Hace poco más de una semana, quedé con Guille García Alfonsín – Product Manager de Abarth en España – cerca de Llanes. Aprovechando el 40 aniversario del Rallye de Llanes, se trajo un Abarth 124 Spider de preproducción. El objetivo era acercarlo a su público objetivo, así como ofrecer breves pruebas de conducción. Ya que vivo en Asturias, pensó que era una buena idea dejármelo durante un par de horas y hablar sobre la marca. Podrías pensar que mezclar sushi con spaguetti es un sacrilegio. Yo discrepo.
El mero hecho de estar sentado en un descapotable italiano de propulsión con un escorpión en el capó ya es de por sí muy peculiar. El Abarth 124 Spider es el primo «racing» del Fiat 124 Spider. Ambos coches comparten chasis con la cuarta generación del Mazda MX-5, del que también han heredado parte del habitáculo, el sistema de infoentretenimiento… y muy poco más. Los 124 Spider son mucho más que un Mazda MX-5 con un traje diferente, un prejuicio con el que mucho me temo tendrán que convivir durante su vida comercial.
Son realmente coches de carácter muy diferente, desarrollados en paralelo al Mazda MX-5. Sin ir más lejos, los subchasis de los 124 Spider son de desarrollo 100% Fiat, así como la geometría de suspensiones. Poseen una puesta a punto única, bastante diferente a la del Mazda MX-5 – y corroborado tras haber probado un ND recién salido del horno. Por supuesto, abandonan la senda atmosférica de los de Hiroshima, reemplazando los Skyactiv por motores 1.4 Multiair turbo, con hasta 170 CV en el caso de este Abarth descapotable.
Abarth 124 Spider, en vivo y en directo
Llego al apartahotel donde me he citado con Guille y le llamo. «Ahora mismo termino de recoger y saco el coche». A los tres minutos se escucha un estruendo, que algunos podrían identificar como un coche de rallye recién arrancado. No les culpo, pero se equivocan. El Abarth 124 Spider se ha despertado y sale de un pequeño garaje, con vapor de agua emanando de sus cuatro colas de escape. Sí, el escape Récord Monza que tanto nos ha gustado en los Abarth 595 Competizione también va montado en el Abarth 124 Spider.
No es discreto, y a partir de las 3.500 rpm se desatan las trompetas del infierno, rugiendo a pleno pulmón. Este escape soldado artesanalmente es uno de los grandes atractivos del Abarth, diferenciándolo claramente de la refinada melodía de los atmosféricos de Mazda – totalmente respetable, por otra parte. Hace un día nublado y plomizo, pero el roadster rojo contrasta con fuerza contra el gris del cielo y el verde del paisaje. Tanto capó como portón del maletero han sido vinilados en un atractivo negro mate.
Es un coche que gana en directo. Las fotos no le hacen demasiada justicia, pero en directo logra convencer – y os lo dice alguien al que el coche dejó algo frío en sus fotos de prensa. Me gustan las protuberancias del capó, una reminiscencia del Fiat 124 Spider, dejando hueco para su doble árbol de levas. Las llantas de color negro son por el momento las únicas que Abarth ofrece, y en su interior siempre habitarán unos considerables discos de freno firmados por Brembo – de 280 mm de diámetro – abrazados por pinzas rígidas de 4 pistones.
Me gusta la zaga del Abarth 124 Spider, tiene personalidad, y esos cuatro tubos de escape son ciertamente exóticos. Bajo el metal, un diferencial autoblocante mecánico se encarga de minimizar las pérdidas de potencia y aumentar el paso por curva. Abro el minúsculo maletero – 140 litros, 10 más que el Mazda – y dejo mi equipo fotográfico. Me subo al asiento del conductor y mi vista se posa sobre la consola central. Me quedo horrorizado: este Abarth 124 Spider lleva un cambio de marchas automático. ¿Pero qué demonios?
Guille me explica que es un prototipo de preproducción – por ello lleva matrículas provisionales italianas – y que no pudo elegir la caja de cambios. Cuando me explica que este prototipo será destruido en unos meses no puedo evitar sentir lástima por el pobre coche. Sea como fuere, me acomodo, y ante mi tengo un puesto de conducción casi perfecto. La herencia de Mazda es muy clara, aunque Abarth aporta un cuentavueltas teñido en rojo, detalles rojos en el forro del volante y un tapizado en piel vuelta para el salpicadero.
El motor despierta rápidamente y nos ponemos en marcha, mientras pienso que es el primer Abarth en décadas en tener un motor delantero longitudinal. Estamos haciendo historia. El cambio automático es de origen Mazda, y se porta razonablemente bien, pero un coche así pide un cambio manual a gritos. El manual procede de un Mazda MX-5 NC, y está diseñado para soportar más par motor que el manual del nuevo MX-5 ND. Además de 170 CV a 5.000 rpm, el 1.4 Multiair turbo desarrolla unos respetables 250 Nm de par máximo a 2.500 rpm.
«Este motor podría haber tenido más patada», me dice Guille. Pero Abarth quiso darle al motor un carácter más progresivo, más natural. Un carácter más predecible, menos explosivo: no es lo mismo controlar una explosión de par y potencia en un compacto de tracción delantera, que en un roadster de propulsión y sólo 1.135 kilos de peso. Es un motor que hay que revolucionar para sacarle todo su jugo. En un par de adelantamientos en el régimen adecuado puedo certificar su contudencia, su buen hacer.
Me dirijo a la subida al Fitu, desde la costa. Una de mis carreteras de curvas favoritas de toda Asturias. El tramo en autopista sucede sin sobresaltos, con un rumor constante del viento en la capota. El aislamiento del acústico del Abarth 124 Spider es tan mejorable como el del nuevo Mazda MX-5. Pienso que poco le importa al comprador potencial de este tipo de vehículo, y cuando empiezo a escuchar el escape retumbar en las paredes rocosas de la carretera de curvas, confirmo mis suspicacias. Qué más da el aislamiento.
A causa de las autorizaciones necesarias, y el hecho de tratarse de un coche de preproducción, Guille me pide que no vaya muy fuerte con el coche. Con todo, puedo certificar el buen trabajo de Abarth en la puesta a punto de la suspensión. Sin ser seca como una tabla, permite un paso por curva sensacional: el coche se siente más controlable que el Mazda MX-5. Incluso sobre firme muy mojado y traicionero, el Abarth avisa de las pérdidas de tracción, ligeramente permitidas con el modo Sport activado.
No hemos podido poner a prueba el equipo de frenado o exprimir el bastidor a fondo, esto lo reservaremos para su futura presentación a la prensa, y posterior prueba a fondo en Diariomotor. Con un precio de partida de 40.000 euros no es un coche barato, pero es un verdadero deportivo, entre cuyos rivales más duros están… los Porsche de segunda mano. Abarth confía en que su propuesta tenga el suficiente valor para convencer a los aficionados al automóvil más quemados, a los que esperan conquistar por el corazón.
Porque de momento nadie compra un deportivo desde un punto de vista sensato o racional – gracias a dios. Nuestras sensaciones tras esta breve toma de contacto son buenas. Nos queda claro que Abarth ha creado una máquina especial, un coche que tenemos ganas de probar adecuadamente. Si siempre has pensado que mezclar sushi con spaguetti es una buena idea, te aconsejo que te lo replantees.
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