Ni Rolls-Royce Cullinan, ni Bentley Bentayga, el primer y verdadero SUV de súper lujo del mercado fue el desconocido Bentley Dominator. Un todoterreno fruto de un extravagante capricho que llevó a Bentley a desarrollar un coche hasta el momento «impensable», un proyecto del que se construyeron un total de 6 unidades en edición limitada para satisfacer el deseo del siempre peculiar y polémico sultán de Brunei. Esta es su historia.
Rolls-Royce Cullinan
Si preguntamos a Bentley, posiblemente no deseen hablar de este proyecto que fue el verdadero primer germen de los grandes SUV de súper lujo que hoy conocemos como Bentley Bentayga y Rolls-Royce Cullinan. Eran otros tiempos cuando fue creado el Bentley Dominator, pero la idea era básicamente la misma que tenemos hoy, que no es otra que crear un todoterreno de altísimo lujo que ofrecezca buenas capacidades todocamino, pero sin renunciar al lujo, refinamiento y materiales de las mejores berlinas de lujo.
Del Bentley Dominator existen mínimos detalles, pues al tratarse de un pedido único y además estar destinado a tan controvertido personaje, Bentley siempre ha guardado con celo los detalles del Dominator. De hecho lo poco que se conoce fue gracias a una cazada de Autoblog que pilló a los Bentley Dominator siendo embarcados en avión con destino a Brunei. Tras esta pillada, con el paso de los años se ha podido volver a ver al Bentley Dominator también en algún aeropuerto inglés, previsiblemente para alguna tarea de mantenimiento o reparación.
El Bentley Dominator fue encargado por el sultán de Brunei a comienzos de los ’90, un encargo único por aquel entonces y que se especula rondó un desembolso de 3 millones de libras por unidad. La firma Bentley siempre ha sido una debilidad para el sultán y de hecho se sabe que cuenta con varios encargos especiales como el Dominator, aunque la información al respecto es aún más escasa. Bentley ni quiso, ni pudo rechazar el encargo realizado por el sultán, y es que por aquel entonces Bentley estaba demasiado cerca de la quiebra, y de hecho se dice que el encargo del Dominator fue el balón de oxígeno que permitió seguir con vida a Bentley hasta la adquisición por parte del Grupo Volkswagen unos años después.
Técnicamente el Bentley Dominator se cree está basado en el Range Rover de segunda o tercera generación, siendo recarrozado por completo y creando un habitáculo a medida con el apoyo de Mulliner y la inspiración de los Bentley Arnage. El propulsor empleado es también desconocido, aunque todo apunta a que se adaptó el sistema de tracción total para poder usar el enorme 6.75 V8 que por aquel entonces empleaba Bentley en todos sus modelos y que todavía hoy sobrevive en el Bentley Mulsanne. Se desconocen prestaciones o cifras de rendimiento, pero teniendo en cuenta la época de producción y su configuración técnica, no nos cabe la menor duda de que el Bentley Dominator fue el SUV más rápido del mundo en su momento.
A día de hoy resulta curioso ver como aquel loco proyecto fruto de una extravagancia ha terminado convirtiéndose en un producto de gran importancia en todos los fabricantes de lujo del momento, tanto como para que Lamborghini se haya animado con el concepto lanzando el Lamborghini Urus y estime duplicar sus ventas globales gracias a él. El Bentley Bentayga podemos catalogarlo como el verdadero y directo heredero del Bentley Dominator, ofreciendo una estética clásica, lujosa y polivalente a partes iguales. Ahora, con la llegada del Rolls-Royce Cullinan, la apuesta se ve aumentada yendo más allá en lujo, exclusividad y precio. Por decirlo de algún modo, hace 30 años el sultán de Brunei fue un visionario y el Dominator es y será el pionero en un concepto descabellado en su época, pero de gran éxito comercial en la nuestra.
