Land Rover siempre ha llevado a cabo acciones de márketing apasionantes. Me viene a la cabeza aquél anuncio de los 80 en el que un antiguo Defender subía la pared de una presa, el descenso de un Range Rover Sport por una pista de esquí alpino o el remolque de un tren por parte de un Land Rover Discovery Sport. En esta ocasión, el nuevo Land Rover Discovery es el protagonista de una nueva hazaña: remolcar un tren de carretera de 110 toneladas de peso durante la friolera de 16 kilómetros. Y no hablamos de un tope de gama, es un «simple» Td6, equipado con un motor turbodiésel de seis cilindros y 258 CV.
Para llevar a cabo esta hazaña el equipo de Land Rover ha escogido una carretera desierta en el Outback australiano. Un trozo de 16 kilómetros de la Lasseter Highway, que atraviesa el enorme interior del Northern Territory. De hecho, tuvieron que pedir un permiso especial al gobierno, que no permite en ese tramo trenes de carretera tan largos y pesados: el camión en cuestión medía 100 metros de largo, pesaba 110 toneladas y estaba compuesto por la friolera de seis «vagones». Tras anclar el frontal del camión al Discovery, y engranar la primera marcha de su caja de cambios con reductora, el Land Rover comienza a tirar del camión.
Vencer la resistencia inicial ha sido lo más complejo, y habrá sometido a la caja de cambios y transmisión a un estrés para el que no ha sido diseñada – sobre el papel, puede remolcar un máximo de 3.500 kilogramos, nada desdeñable por otra parte. El par máximo del Discovery es de 600 Nm, una cifra elevada, pero que palidece en comparación con los casi 3.000 Nm del motor del tren de carretera. Land Rover afirma que el Discovery encargado de llevar a cabo esta proeza estaba completamente de serie, equipado con una caja de cambios automática convencional de ocho relaciones, sin modificaciones al sistema 4×4.