Laura nos sirve una cerveza más. Es viernes, es tarde y en el Gorila, en plena corredera baja de San Pablo cerramos o al menos lo intentamos, un esbozo de planificación para el fin de semana que se nos avecina. Por un lado nos espera una mañana de trackday en el circuito aragonés de Motorland, por otro un buen puñado de carreteras secundarias hasta el Delta del Ebro, una intensa jornada de conducción a lomos del Subaru WRX STI, muchos kilómetros, salitre, tierra, 300 caballos con sabor a vieja gloria del rock and roll. Me escribe Sergio, confirmado, nos acompañará el domingo con el SEAT León Cupra de 280 caballos. No podía tener mejor pinta el plan para este fin de semana.
Son las 5 de la mañana. El bóxer del Subaru STI se despierta. Retumba el garaje. Dejo que coja temperatura mientras guardamos las cosas en el maletero. Soltamos algunas bolsas en las plazas traseras. Nos acomodamos y fijamos en el navegador “Alcañiz” como destino mientras se empieza a dibujar al fondo del horizonte el amanecer.
Carreteras secundarias, parada para repostar, 12 l/100 km sentencia el ordenador de a bordo, un desayuno más de gasolinera con el que nos tocará lidiar el resto de la semana en el gimnasio, alguna parada en pueblos perdidos para los tuits de rigor y Alcañiz. Ahí está. El embalse de la Estanca nos recibe tras una verde serenata de árboles para dejarnos en brazos de ese paisaje desértico que rodea Motorland. Por el camino hemos apuntado unas cuantas localizaciones dignas de alguna próxima sesión.
Nos espera por delante toda una mañana de trackday en la grata compañía de la gente de Trackforce, de los compañeros de Michelin. Una jornada que anteriormente ya te relatamos en el artículo “Michelin, Trackforce y Motorland: ¡trackday en el bajo Aragón” y a la que pusimos fin a primera hora de la tarde. Los coches aún ruedan en pista, pero debemos poner rumbo al Delta del Ebro, la idea es aprovechar la luz del atardecer ya entre sus arrozales.
Recorremos la N-420, nos siguen durante un buen tramo dos Porsche 911 GT3 que, como nosotros, han dejado antes de tiempo el circuito de Alcañiz y atravesamos en un rápido convoy todos esos pueblos que un día fueron frente de la guerra civil, cruzamos Gandesa y nos desviamos a Miravet, una Miravet inmersa en un mar de banderas esteladas. Nos despedimos de nuestros compañeros de travesía con un efusivo saludo desde la ventanilla. Es sábado, mañana domingo es día de vorágine electoral. Una foto con el castillo templario de Miravet de fondo, una rápida incursión por las reviradas carreteras de sus alrededores…
Reencuentros en la Terra Alta
No es precisamente la primera vez que esta generación del Subaru WRX STI pasa por Diariomotor, por la sección de Altas Prestaciones, pero pocos días antes, en Nürburgring, durante las 24 Horas de Nürburgring, me dejé llevar por la euforia de la victoria del equipo Subaru en su categoría (18 en la general, no está nada mal) y cerré con Iñigo, jefe de prensa de la marca, la prueba de esta montura, de este mito de 300 caballos que hoy nos acompaña.
Vuelvo a encontrarme con ese tacto duro, muy pesado, de su dirección, con ese igualmente duro y seco tacto de su caja de cambios. La posición de conducción es realmente buena, buena visibilidad. Cada curva, cada vez que pisas el embrague y bajas una marcha, te encuentras con un coche que pide que te esfuerces, que te enfrentes a una conducción auténtica. El recorrido de la palanca del cambios es corto y el embrague realmente duro, notas engranajes, notas que algo mecánico pasa bajo tu mano, hay (y se agradece) un sentimiento auténtico que no es habitual en los coches actuales.
Precisamente con esta caja de cambios vas a tener que lidiar continuamente. La mecánica sobrealimentada de 4 cilindros en disposición bóxer y 2.5 litros de cubicaje te exige que emplees con frecuencia el cambio para llevar a este motor en el régimen más adecuado para sacarle todo su potencial, un potencial que llega acompañado en cierta medida por un poco de lag y que se vuelve delicioso rodando alto, donde te pide que juegues este viejo samurai.
El mencionado peso de su dirección llega acompañando ahora, rodando ya rápido en los alrededores de Miravet, por un buen nivel de precisión, es directa… como su frenada, al cargo de Brembo.
El paso por curva se resuelve con una excelente tracción. Recordemos que los 300 caballos de este propulsor quedan en manos de una tracción total gestionada por un diferencial central activo (el cual podemos racionar desde un selector en el puente cenltral) y un Torsen en el tren trasero además del diferencial del eje delantero. Esta capacidad de tracción queda además apoyada por una dura, muy dura, suspensión. Se muestra seca, áspera y tremendamente efectiva.
Gas, más gas, las curvas se suceden a un ritmo realmente alto, es impresionante como de rápido somos capaces de afrontar las curvas, sean de la condición que sean, sin acusar descontrol alguno. Las rectas las devora con el encanto de un turbo de la vieja escuela. Lento y masivo. Me encanta.
Prefiero no mirar el consumo, unos kilómetros más atrás, cuando ya había afrontado no pocas curvas, superaba los 14 l/100 km. Es la hora de seguir con nuestro camino paralelo al Ebro.
Cae la noche en el Delta del Ebro
Más viñedos, más tierras de cultivo. Tortosa, Amposta… el Ebro ya totalmente presente nos lleva hasta Sant Carles de la Rápita, el sol cada vez más bajo nos recuerda que aún tenemos una buena cantidad de fotos pendientes. La playa de L’Eucaliptus nos recibe. Cientos de “pajarracos”, los húmedos arrozales, la sal en el aire del mediterráneo…
Conozco bien esta zona, muy bien. Mi abuela años atrás se trasladó de Madrid a Sant Carles de la Ràpita por lo que los veranos a pie de Ebro estaban asegurados. Me sorprendió la actividad frenética de un masivo grupo de aficionados al kite surf. Antes, años atrás, no había rastro de ellos o al menos no en tanta cantidad. El ir y venir de las furgonetas, de las autocaravanas y coches se había encargado de compactar la arena de la enorme playa creando una especie de autopista de tierra, reservándonos algún que otro tramo de arena aún suelta destinada a satisfacer mi… bueno, ya os podéis imaginar, arena y un Subaru WRX STI.
La tracción sigue sorprendiéndome, el STI es capaz de solventar, aún rodando rápido sobre arena, el más mínimo deslizamiento con un excelente control.
Los canales de los arrozales, el Poble Nou y los últimos surfistas en retirada son testigos de las últimas fotos del día. Hora de encontrarse con la cena y la cama, mañana nos espera una intensa jornada.
El STI, un León Cupra y el descubrimiento de una de esas carreteras de ensueño
10 de la mañana. Es domingo y por suerte hoy no nos toca madrugar. En la calle nos espera ya Sergio con el nuevo SEAT León Cupra de 280 caballos. Sacamos el STI del garaje, cargamos de 98 el depósito, lavamos las monturas y ponemos rumbo a lo desconocido. Sergio ha visto en Google Maps una serie de carreteras secundaria que tienen muy buena pinta y están a sólo unos pocos kilómetros.
Esta carretera va de Ulldecona a Godall, está en plena “Serra de Godall” y la cruzan infinidad de barrancos. Después de rodar toda la mañana del domingo por ella, de fotografiar al STI y al Cupra en sus estrechos tramos, he de reconocer que ha sido un enorme descubrimiento. Es divertida, hay buena visibilidad y sólo nos cruzamos con una pareja y su perro en toda la mañana. Todo un hallazgo, pero volvamos a donde lo dejamos. Depósitos llenos, Sergio y yo nos intercambiamos las llaves de los coches, ajusto el asiento del Cupra y arrancamos…
Conociendo al SEAT León Cupra 280
A diferencia del Subaru WRX STI esta si es mi primera vez con el León más prestacional. Giro el contacto, arranco el coche y salgo. Sergio, Juanma y yo organizamos, con el hilo musical a nuestras espaldas del STI y el Cupra a ralentí, las primeras fotos de las dos monturas. Un par de fotos estáticas, unas cuantas pasadas…
A mi alrededor me encuentro con un puesto de conducción que poco difiere con el de un SEAT León “normal”, buenos ajustes, correctos acabados y un aspecto discreto. Fuera la tónica no difiere demasiado y es que SEAT ha creado un GTI muy civilizado en apariencia y muy efectivo en la práctica, como bien demostró en su momento en Nürburgring y como bien nos está demostrando hoy en esta estrecha carretera.
Tal y como me esperaba el SEAT León Cupra me resulta tremendamente dócil en los primeros compases. Se siente ligero y el paso por curva es tremendamente rápido, efectivo, casi clínico. La suspensión, muy firme, trabaja a la perfección mientras que la dirección nos deja con una respuesta directa, transmitiéndonos correctamente lo que ocurre bajo pero desde una perspectiva muy filtrada.
En general esa es la principal apreciación que me transmite el Cupra. Es rápido, muy rápido y el paso por curva se resuelve con un intachable buen hacer en el fondo, aún así las formas no son del todo de mi agrado y es que Cupra se muestra más civilizado de lo que me gustaría y me hace sentir no tan involucrado en la conducción como quisiera.
Ahora bien, pensemos por un segundo en una conducción más allá de este tramo de montaña, más allá de esta mañana de domingo. Pensemos en un lunes a las 9 de la mañana cruzando la calle empedrada que hay antes de llegar a la oficina en la que trabajas. Ponte en situación y piensa como sería lidiar cada día con los consumos, con la pesada dirección, con los duros mandos del STI, con su suspensión… y ahora piensa como es con un SEAT León Cupra que además de rápido es tremendamente polivalente, confortable, con consumo mucho más comedidos, una cómoda dirección eléctrica, un motor que sólo suena (aunque con un tono artificial) cuando nosotros lo queremos, con una caja de cambios cómoda….
Con esto en la cabeza pasas a tenerle una mayor estima y sí, las reducciones no serán tan dramáticas y no afrontarás las curvas como si fueras un piloto de rallyes haciendo el mejor fin de semana de su etapa deportiva, pero tienes un enfoque progresivo en la conducción que te permitirá ir rápido desde el primer momento, con un eje delantero que digiere realmente bien el enorme derroche de potencia y par, una caja de cambios manual rápida y de recorridos cortos y qué demonios, hasta elogiarás su estabilidad al afrontar las curvas, podrás decir que su chasis tiene una buena puesta a punto, que sus frenos reaccionan con buenas maneras…
No, definitiva no soy un tipo proclive a lo polivalente. Tampoco me gusta eso de que estéticamente sea discreto o que mi acompañante no se queje de lo incómodos que son los asientos deportivos.
Comida a pie de lonja y vuelta a la arena
Llegada la hora de comer ponemos rumbo de nuevo a la civilización. Atrás dejamos este recién descubierto tramo de montaña. Nos aferramos ahora a unas gambas con pijama, a unas bravas, a pie de lonja. Ante nosotros el STI y el León esperan impacientes ante los barcos, deseosos de volver a la acción.
Contrasta el enorme alerón del STI con la discreta zaga del León, donde el único atisbo de su condición llega de la mano de la doble salida de escape. Cualquiera diría que en su día fue el tracción delantera más rápido de Nürburgring. Lo mismo ocurre con su frontal y es que donde el Subaru luce esa característica toma de aire el SEAT León Cupra hace difícil que lo diferenciemos de un FR.
Terminadas las raciones de rigor nos ponemos manos a la obra. No hay tiempo ya de seguir rodando, nos quedan aún demasiadas fotos y ponemos rumbo a donde horas antes, el sábado al anochecer, acabábamos el día.
De nuevo entre los arrozales, de nuevo a orillas del mar… suena el mítico “Qué puedo hacer” de los Planetas, «Walk on the Wild side«, el «We Bros» de Wu Lyf, un “Full Moon Reggae party” de los Tigercats que ya sabe a verano.
Alguna casa de labranza abandonada…
Hora de la despedida:
Que si mejor el STI unos centímetros más adelantado, que si mejor coloca el Cupra de otra forma, que si mejor desde este otro lado… con el sol achicharrándonos y un paisaje de lo más fronterizo ponemos fin a la sesión de fotos, terminamos con este fin de semana que nos ha llevado de Madrid a Motorland y de Alcañiz a un delta del Ebro que aún me guardaba rincones por descubrir.
Sergio pone rumbo a Barcelona. El Cupra desaparece en nuestro retrovisor perfectamente enmarcado por ese alerón siempre presente. Juanma y yo volvemos a Madrid con las discusiones de siempre sobre los Beatles, él enervado, intransigente. “We’re Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band” a “grito pelado”.
El Subaru STI es el perfecto ejemplo de que hace un tiempo las cosas eran muy diferentes, ¿mejores?¿peores? Allá cada cual con su veredicto, pero un servidor se queda con el tacto áspero del cambio, el retraso del turbo, ese embrague duro, la suspensión incómoda y la dirección pesada. Obviamente el STI y el León Cupra no son comparables. Uno, el primero, tiene 300 caballos y tracción total, el otro, el otro fue no hace mucho el compacto de tracción delantera más rápido de Nürburgring, tiene 280 caballos, es terriblemente práctico y su precio es bastante inferior al del japonés, que de hecho no es siquiera un compacto.
Somos lo que creemos y yo creo esos pedales, en esa dirección, en esa suspensión y en esas mecánicas que no están hechas para el día a día, para un lunes a las 9 de la mañana… aunque haya (benditos) locos que se empeñen en ello. Sí, me sobran plazas, maletero, altura… pero esa es otra cuestión. El STI es un auténtico dinosaurio. Menos mal que aún siguen existiendo dinosaurios.
Fotografías de Juanma G. Cámara y Sergio Álvarez.