La problemática del aumento de los aranceles no sólo promete impactar a las relaciones comerciales que tengan el resto del mundo con Estados Unidos, sino que algunas marcas europeas ya están empezando a alertar que esta situación también puede extenderse a los fabricantes del viejo continente que tienen actualmente plantas de producción en China.
Sin acuerdo todavía entre Bruselas y Pekin, algunas marcas están empezando a mirar con preocupación al aumento de los aranceles a la importación de vehículos eléctricos provenientes del gigante asiático, algo que no sólo implica a las compañías de origen chino, sino que también promete dificultar a aquellas firmas que están asentadas en Europa, pero que producen alguno de sus modelos en sus factorías en el lejano oriente.
CUPRA Tavascan
Una de las marcas que ya han mostrado su preocupación ha sido precisamente CUPRA, en boca de su consejero delegado, Wayne Griffiths, el cual ha destacado que esta situación puede afectar especialmente al gravamen que se imponga sobre el CUPRA Tavascan, uno de los modelos estrella de la gama actual para los de Martorell.
En caso de que los aranceles se mantengan, la situación promete volverse insostenible para la compañía, hasta el punto de que la marca se vería obligada de eliminar de su catálogo un automóvil que se considere deficitario y por tanto, también afectaría a la plantilla, con reducciones que podrían implicar el despido de unos 1.500 trabajadores.
Sin embargo, la situación límite no termina aquí, el propio Griffiths puso como punto de no retorno el mes de marzo, asegurando en sus declaraciones a Reuters que: «No tenemos mucho tiempo. Necesitamos llegar a una solución en el primer trimestre». Y es que desde CUPRA apuntan a que sin el vehículo eléctrico dentro de su gama la producción del térmico también se vería afectada ya que la marca puede incurrir en nuevos problemas, incumpliendo los objetivos de emisiones, teniendo que reducir su producción de vehículos con motor de combustión interna y/o enfrentándose a multas, algo que no sólo afectaría al futuro de la propia CUPRA, sino también al de SEAT.
En este caso, Griffiths apunta a una situación prácticamente de tormenta perfecta en caso de que se mantengan los actuales aranceles, los cuales ascienden al 10%, además del cargo adicional del 20,7%, lo que ha llevado a la compañía a considerar que sus objetivos financieros de 2024 se habían visto seriamente afectados y que en 2025 les podría costar cientos de millones de euros.
«No podemos solucionarlo de la noche a la mañana», dijo Griffiths. «¿Qué hacemos entonces? Reducir la potencia de los motores de combustión y empezar a despedir a la gente. Eso es lo que va a pasar si no encontramos una solución. Cupra es un factor decisivo para nosotros, es lo que nos ha hecho rentables como empresa. Si CUPRA está en riesgo, SEAT también lo está».
