Estoy a la espera de que llegue a mi ubicación el descapotable de cuatro plazas más rápido del mundo. Como podéis imaginar, la espera es un cóctel de nervios y respeto ante una máquina cuya mejor carta de presentación, no es otra que volar a ras del suelo con el cielo como único techo mientras sobrepasas los 320 Km/h. La “mala fortuna” hizo que este primer día de contacto se produjera bajo un cielo muy ennegrecido con fuertes lluvias que echaban por tierra todos mis planes. Pero no nos engañemos, este coche quería hacer acto de presencia como marcan los cánones de sus raíces inglesas, y es que ante la idea de ponerse a los mandos del Bentley Continental GT Speed Convertible, es bastante difícil encontrar motivos que te impidan exprimir sus 625 CV. ¿Es la lluvia un problema? Yo diría que es más bien un regalo.
En el fondo, y como bien indica su denominación Speed, todo es cuestión de velocidad. Quien vea en la lluvia una excusa para dejar aparcado este descapotable de altas prestaciones es que no ha ido lo suficientemente rápido. Sí, pese a que el cielo me regalaba una cortina de agua que parecía que darían al traste con todos mis planes, quise hacer honor a la esencia de este cabrio y poner rumbo a la carretera con la capota de lona a resguardo. Puede que muchos piensen que con semejante locura acabé empapado, pero no, la velocidad ha esculpido a este descapotable desde su parrilla frontal hasta su doble salida de escape, consiguiendo que un servidor disfrute como un verdadero enano mientras cada uno de esos 625 CV me catapultan hasta velocidades de infarto sin que una sola gota de agua se atreva a acariciar este lujoso habitáculo.
No hace mucho tiempo atrás, tras probar toda la gama Bentley en nuestra prueba de el Club de los 2.240 CV, tuve que rendirme ante la planta del Bentley Continental GT Convertible. Esta carrocería es quizás la más bella de las que comercializa Bentley a día de hoy. Estamos ante un genuino gran turismo que no esconde sus proporciones, y mucho menos sus señas en tanto al lujo y la deportividad. Los cabrios tienen cierta magia que te hacen amarlos u odiarlos, pero este Bentley Continental GT Speed Convertible es la mejor materialización de la idea de descapotable clásico, donde la capota es solo un recurso para cuando el mal tiempo te impida disfrutar de verdad, o cuando tu acompañante con ceño fruncido te implore cerrar la capota para no arruinar su reciente sesión de peluquería.
Pero seamos sinceros, el Bentley Continental GT Speed Convertible debería ser un roadster puro, sin opción a capota y, si nos ponemos realmente serios, con un parabrisas recortado que te obligue a enfundarte casco o por lo menos gafas… ¡Tomad nota chicos de Bentley! La denominación Speed no hace solo referencia a las prestaciones del propulsor más potente jamás fabricado por Bentley, sino que hace mención a uno de los pilares en los que Walter Owen Bentley se basó para dar vida a una marca capaz de conciliar deportividad y lujo a partes iguales. Hablamos de victorias en las 24 Horas de Le Mans, hablamos de leyendas en la pista de Brooklands a manos de los Bentley Boys, pero sobre todo hablamos de un planteamiento único que ha llegado hasta nuestros días sin no pocos contratiempos, pero que ahora vive su mejor época, una verdadera edad de oro.
Hablando de oro, he de admitir que mi primer pensamiento cuando vi a este Bentley Continental GT Speed Convertible aparecer pintado en ese peculiar color Continental Yellow fue el de que esta combinación no era la más adecuada. Con la salida de los primeros rayos del Sol para secar la voluptuosa carrocería exterior, me vi obligado a meditar sobre mi primera impresión. Me vi obligado a admitir que, bajo ese aspecto extravagante, seguía existiendo clase y distinción, cualidades acentuadas además con unas llantas de 21 pulgadas inmejorables y un interior tapizado en piel negra y con costuras en el mismo amarillo que luce el exterior. Observado al detalle, este Bentley hace honor a su denominación Speed arriesgando más allá de lo que cualquiera cabría esperar, pero demostrando como ningún otro que la visión de la deportividad que ofrece Bentley es única e inigualable. Sí, he de admitirlo, acabé enamorado de este color amarillo.
Bajo la carrocería del Bentley Continental GT Speed Convertible se esconde un planteamiento técnico de altas miras. El motor 6.0 W12 Twin-Turbo desarrollado por el Grupo Volkswagen, y fabricado en la planta de Bentley en Crewe, alcanza una potencia de 625 CV y un par motor de 820 Nm. Para controlar a semejante caballería, Bentley recurre a un cambio automático por convertidor de par de 8 relaciones, tracción total permanente sobre las cuatro ruedas con prioridad sobre el eje posterior y un equipo de frenos carbocerámicos que con su tamaño son capaces de ridiculizar cualquier turismo deportivo que comparta aparcamiento con nosotros.
En marcha, al Bentley Continental GT Speed Convertible es difícil encontrarle inconvenientes, ni siquiera su elevado precio que coquetea con los 300.000 €. Su aplomo y capacidad de tracción lo convierten en un coche noble y de reacciones rápidas gracias al buen trabajo de la suspensión pilotada. La agilidad no es su fuerte, ni mucho menos lo pretende, sin embargo negocia con gran soltura las curvas de baja y media velocidad a través de una electrónica y dirección asistida que leen el asfalto a la perfección para mantener a raya las leyes de la física que juegan en nuestra contra.
Gracias a este despliegue el Bentley Continental GT Speed Convertible es capaz de alcanzar los 327 Km/h de velocidad máxima y cubrir los 100 Km/h desde parado en un tiempo de 4,4 segundos. Ya os advertí que era muy rápido. Pero también hay que recordar que el lujo y la calidad de sus acabados tienen un precio, y no solo hablo en términos económicos, haciendo que este deportivo sobrepase con holgura los 2.500 kilogramos; con todo lo que ello implica a la hora de gestionar masas cuando se trata de ir rápido. No todo iba a ser perfecto.
Pese a sus pretensiones como deportivo y su hoja de especificaciones, el Bentley Continental GT Speed Convertible no pretende ganar una batalla frente a Ferrari o Lamborghini, sus prestaciones, aunque sobradamente capaces de quitar el aliento, están ahí como muestra de poderío y personalidad. No podemos negar que este descapotable de altos vuelos se disfruta viajando muy, muy, muy rápido… pero si hablamos de placer de conducción, este Bentley se disfruta exhibiéndolo a baja velocidad por Rodeo Drive, el puerto deportivo de más solera del lugar o el paseo de la fama rumbo al club de moda. Ésa es su hábitat natural.
Desde el minuto uno he comprendido que este coche no solo invita a conducirlo rápido, sino que es un arma de seducción para propios y extraños con su planta y su exquisito gorgoteo proveniente de las enormes salidas de escape cobijadas en su paragolpes posterior. Si quieres pasar desapercibido éste no es tu coche, pero si quieres hacer el viaje de tu vida descubriendo países mientras bordeas sus costas dejando un recuerdo imborrable, se me ocurren pocas opciones mejores que hacerlo a los mandos del GT Speed Convertible.