Hoy estamos en el circuito de Ascari para poner a prueba la gama Maserati, desatando sus potentes motores V6 en pista, pero añadiendo un extra de picante en el caso del Maserati Levante en nuestra primera incursión offroad
Por David Clavero
Volvemos al circuito Ascari, y de nuevo lo hacemos tanto en su trazado de velocidad como en su no menos espectacular circuito offroad. Hace apenas unos días ya os ofrecimos un plan muy similar con nuestra prueba de la gama Bentley en el circuito de Ascari, pero hoy nuestro plan sube de revoluciones para analizar toda la gama Maserati en este evento organizado por C. de Salamanca.
Maserati está en un momento único en su historia, contando con una de las gamas más amplias y variadas de cuantas ha disfrutado, pero sobre todo abriéndose a nuevos y ambiciosos proyectos. El lanzamiento del Maserati Levante es sin lugar a dudas su gran novedad, se trata de su primer SUV y de un modelo sin precedentes que pretende ofrecer polivalencia sin renunciar a una dinámica igual a la de una berlina de talante deportivo.
Pero en esta prueba hemos podido disfrutar además de los modelos Maserati Ghibli y Maserati Quattroporte en sus versiones V6 turbodiésel de 275 CV. Unir en una misma oración circuito de velocidad y diésel suena a locura fuera de las 24 Horas de Le Mans, pero si hay una marca que no tiene miedo a hablar de prestaciones y sonido deportivo provenientes de un motor diésel, esa es Maserati.
Sí, es muy probable que te suene ese Maserati Levante de color negro. Hace apenas unas semanas pusimos a prueba el Maserati Levante S 430 CV, esa misma unidade de hecho. ¿Y qué esconden estos 2 SUV italianos? el mismo corazón: un propulsor con alma Ferrari, con 3 litros de cilindrada, 6 cilindros en V y un sistema de sobrealimentación con doble turbocompresor para rendir 430 CV de potencia máxima.
Nuestro plan del día combina circuito de velocidad, pruebas específicas sobre superficie deslizante y conducción off-road con el Maserati Levante. La idea es sencilla, a la par que muy divertida; poner contra las cuerdas a todos estos Maserati.
El objetivo del circuito de pruebas sobre superficie deslizante es conectar con el coche más allá de sus prestaciones o su sonido. Estamos ante un circuito de pruebas con slalom, aceleración, frenada, de diseño muy ratonero e inundado de agua. La filosofía Maserati no tarda en aparecer, y es que hablamos de coches con chasis diseñados por y para lucir en estas situaciones. Y es que incluso un SUV como el Levante ofrece un tacto de dirección y control del balanceo más propios de una berlina deportiva que de un todocamino al uso.
¿Pero qué es eso de la filosofía Maserati? Cuando hablamos de coches deportivos bien puestos a punto no nos referimos a coches diseñados y después corregidos con la electrónica, sino de coches diseñados y pulidos a base de desarrollo y conducción. Conducir una berlina de más de 5 metros, con tracción trasera y sobre esta superficie repleta de agua y giros cerrados es una locura en según que modelos. En el caso del Maserati Quattroporte sólo encuentro la dificultad de no calentarme y correr todavía más.
Cuando hablamos de superficie deslizante nos referimos a esto, y creerme que es en estas situaciones cuando un coche saca a relucir todas sus bondades y defectos. No es nada fácil.
Mientras algunos de los invitados exprimen los 430 CV del Maserati Levante en el circuito de velocidad, yo me pongo a los mandos de un Ghibli dispuesto a demostrar que un diésel de 275 CV tiene mucho que decir. Me precede este Levante, también de 430 CV y con un sonido brutal cuando se le pisa a fondo, pero mi diésel también sabe aullar cuando se exprime su tacómetro dejando boquiabiertos a todos los presentes por su ronco sonido y respuesta.
Las frenadas no impresionan menos. Un coche debe ser tan bueno corriendo como parando, y ahí es clave contar con buenos frenos y gomas. De Ghibli y Levante no se dudaba, sobre todo del Levante S con su enorme equipo de frenos de discos perforados con 380 mm delante y 330 mm detrás. Pero del Maserati Quattroporte sí que había dudas por su longitud y peso. El resultado fue idéntico al del Ghibli, con una frenada controlada, sin pérdida de trayectoria y tan sólo sufriendo un mayor cabeceo dado su mayor compromiso por el confort que en el resto de modelos.
Y llegó el momento del off-road, obviamente sólo a los mandos del Maserati Levante, pero con esa media sonrisa que te dibuja la idea de castigar semejante caballería.
El Maserati Levante ha sido concebido como SUV, pero seamos francos, aquí estamos ante la visión más deportiva del concepto SUV. Maserati no se ha andado por las ramas a la hora de hablar de su primer SUV, es Maserati, es capaz de ofrecer aptitudes todocamino, pero su verdadero objetivo es no tener rival sobre asfalto. Esta afirmación se agradece por su claridad y rotundidad, siendo entonces el enemigo más temido por modelos como el Porsche Cayenne, el Range Rover Sport o el BMW X5, modelos cuyo enfoque otorga mayor importancia a la dinámica que a las aptitudes off-road.
La prueba off-road nos ofrece inclinaciones de todo tipo, repechos de hasta 37 grados y zonas muy reviradas con grandes socavones. Hasta cierto punto uno llega incluso a sufrir, pues hay puntos donde parece que será imposible evitar el contacto piedra-coche. Por suerte, el Levante cumple en altura y avance y poco a poco le vamos cogiendo el ritmo como 4×4. Por razones de seguridad no puedo adentrarme en lo profundo de esta pista, por ello estas imágenes sólo muestran la zona más light del circuito off-road.
¿Pero qué es capaz de hacer el Maserati Levante fuera de asfalto? Lo primero que nos encontramos es con un sistema de tracción total inteligente, con predilección por el tren trasero, pero con reparto de par en tiempo real con balances de 50:50 a 0:100. Además encontramos un sistema de amortiguación adaptativa con control de nivelación y ganancia de altura en hasta 85 mm sobre la posición mínima de 207 milímetos. Sobre el papel es más que suficiente, aunque antes de meterme en faena he de confesar que dudaba de su agresivo frontal por ángulo de entrada y de esos neumáticos Pirelli que tan bien cumplieron en pista.
El avance del Maserati Levante sobre terreno roto es convincente, encontrando como sólo sus neumáticos y la dirección prefieren el asfalto. Su habitáculo consigue contener los cambios de apoyo y el confort es bueno en términos generales. Aquí la electrónica es el mejor copiloto, pues a la hora de traccionar en pendientes pronunciadas echamos de menos un neumático con más dibujo capaz de adaptarse mejor al terreno.
La reflexión final que nos deja el Maserati Levante en su papel como todoterreno es evidente y complementa lo que ya os trasladamos en nuestra primera toma de contacto. Por planteamiento técnico y tecnología es muy capaz de afrontar complicaciones, sin embargo será difícil que que lo veamos campo a través. Una vez el pavimento aparece bajo sus neumáticos, muchos de sus rivales se van quedando atrás y es capaz incluso de medirse a berlinas de alta potencia sin el menor reparo.
Con el Sol comenzando a cerrar la jornada, es turno de intercambiar opiniones con los asistentes y sorprendentemente las conclusiones son muy similares. El Levante gusta, gusta mucho de hecho, y sus ventas ya os adelanto que han arrancado con una salud inmejorable.