Dicen que los adictos a un coche son las sectas del mundo automovilístico. Al menos son sectas sanas, entendedme. Porque un simple aficionado no crearía una máquina como la que tenéis en pantalla. Es un brutal Jeep Wrangler del que le queda poco más que el nombre, el frontal y parte del chasis. Se trata de un JK Crew, una preparación creada por Bruiser Conversions. El objetivo de este taller es que nada te detenga en tu camino. A tenor de las gigantescas ruedas y el habitáculo reforzado, creo que lo han conseguido con creces.
Su chasis fue alargado de forma considerable para instalar una caja de pick-up en la parte trasera. Ya que lo alargaron, también decidieron reforzarlo. A continuación, reemplazaron las puertas por una jaula metálica y pintaron la poca carrocería que quedaba de verde militar. Los paragolpes han sido reemplazados por paragolpes metálicos de alta resistencia, y se ha instalado un winch en el delantero. Las llantas Raceline de 20 pulgadas están calzadas con gigantescos neumáticos off-road Pitbull Rocker de 44 pulgadas de diámetro.
La suspensión se ha elevado y se han instalado nuevos ejes, Sterling en el eje delantero y Dana en el trasero. El motor es ahora un Cummins turbodiésel de 3,9 litros asociado a una caja automática Allison de alta resistencia, con mucho más par que el 3.8 V6 que montaba de origen este Wrangler del año 2007. La preparación termina con un equipo de infoentretenimiento de primer nivel y varias barras LED de iluminación de alta potencia. Este coche ha sido subastado por la bestial cantidad de 180.000 dólares. ¿Merece la pena pagarlos?
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