Audi presentó hace unos meses a un nuevo miembro de la familia Q. El Audi Q5 Sportback, una versión de aspecto más dinámico – «coupé», como lo quieren llamar los departamentos de marketing – del superventas Audi Q5. Un coche que rivalizará directamente con los BMW X4 y Mercedes GLC Coupé. Un todocamino más en un mercado que parece no tener límite de absorción para más lanzamientos de este tipo de vehículos, y que ha demostrado el éxito de la fórmula de los SUV «coupé». Ahora, es momento de conocer a su versión de altas prestaciones, el Audi SQ5 TDI Sportback: un SUV «coupé» premium, deportivo… y diésel.
¿Más que una cara bonita?
El Audi Q5 Sportback es un coche bonito, hay que reconocerlo. Su diseño se percibe diferente al de otros Audi Q5, y no solo por la obvia caída del techo, si no por detalles en su frontal, zaga e interior. En los Audi SQ5 TDI Sportback esas diferencias son algo más notorias, al exacerbarse su deportividad. Sus paragolpes y molduras están pintados en el mismo color de la carrocería, y sus módulos frontales apenas difieren en unos pocos cromados de los de un Q5 Sportback con paquete S line. Solo el emblema donde se lee «SQ5» nos puede dar alguna pista.
Audi Q5 Sportback
Disfruta de llantas exclusivas de hasta 21 pulgadas de diámetro, y en la zaga podemos encontrar cuatro colas de escape. Cuatro colas de escape que tendremos que comprobar si son reales, porque en el resto de modelos de Audi Sport con motores V6 TDI… no lo son. Del interior no tenemos imágenes, pero no se explicitan diferencias de calado con respecto a un Audi Q5 Sportback con kit S line. Precisamente ese es uno de los puntos más criticables de este Audi SQ5 TDI Sportback, una diferenciación estética realmente escasa con respecto a un Q5 estándar.
Porque a nivel mecánico, muy poco tiene que ver con el resto de Q5 Sportback. En vez de venderse con sencillos motores TFSI y TDI de cuatro cilindros, estrena un 3.0 V6 TDI con turbocompresor eléctrico, posible gracias a su hibridación ligera. Este motor desarrolla 341 CV de potencia y 700 Nm de par, constantes entre las 1.750 y las 3.250 rpm. El 0 a 100 km/h sucede en solo 5,1 segundos, gracias a un sistema quattro de tracción total permanente y una caja de cambios tiptronic de ocho relaciones – de convertidor de par, no es una caja de doble embrague.
El turbo eléctrico permite que la sobrealimentación reduzca su retardo al mínimo, y que la entrada en escena del torrente de potencia sea instantánea. Además, la microhibridación permite la conducción a vela con el motor completamente apagado y la recuperación de hasta 8 kW de potencia en deceleraciones. Un sistema de reducción catalítica selectiva doble – en plata, doble inyección de doble – mantiene a raya sus emisiones de óxidos de nitrógeno. Opcionalmente, como alternativa a la suspensión deportiva S, puede montar una suspensión neumática tarada por Audi Sport.
El sistema de frenado está compuesto por discos de hasta 375 mm en el eje delantero, abrazados por pinzas de aluminio de seis pistones. Tenemos claro que a nivel dinámico será un coche más que ágil y competente, con un hardware de primer nivel. Sin embargo, seguimos pensando que un familiar deportivo con el mismo tren de rodaje – ¿alguien ha dicho Audi S4 TDI Avant? – no solo es más ágil, más rápido y más eficiente, si no que es igual de práctico y aún más bonito. El Audi SQ5 TDI Sportback se comenzará a vender durante la primera mitad de 2021. Sus precios, por el momento, no son conocidos.