O puedes quedarte sin coche. Es lo que le ha ocurrido a un desafortunado conductor en el sur de Australia. Parece ser que un perro se cruzó en el camino del Maserati Quattroporte de la imagen. El conductor trató de evitar el atropello del animal de forma instintiva, dando un fuerte volantazo. La lata de pintura blanca que había comprado – y colocado por algún motivo en el asiento trasero – voló, y se fue hacia el salpicadero, con la tapa ya desencajada. No hace falta explicar el desenlace.
Puede que la lata de pintura no tuviese más de tres litros de capacidad, pero la violencia del volantazo hizo que todo su contenido se esparciese por el interior. El conductor está ileso, pero a tenor de como ha quedado el interior del coche, diría que se ha tenido que bañar en aguarrás para quitarse la pintura blanca de su cuerpo. No ha habido tanta suerte con el Maserati. Esa pintura es muy difícil de quitar, especialmente si es acrílica o es pintura de alta resistencia para suelos.
RAA Insurance – el seguro del Maserati – ha declarado el coche siniestro total. Un movimiento bastante radical, abonando al cliente unos 90.000 dólares australianos por el siniestro. La totalidad del interior del coche debe ser reemplazada, y puede que parte del sistema de ventilación. Quizá algún intrépido compre el Quattroporte en este estado, lo vacíe y se decida a competir con el coche en algún tipo de evento. Mientras no le importe demasiado el olor a pintura todo irá bien.
Fuente: Carscoops
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