucho y aprender a conducir mejor sobre nieve.
Por delante nos esperan unos cuantos kilómetros más hasta el aeropuerto de Oslo, un nuevo viaje de unos 140 kilómetros al volante del Subaru Levorg, de charlas en el coche, paisajes espectaculares (en los que echamos de menos encontrarnos con algún alce) y una tenue neblina que nos acompaña durante los primeros compases del viaje y que nos deja con unas vistas espectaculares de las maltratadas carreteras noruegas.
Embarcamos. Ponemos rumbo a Madrid con escala en Ámsterdam. Es la hora de sacar el portátil y empezar a escribir la experiencia entre cabezada y cabezada…