Todos somos fans de las historias tipo «David contra Goliat». No en balde, son historias de alguien pequeño, a priori débil o incluso oprimido, contra un gigante en teórica superioridad, que acaba siendo vencido para algarabía del público. La fábula es perfectamente aplicable al duelo que estáis a punto de presenciar en el canal de YouTube de Hoonigan. Un duelo entre un Honda Civic del año 1993 y un McLaren 620R. Un duelo en el que el supercoche debería arrasar con piedad con el vetusto Honda. Sobre el papel, claro está.
Y es que el Honda Civic, construido por Bryan Ramírez y sus amigos en apenas cuatro días, no es un Civic cualquiera. Su motor es un K24 de 2,4 litros, con componentes internos y culata reforzados, sobrealimentado hasta los 650 CV. Esa potencia se transmite solo al eje delantero, mediante un cambio manual y está medida a las ruedas. Pesa poco más de 1.000 kg, y aunque su rival es 400 kilos más pesado, es un rival formidable. Un «baby-Senna», un 620R con tren de rodaje hiperdeportivo, 620 CV de potencia, launch control y un cambio de doble embrague.
Contra todo pronóstico, el McLaren no consigue traccionar adecuadamente con los neumáticos fríos y no puede acercarse al Honda Civic, cuya potencia en la parte alta del cuentavueltas es descomunal. No solo eso es meritorio para el Honda, si no que su conductor jamás lo había pilotado. El resultado final fue una victoria aplastante del bestial Civic, incluso en una carrera lanzada en la que la tracción ya no suponía un problema. En este caso, David ha vencido a Goliat de forma aplastante – y eso nos reconforta.