Hemos enfrentado al nuevo BMW X5 en versión 30d contra el Mercedes GLE en versión 450, y lo hemos hecho en nuestro circuito 4×4 de Ocaña Raid-Aventura. Es la primera vez que llevamos dos SUV de asfalto al circuito, que además está repleto de barro muy deslizante, y lo hacemos por una buena razón: ambas marcas prometen cualidades excepcionales para sus vehículos fuera del asfalto, así que habrá que comprobar hasta qué punto esas cualidades son reales.
BMW X5 vs Mercedes GLE: algunos datos básicos
Nuestros rivales son extremadamente parecidos, mucho más de lo que las versiones comparadas pudiesen dar a entender. El BMW ofrece 265 CV de potencia y 620 Nm de par máximo a 2.000 rpm, mientras que el Mercedes ofrece mucha más potencia de su sistema híbrido (hasta 367 CV combinados) pero se queda en 500 Nm de par máximo a 1.600 rpm.
BMW X5
Si tenemos en cuenta que en el circuito lo que más va a influir es el par máximo a bajas vueltas, podríamos pensar que el BMW está mejor dotado, pero el Mercedes lleva reductora, lo cual va a compensar esa pequeña diferencia y hacerlo todo muy parejo.
En cuanto a sistemas orientados a 4×4, ambos llevan suspensión neumática independiente de altura variable, gozan de una gran altura al suelo de 26 cm para el BMW y 28 cm para el Mercedes, ángulos similares y una electrónica de tracción prácticamente equivalente.
En teoría, el BMW es capaz de bloquear su diferencial central y trasero, mientras que el Mercedes sólo bloquea el central, pero ese supuesto bloqueo es un bloqueo “inteligente” que el conductor no puede controlar de forma directa, y por tanto a final de cuentas será la electrónica la que decida todo en cualquiera de los casos.
Los dos coches llevan neumáticos deportivos estrictamente de asfalto, y en medidas muy poco adecuadas para la práctica del 4×4 (mucha banda de rodadura y muy poco perfil).
Primera prueba: dubbies
Arrancamos la comparativa en nuestros conocidos dubbies, un obstáculo que nos permite observar el recorrido de suspensiones y poner a prueba las cotas de ambos coches.
El primero en entrar será el BMW y lo hemos decidido así porque no lleva reductora y ese es quizás el principal hándicap que existe entre un coche y otro.
El BMW X5 se comporta de manera sobresaliente, con buena capacidad de tracción y un balanceo contenido por su suspensión neumática levantada hasta la máxima altura para la ocasión.
El Mercedes GLE entra en segundo lugar, con un comportamiento absolutamente calcado al del BMW, dando muestras de una capacidad muy similar para absorber los enormes socavones sin inmutarse.
Ambos coches crujen ligeramente a torsión ante semejante obstáculo, lo que nos recuerda que no son todoterrenos puros sino vehículos de asfalto con chasis monocasco.
Segunda prueba: “La batidora”
Esta segunda prueba es un test de dificultad ya extrema: una sucesión de cruces de puentes muy profundos en pendiente ascendente, que pone a prueba tanto las cotas como sobre todo la capacidad de tracción de ambos vehículos.
Entra primero el BMW con la suspensión en modo “nieve” ya que no existe el modo barro que nos haría falta hoy, y en primera velocidad manual. La falta de adherencia es patente en todo momento, pero el coche no da muestras de estancamiento en ningún punto y sube con bastante autoridad hasta la cima sin tocar abajo en ningún punto. El desempeño ha sido excelente.
Llega el turno del Mercedes, que no se queda atrás. En este caso no hay modos de conducción para diferentes superficies, sino simplemente el modo Offroad +, combinado con reductora y suspensión arriba del todo. Si el BMW subió con autoridad, el Mercedes lo hace todavía con un punto más de control gracias a un desarrollo aún más corto, dejando atrás el obstáculo sin inmutarse.
De nuevo podemos considerar que no se han producido diferencias sustanciales entre los dos contendientes, aunque quizás me ha gustado más disponer de esa relación más corta que aporta la reducción en el Mercedes he de reconocer que el BMW no ha tenido el más mínimo problema.
Tercera prueba: Cruce de puentes extremo y deslizante
Llegamos a la parte realmente difícil, un obstáculo con el que un Toyota Land Cruiser y un Land Rover Discovery tuvieron muchos problemas hace unas semanas, si bien en aquel momento el barro estaba mucho más fresco y deslizante y ambas situaciones no se pueden comparar (hoy hay bastante más agarre, sin lugar a dudas).
Comenzamos con el BMW, y aquí he de aclarar que cometí un error grave: dejar el cambio en modo automático combinado con la tracción en modo nieve. Esto hace que el coche arranque en segunda y por tanto, se me cala varias veces en la subida a pesar de ser un coche automático. Fallo mío, pero el coche sube hasta arriba de todas formas sin problemas de motricidad. Excelente.
Cuando llega el turno del Mercedes, lógicamente con la reductora no tiene ninguna dificultad para subir y por tracción llega hasta arriba con total solvencia. De nuevo, eliminando el error del conductor con el cambio del BMW, no existe un ganador claro.
Cuarta prueba: La pared (con barro)
La cuarta y última prueba es la que conocemos como “la pared”, una pendiente con más del 70% de inclinación que hoy está mucho más deslizante que cuando la hacemos en seco. El empate hasta ahora es casi total, con la única ventaja del Mercedes gracias a la reductora.
El BMW sube con enormes dificultades y se queda clavado justo al coronar, por culpa de un pequeño escalón que engancha las ruedas traseras. Retrocedo unos centímetros, acelero con ganas y sube hasta la cima al segundo intento después de casi coronar en el primero.
Llega el turno del Mercedes y parece que de nuevo vamos a terminar en empate. Llega casi a la cima pero justo coronando ya con las ruedas delanteras se queda clavado justo en el mismo sitio que el BMW. Pero esta vez no puedo subir.
Retrocedo hasta 5 veces tomando cada vez más impulso pero nunca llego a subir hasta arriba las 4 ruedas, no es posible hacerlo. Desde dentro no soy capaz de saber si el coche empanza o simplemente no tiene tracción suficiente, pero nunca llega a la cima.
Conclusiones
Tanto el Mercedes GLE como el BMW X5 son dos coches formidables en todoterreno, que pueden llegar mucho más lejos de lo que ningún propietario en su sano juicio sería capaz de intentar.
En esta prueba se demuestra claramente el poder de la electrónica y la capacidad de coches de asfalto con suspensión neumática regulable. Incluso con neumáticos deportivos de asfalto, como llevan ambos, han superado pruebas que pondrían en aprietos a todoterrenos de mucho mayor renombre y ambos me han dejado sinceramente impresionado.
Sin embargo, por la mínima diferencia en la última prueba, hemos de declarar ganador el BMW X5, quien a pesar de no llevar reductora suple esa carencia con una primera velocidad cortísima que le permite pasar por donde muchos pensarían que es imposible hacerlo, dejando atrás a todo un Mercedes GLE, que también se ha revelado como un auténtico coloso del 4×4.