Cuando alguien ve un cavallino rampante tiene que saber que es un Ferrari, y no solo porque sea deportivo, y rojo. Un Ferrari tiene que ser la referencia en rendimiento de su categoría, el más rápido, el más feroz, el más divertido. Ahora bien, imaginemos por un momento que ese Ferrari tiene que ser agresivo, pero no demasiado ostentoso. Imaginemos también que tiene que ser cómodo, versátil y práctico. Imaginemos también que además de ser bruto, y juguetón, tiene que resultar muy seguro hasta en las peores condiciones, como el aguacero que nos cayó durante nuestra prueba. El Ferrari Portofino ha sido desarrollado para cumplir con todas estas premisas, que a priori pueden parecernos antagónicas en un coche deportivo. Con lo cual, estaréis conmigo en que muy probablemente el Ferrari Portofino sea el proyecto más complejo que podamos imaginarnos, incluso para un fabricante con tanta experiencia desarrollando deportivos como Ferrari.
El Ferrari Portofino quiere ser el coche de Ferrari para todo
Insistimos en que el Ferrari Portofino no es un Ferrari cualquiera. No es el superdeportivo biplaza y de motor central-posterior que todos tenemos en nuestra cabeza cuando pensamos en un Ferrari, ni un hiperdeportivo. Tampoco es una berlinetta. Estamos ante un deportivo con espíritu de gran turismo, descapotable cuando abrimos su capota rígida, y coupé cuando esta permanece cerrada. Toma nota. Un 70% de los clientes del Ferrari Portofino jamás han tenido un Ferrari.
El Ferrari Portofino también quiere ser algo más que el Ferrari más asequible. Y es por eso que, aún siendo la evolución natural del Ferrari California, y el Ferrari California T, nos encontramos con un deportivo que además de emplear un V8 turboalimentado y alcanzar los 600 CV de potencia – el California original entregaba 460 CV – adquiere muchas tecnologías de los deportivos más radicales de Maranello.
Un coche para el día a día
Ferrari sabe lo que quieren sus clientes en un coche, y sus clientes buscan en un Portofino un deportivo para el día a día. Por la experiencia de sus predecesores, el Ferrari Portofino será el deportivo del cavallino rampante más utilizado para el día a día, aunque también en viajes, y durante el fin de semana. Ferrari también nos cuenta que las plazas traseras del Portofino no serán de atrezo, ni el espacio en el que soltaremos la chaqueta y la mochila. Un 30% de sus clientes utilizará frecuentemente las plazas traseras, sobre todo para llevar a sus hijos pequeños.
Como veréis, poco a poco hemos ido definiendo muy bien cómo ha de ser el Ferrari Portofino, analizando los requisitos de su clientela. Tal vez por eso Ferrari se encontrara con otros retos, como el de crear un deportivo lo suficientemente agresivo para llevar un cavallino rampante, pero no demasiado exagerado. Ferrari decía que buscaban un deportivo “socialmente aceptable”. Y con perdón, yo diré que buscaban un diseño con una imagen más alejada del coche del que verías bajando a un futbolista y más próxima al coche del que podrías imaginarte que bajaría una familia joven con dos hijos pequeños.
Para bordarlo, el Ferrari Portofino aún tiene un detalle más y, aunque no lo hayamos destacado demasiado, probablemente sea el más significativo de este deportivo. Estamos ante un descapotable con uno de los techos rígidos escamoteables más sofisticados del mercado. Un deportivo que con el techo cerrado tiene la imagen de un elegante coupé y en unos segundos puede abrirlo para disfrutar a cielo abierto.
El habitáculo del Ferrari Portofino no podría resultarnos más cómodo y acogedor. Ferrari ha diseñado unos asientos delanteros más finos, lo que redunda en más espacio para los pasajeros, un 20% más ligeros, y extremadamente cómodos gracias a sus ajustes eléctricos en 18 vías. Estos asientos se basan en una estructura de magnesio y son una novedad del Ferrari Portofino que acabará llegando al resto de la gama.
Nos encontramos con un puesto de conducción muy enfocado al conductor y ergonómico, con un volante muy deportivo, en el que verás un Manettino con posición Sport, unas levas enormes y muy accesibles, y en el que solo podrían desentonar los indicadores de dirección, que Ferrari lleva a unos pulsadores para evitar satélites tras el volante que interfieran con sus levas.
En el salpicadero no podía faltar un sistema de navegación y entretenimiento con pantalla táctil de 10,25″, porque eso también es importante en un Ferrari. Tampoco las salidas de aire de un sistema de climatización mejorado, más silencioso, y más rápido para climatizar el habitáculo, con dos lógicas de funcionamiento que se ajustan al estado del techo, abierto, o cerrado. Recuerda, esto es un descapotable.
El Ferrari Portofino también recibe detalles como la pantalla para el pasajero, o mejor dicho, copiloto. En el puesto del acompañante nos encontramos con una pantalla de 8,8″, de alta resolución, en la que podemos ajustar la información que veremos como acompañante. En esta pantalla, que ya estaba presente en otros deportivos de Ferrari, el copiloto puede ser partícipe de la conducción más deportiva con una segunda instrumentación digital, con velocímetro, cuentarrevoluciones y hasta indicador de fuerzas G. O puede asistir al conductor, como acompañante, seleccionando la ruta del navegador, o la música que suena en el equipo de sonido.
Toda la tecnología para hacer del Portofino un coche versátil
La conclusión a la que podemos llegar tras conocer al Ferrari Portofino es que, sin duda, Ferrari buscaba un coche más emocionante y deportivo, pero también mejorar cualidades como el confort o la versatilidad. La prueba de ello está en que el Portofino haya recibido tecnologías muy útiles para hacer de él un coche aún más rápido y agresivo, como el diferencial electrónico E-Diff-3. O tecnologías necesarias para hacer de él un coche cómodo, pero también firme en curva, como la amortiguación de dureza variable magnetoreológica SCM-E. Ferrari también estrena en sus grandes turismos la dirección asistida eléctrica EPS.
Ferrari ha estrenado en este modelo, incluso, un nuevo sistema de válvulas de escape que promete acentuar el sonido en conducción deportiva, y alto régimen, y atenuarlo en bajas, para que se mantenga como un murmullo al ralentí, o en cruceros de autopista.
No empleará, por ejemplo, el sistema de control de ángulo, o Side Slipe Angle Control (SSC 2), que sí utiliza el Ferrari 488 GTB. Según los ingenieros, porque en un deportivo de su tamaño, y su ambición, no era necesaria una tecnología como esta.
Uno de los sistemas de capota más sofisticados
Dado que Ferrari buscaba la máxima versatilidad, el Portofino, como sus predecesores, tenía que contar con un sistema de techo rígido escamoteable. El del Portofino se basa en un dispositivo que hace que toda la cubierta del maletero pivote para alojar el techo. Aún así, en su maletero existe un espacio de carga suficiente para alojar tres maletas con tamaño de equipaje de cabina.
El tiempo que tarda el techo en abrirse, o cerrarse, es de 14 segundos. Y la operación puede realizarse en marcha, a una velocidad de hasta 40 km/h.
El precio del Ferrari Portofino
Con impuestos incluidos, el Ferrari Portofino está disponible desde 215.229 euros. Un Porsche 911 Turbo Cabrio de 540 CV de potencia arranca en un precio similar, en 218.334 euros, que ascienden a 250.506 euros en el caso del Porsche 911 Turbo S Cabrio de 580 CV de potencia.
Probando el Ferrari Portofino en la Puglia Italiana
Después de contarte cómo es el Ferrari Portofino, y por qué es así, seguro que estarás esperando que te cuente cómo va. Nos trasladamos hasta la Puglia italiana, cerca de Bari, que para hacernos una idea se encuentra en el tacón de la bota de Italia. Imagino que la idea de preparar aquí la presentación de este deportivo, a comienzos de febrero, es huir de las nevadas, la lluvia y el frío que podría complicarlo todo en la provincia de Módena, en los cuarteles de Ferrari.
Pero el destino no quería ponérnoslo fácil, y nos encontramos con un día de pruebas lluvioso, con el asfalto permanentemente mojado, con algún pequeño respiro en el que pudimos conducir en seco, y alguna lluvia torrencial momentánea, que incluso llegó a transformarse en fugaz granizada. Digamos que este es el peor escenario en el que nos gustaría probar un descapotable, pero sobre todo un deportivo de tracción trasera, sobrealimentado, y con un torrente de 600 CV de potencia.
¿Quién dijo miedo? Reconozco que me pondré a los mandos de este deportivo con mucho respeto, el del que sabe lo que tiene entre manos, y no quiere regresar a España siendo el que se estrelló con un Ferrari. Pero si el cliente de un Ferrari Portofino utilizará su coche a diario, tengo la sensación de que a lo largo de su idilio siendo cliente de un Portofino también tendrá que conducirlo en condiciones muy parecidas a estas, con lluvia, frío, o incluso nieve.
