¿Qué le pedirías a tu coupé deportivo ideal? ¿Y si fuera BMW?
Tracción trasera, faltaría más; seis cañones, seis cilindros, que como veremos a continuación son fundamentales y decisivos y no solo por el mero hecho de que seamos unos nostálgicos. También pediremos mucha potencia que, aunque se sobrentiende la tendrá, nunca está de más si tenemos en cuenta el peso que supone el equipamiento y los refuerzos que nos harán nuestra vida más sencilla y segura. Con 326 CV, este BMW M235i Coupé no va precisamente corto. Querremos una buena distribución de pesos, una conducción que enganche y nos sobrecoja y dimensiones contenidas.
Para más inri, tenemos una inmensa M delante de su nombre, en la tapa del maletero, inscrita en sus llantas, en unas preciosas pinzas de freno azules, en las aletas delanteras, en el volante, en el cuadro de mandos y en el alféizar de las puertas. Blanco y en botella.
¿Acaso debería preocuparse el BMW M4 Coupé de tener un hermano pequeño mucho más económico? Pensémoslo seriamente. Por el precio de un M4 Coupé bien podríamos adquirir dos coches nuevos con los que completar nuestro garaje, un M235i y un Serie 1 de cinco puertas o un Serie 3, bien equipados para el día a día. O incluso, ajustando un poco el presupuesto, un M235i y un Z4 para pasear descapotados los fines de semana. Eso da que pensar…
La esencia del coupé deportivo de BMW
Como podrás imaginarte, el equipo de Diariomotor esperaba con impaciencia y entusiasmo ponerse a los mandos de uno de los coupés más divertidos e interesantes que podemos encontrarnos hoy día en el catálogo de BMW. Si bien es cierto, este BMW M235i está lejos del halo – y los precios – de todo un BMW M4, alardea del espíritu y el concepto de coupé que muchos persiguen en el mercado de ocasión, el de los E30 y E36 más picantes y algún que otro E46 Compact. Seguro que dentro de diez años seguiremos, como ahora, escudriñando el mercado de ocasión en busca de chollos y que para entonces este coche seguirá siendo uno de los más deseados por los amantes de esos deportivos que no por sus prestaciones dejan de ser bastante racionales.
Basta accionar el contacto para que la adrenalina comience a brotar y empieces a pensar seriamente en lo que tienes entre manos. Nos recibe un rugido grave, el del bajista de esa banda que empieza a palmear las cuerdas del instrumento con el dedo gordo de la mano derecha, antes de que el batería comience a marcar el ritmo a golpe de doble bombo y aparezca la gran estrella, el guitarra, para acompañarnos hasta las 7.000 rpm, levantando al público con un riff eterno de esos que no te cansas de escuchar.
El del BMW M235i es el sonido de una buena banda de Rock&Roll. Los rugidos sobrecogen y se filtran lo suficiente al habitáculo, que para utilizar ventanillas sin marco no está del todo mal aislado, aprovechando cualquier resquicio que encuentren a su paso. No es un sonido macarra, ni excesivamente potente. De hecho, no hubiéramos echado de menos una dosis mayor de decibelios. Pero el crujido y el sonido seco que despide el escape es más que suficiente para invitarnos a jugar con sus levas, saltando marcha arriba, marcha abajo, aunque la situación no lo exija.
BMW ha sabido imprimir un buen sonido a sus sistemas de escape en toda la gama, para lo cual no necesariamente tendremos que acudir a un seis cilindros.
No os podréis creer que mis primeros cien kilómetros transcurrieran entre atascos y unos tramos de autopista a ritmo tranquilo. Por eso mismo, en cuanto tuve la oportunidad y llegué a la primera vía de incorporación, me permití el lujo de aproximarme muy despacio para, seguidamente, hundir el pie derecho en el pedal del acelerador, forzar el kickdown hasta segunda y contemplar con agrado el endiablado ritmo que alcanza la aguja del cuentarrevoluciones y la inmediatez con que engrana marchas este coche.
Podríamos estar lamentándonos de que la unidad que nos hayan prestado no cuente con un delicioso cambio manual, con ese tacto que BMW imprime al cambio cuando se trata de un coche tan especial como este. Pero por contra, no podríamos sentirnos más cómodos accionando una levas muy ergonómicas, que giran solidarias a un volante de diseño minimalista y sencillo, con el mínimo de botones exigibles y sin la estampa recargada que ofrecen muchos volantes multifunción hoy en día.
Cambio automático y sin doble embrague – ni falta que hace
La grandeza de este cambio, y la razón por la cual siempre quedo muy satisfecho cuando me pongo a los mandos de un BMW automático, es que sin necesidad de recurrir a un cambio de doble embrague, la caja de ocho velocidades que emplea el M235i es tan efectiva y rápida que se asemeja mucho a la inmediatez en la transición de marchas que pueda ofrecer un DSG, un PDK o un 7G-DCT de Mercedes-Benz.
Pero, además de eso, este cambio es mucho más intuitivo a la hora de exprimirlo de verdad, más próximo a la idea del cambio secuencial de competición y por ende ideal para cualquier deportivo que se precie de serlo.
Ocho velocidades te pueden parecer muchas, pero no lo son. Piensa en la octava como desahogo en autopista, para moverte con sigilo en torno a las 2.000 rpm y no consumir litros y litros de combustible. Aunque, incluso por esas, piensa en consumos en carretera y promedio sobre los 8 litros. Sus consumos son muy superiores a los de cualquier compacto deportivo, aunque no tan elevados como los de ciertos coupés. En este punto me viene a la mente el Nissan 370Z NISMO que probamos hace unos meses.
Creyendo en la necesidad de un seis en línea
Pero el mayor aporte de personalidad que puede hacer este BMW M235i a su categoría, suficiente como para que decidas o desestimes su compra, proviene de un motor de seis cilindros en línea y tres litros de desplazamiento – exactamente 2.979 centímetros cúbicos – que esencialmente es el mismo que utilizarán los nuevos BMW M3 y M4. Como sus hermanos mayores, el M235i estará sobrealimentado gracias a lo que BMW denomina M Performance TwinPower Turbo, un turbo de tipo twin-scroll, de doble entrada, y las tecnologías que BMW acostumbra a emplear en lo ancho y largo de su gama, regulación variable de válvulas VALVETRONIC y de los árboles de levas, doble VANOS.
Y aunque sea difícil de creer en estos tiempos que corren, pese a la sobrealimentación, el BMW M235i se muestra extraordinariamente progresivo, incluso perezoso en un rango de revoluciones bajo, en el que algunos de sus rivales de cuatro cilindros – véase un Audi S3 – ya estarían enloqueciéndonos. Nuestro compañero Daniel Seijo, que aún está buscando un coche en esta categoría y en torno a los 300 CV que le haga vibrar tanto sobre el asiento como el último S3, reconoció que en ese sentido le había decepcionado.
Y es que este BMW ha sido respetuoso con una de las máximas favoritas de muchos quemadillos, entre los que me incluyo, ese placer de gozar de una entrega de potencia lineal, pero ininterrumpida, y subir muy alto de vueltas, sobre las 7.000 rpm en el caso que nos ocupa. Que el coche sea apacible en rango bajo y medio, pero te exija apurar cada marcha cuando pretendes extraer el máximo rendimiento del motor.
Sobrealimentado, pero extraordinariamente lineal
La acción del turbo no pasa desapercibida pero en el fondo, por decirlo de alguna forma, este motor tiene un tacto muy atmosférico. Eso no significa que las prestaciones vayan a ser decepcionantes, pero sí que no lo podremos conducir como la berlina diésel que tenemos en el garaje para salir de viaje. Este BMW M235i necesita 5 segundos, 4.8 segundos en el caso del automático, para acelerar de 0 a 100 km/h.
Hablamos de cifras similares a las ofrecidas por un Audi S3, que cuenta con tracción total, pero también empata técnicamente sobre la báscula. Ambos rondan los 1.500 kilogramos y ambos están limitados, electrónicamente, a 250 km/h. En este punto tampoco podemos olvidarnos de que Mercedes-Benz tiene desde hace poco una bestia de cuatro cilindros, cinco puertas y tracción a las cuatro ruedas, que con sus 360 CV rebajaría un par de décimas el registro que logran el S3 y el M235i con sus correspondientes cambios automáticos.
La guerra está servida.
Pero el enemigo de BMW está en casa. Durante tantos años los Serie 3, asociados habitualmente a motores de seis cilindros, han sido los favoritos del que busca un buen coupé deportivo, con carácter. Y durante estos años ese modelo no ha dejado de crecer, hasta alcanzar los 4,63 metros del nuevo BMW Serie 4 Coupé, sublime en cuanto a espacio y confort, pero ni mucho menos tan ágil y rebelde como este Serie 2, suficientemente picante como para pensar muy seriamente si de verdad necesitas ese extra de espacio y confort que asegura un Serie 4.
A día de hoy, para llevarte un coupé BMW de seis cilindros, como mínimo tendrás que optar a un M235i o un 435i. Hasta la llegada en verano del 228i de 245 CV, el escalón inferior en esta Serie 2 lo ocupa un 220i de 184 CV. Tras haber probado el 428i Coupé sí podría adelantaros que existe un cambio sustancial en el comportamiento de aquellos motores de cuatro cilindros y 2 litros, que extraen toda su potencia otorgando todo el protagonismo al turbo, con respecto al seis cilindros de la prueba que nos ocupa.
Por lo tanto, no solo hablamos de nostalgia. La suavidad, la progresividad y la precisión de este seis en línea debería ser más que suficiente como para justificar la inversión, al menos para aquel conductor que vaya a valorar la diferencia que supone.
Aunque hayamos dejado lo mejor para el final, si hay dos cosas que me gustaría valorar de este BMW M235i, esas serían la confianza, seguridad y control que aporta a su conductor y su elevado agarre si optamos por un buen neumático deportivo, en este caso el Michelin Pilot Super Sport que equipaba nuestra unidad de pruebas.
BMW ha conseguido un tarado de chasis muy efectivo, sin apenas balanceo, propiciado sobre todo por una carrocería muy dinámica, de tipo coupé, y un buen reparto de pesos. Al entrar un poco pasado en una curva notarás que tiene una ligera tendencia a salirse por la tangente, que sin llegar a incomodarte te mantendrá alerta para efectuar las pertinentes correcciones con el pie derecho firme sobre el acelerador.
Teniendo entre manos un coche como este y según vas notando esa simbiosis entre el hombre y la máquina, tan fácil de alcanzar cuando te encuentras con una dirección – que si bien es cierto podría ser más comunicativa – es todo lo directa y precisa que podríamos pedir, te vas permitiendo el lujo de desconectar controles, frenar cada vez más tarde y acelerar antes al afrontar el vértice de la curva.
Y es entonces cuando te encuentras con la importancia de un buen neumático. El BMW M235i calza gomas de 225/40 delante y 245/35 detrás, con llantas de 18”. Nuestra unidad de pruebas equipaba un neumático Michelin Pilot Super Sport que, por decirlo de alguna forma, sería el último peldaño de la marca en altas prestaciones antes de equipar un Pilot Sport Cup, que ya es un semi-slick concebido para una utilización habitual en circuito.
Incluso desconectando todos los controles, la extraordinaria adherencia que ofrecen estos neumáticos y la acción del diferencial autoblocante de deslizamiento limitado, hacen que las cruzadas lleguen a tiempo y por qué así lo hemos deseado, nunca sin avisar, y que mantenerlas sea más sencillo si sabemos lo que estamos haciendo.
Desgraciadamente, sí, desgraciadamente, la meteorología nos respetó durante esta prueba y no pudimos probarlo sobre mojado.
Del BMW M235i al futuro M2
¿Es un verdadero M? No lo creo. Más allá de prestaciones, deportividad y agilidad, me gustaría destacar la sensación de seguridad y control que ofrece, por encima incluso de algunos de sus rivales que gozan de tracción total. Evidentemente le falta esa chispa, ese toque de locura que debemos exigir a un verdadero M.
De un vistazo exterior ya ves que goza de unas defensas muy llamativas y agresivas, unas llantas de 18” con radios en forma de pétalos que nos dejan ver sus enormes discos de freno y sus relucientes pinzas azules, un spoiler muy coqueto en la tapa del maletero y un buen difusor con dos salidas de escape, una a cada lado y esa armonía que ofrece la carrocería de dimensiones tan compactas del BMW Serie 2. No nos olvidemos tampoco de que la Serie 2 ahora es algo más que un Serie 1 transformado en coupé. BMW se guardó un as en la manga logrando que ciertos detalles de este coupé lo diferenciasen convenientemente de sus hermanos de tres y cinco puertas, los más destacados en el frontal, en sus faros y en sus riñones.
Pero aún hay más. El BMW M235i Coupé no es un verdadero M porque el póker de ases lo completará, intuimos que muy pronto, un esperado M2 que esperamos sea incluso más bestia, potente y radical. Por lo visto por ahí, en fotografías espía que nos han ido llegando durante los últimos días, gozará de vías ensanchadas y un aspecto casi tan llamativo y exótico como el que se aprecia en ese deportivo virtual que ya pueden disfrutar en sus videoconsolas los jugadores de Gran Turismo 6, el BMW Vision Gran Turismo.
Así sea.
Fotografía: Mario Herraiz y David Villarreal