Bienvenidos a Diariomotor y bienvenidos a una prueba muy especial. Hoy vamos a enseñaros con todo lujo de detalles este precioso FIAT Panda 4×4 Sisley del año 1991. Lo vamos a probar en su hábitat natural y os vamos a demostrar por qué en caminos y pistas de baja adherencia no tiene nada que envidiar a un Toyota Land Cruiser o un Mercedes Clase G. También queremos explicaros la peculiar filosofía del FIAT Panda y la excelencia en diseño industrial que esconde esta pequeña pelotilla, quizá uno de los últimos coches verdaderamente revolucionarios del siglo XX, cargado de soluciones tremendamente ingeniosas de ahorro de costes.
Es un coche con muchísimo encanto y la versión 4×4 tiene una serie de innovaciones y curiosidades que harán que nunca vuelvas a ver con los mismos ojos a este todoterreno en miniatura.
Historia del FIAT Panda
El proyecto del FIAT Panda nace en el año 1976. FIAT encarga a Giorgetto Giugiaro y Aldo Mantovani, de la recién creada Italdesign, el diseño de un utilitario básico y sencillo para reemplazar a los 126 y 127, ya veteranos y desfasados a nivel técnico. El éxito de coches básicos como los Renault 4L y Citroën Dyane fue el detonante para su desarrollo, llamado internamente Proyecto 141. El coche debía tener tres o cinco puertas, reutilizaría algunos componentes y los motores de los 126 y 127, y debía ser muy barato y muy eficiente.
Para lograrlo el coche debía ser lo más racional y sencillo posible, hasta el punto de llevar al extremo su simplicidad, como veréis más adelante. Iba a denominarse FIAT Rustica, y sus primeras versiones eran tan sencillas que en varias ocasiones, la directiva de FIAT dudaba si el producto final que les estaban presentando estaba realmente terminado. Con una longitud de 3,38 metros, una carrocería única de tres puertas y motores de dos o cuatro cilindros, el Panda es la viva reinterpretación de iconos como el FIAT 500 original, y puede considerarse uno de los últimos coches realmente revolucionarios del siglo XX.
El FIAT Panda comienza a venderse en el año 1980, y desde su lanzamiento, fue un éxito de ventas arrollador. La historia del Panda 4×4 comienza en el año 1983, cuando es lanzada al mercado la versión 4×4. Este coche fue uno de los primeros turismos con tracción integral de fábrica, y fue el primer coche de la historia en combinar un motor delantero transversal con un sistema de tracción integral. Pero además de desgranar a fondo esta versión 4×4, quiero explicaros por qué el FIAT Panda fue un coche revolucionario, mientras os enseño esta preciosa unidad en detalle.
Conociendo en detalle al FIAT Panda 4×4
El frontal con el que nació el FIAT Panda era extremadamente sencillo. La calandra era una simple chapa metálica con unas lamas verticales troqueladas y un logotipo a un lado. Como curiosidad, el lado de las lamas dependía del motor elegido, ya que tenían sus radiadores situados en posiciones diferentes. Sin embargo, los Panda 4×4 nunca tuvieron esa calandra tan básica y con tanto encanto. Nacieron ya con una calandra de plástico con el logotipo central, con algo menos de personalidad, adelantándose a la parrilla que todos los Panda recibirían a partir de 1985.
Su paragolpes frontal era idéntico al de cualquier Panda, salvo los lavafaros, y en esta unidad, contamos con una calandra pintada del color de la carrocería y detalles opcionales, como estas protecciones para los faros y estos preciosos faros cuneteros Corello. Ya que estamos aquí delante, quiero enseñaros un detalle. Bajo el motor contamos con una especie de armazón metálico. Está diseñado para proteger el motor de impactos de piedras y otros elementos, pero no es tan eficaz como lo sería un cubrecárter metálico.
En los Panda 4×4 que corren raids o en preparaciones suele ser una de las primeras modificaciones. Por lo demás, este coche es idéntico al resto de Panda. Sus faros y sus paneles de carrocería son comunes. No obstante, esta es una edición especial Sisley, con este característico color verde y detalles específicos, como este embellecedor de plástico para la toma de aire del habitáculo. Por cierto, ¿Sisley? Esta denominación es el nombre de una marca de ropa italiana, perteneciente al grupo Benetton.
Buscando la asociación a una imagen aventurera, pero también refinada y chic, surge la edición limitada Sisley del FIAT Panda 4×4. Se vendió en Italia entre los años 1987 y 1989, pero su éxito hizo que FIAT abriese la mano: la colaboración se extendió varios años más y terminó abarcando todos sus mercados europeos. Desde el perfil lateral del coche podemos apreciar lo pequeño que es el Panda: mide apenas 3,40 metros y tiene unas formas muy cúbicas, diseñadas para aprovechar al máximo el espacio interior del coche, acomodando a pasajeros y carga.
Solo el 20% del volumen interior del coche (aproximadamente) está destinado a la mecánica. La racionalización es patente en muchos elementos. En primer lugar, es un coche que solo se vendió con tres puertas – se planeó el lanzamiento de versiones de cinco puertas, pero se descartaron por ser más caras. En segundo lugar, todas sus piezas de estampación metálica son sencillas. Lo mismo ocurre con los cristales: todos son planos, como si fueran los de una ventana de un edificio. Hay aun más detalles, como el tirador de la puerta.
O mejor dicho la ausencia del mismo: un pequeño hueco en la estampación de la puerta nos deja meter la mano, activando un pulsador conectado a la cerradura. Más sencillo, imposible. La baca de techo es un elemento de serie en los FIAT Panda, así como unas bonitas llantas de chapa, de color blanco en los Sisley. Estas llantas de 13 pulgadas hoy parecen minúsculas, y están calzadas con neumáticos todoterreno de 145 mm de sección. Son estrechos, pero son ideales para que este coche surque los caminos nevados de forma magistral.
A partir de 1986, todos los Panda perdieron su parte inferior forrada en plástico. Solo los 4×4 conservan esta banda de plástico lateral. Además, cuenta con emblemas específicos, con la canoa de Sisley, e incluso guardabarros de goma a medida. En la parte trasera no hay mucho a destacar, más allá del logotipo de Steyr-Puch, algo de lo que os hablaremos más adelante. Solo quiero resaltar las preciosas pegatinas originales que el coche posee, fruto de la atención al detalle de su propietario.
Interior del FIAT Panda 4×4
El interior del FIAT Panda es, una vez más, fruto del ahorro extremo. Es simple y espartano, con la belleza que solo una máquina realmente funcional puede destilar. Años después de su lanzamiento, Giugiaro decía que en más de una ocasión los directivos de FIAT le preguntaron si el interior estaba acabado, por su aspecto descarnado. Aunque esta unidad ya lleva unos asientos más avanzados, los Panda nacieron con asientos inspirados en las sillas de playa. Era una simple estructura tubular con una cubierta de tela colocada encima. Más sencillo y barato, imposible.
Las puertas son de chapa vista, y en ellas se atornilla una simple cubeta de plástico para guardar objetos. El salpicadero es una barra metálica cubierta de tela. La guantera es inexistente y la instrumentación y volante son los únicos elementos que destacan en el conjunto. La instrumentación y algunos controles imprescindibles (luces, calefacción…) se agrupan en un mismo módulo rectangular. Los mandos son muy sencillos, hay muchos chivatos y todo lo imprescindible para manejar el coche está a mano. No hay lagunas en cuanto a funcionalidad.
La instrumentación del Panda Sisley es específica, con el emblema de la canoa bien presente. Es sencilla, con velocímetro, nivel de combustible, temperatura del agua y muchos chivatos, situados sobre una vista cenital del coche. Su visibilidad es muy buena, pero sí, te obliga a cambiar a oído. Todos los Panda 4×4 llevan un bonito inclinómetro (una declaración de intenciones) y los Panda Sisley tienen una tapicería específica, que combina cuero sintético con un tejido tipo pana. Tienen el logotipo de Sisley bordado en los respaldos y sus cinturones de seguridad nos recuerdan en todo momento que estamos en una edición especial.
También tienen un volante específico. Las plazas traseras del coche son sorprendentemente amplias, en términos relativos. Un adulto como yo (1,83 metros, 115 kilos) cabe perfectamente, tiene espacio para cabeza, puede meter las piernas bajo el asiento delantero y no se siente agobiado, gracias a las gran superficie acristalada. El maletero del Panda tiene unos 250 litros de volumen. Curiosamente, uno de sus requisito de diseño fue que cupiesen dos damajuanas de vino de 50 litros, con el asiento trasero en posición. Lo confesó Giugiaro: muchos ejecutivos tenían casas en el Piamonte donde hacían vino, y querían poder transportarlo de vuelta a Turín.
Mecánica del FIAT Panda 4×4
El motor del FIAT Panda 4×4 era un motor de la familia FIRE (fabricados de forma robotizada), de cuatro cilindros, un litro y 48 CV de potencia. Era un motor de carburación, más potente que el de los Panda 45: procedía del Autobianchi A112 y gozaba de mejores prestaciones y par motor. Aun así, era un motor modesto: el 0 a 100 km/h demoraba entre 17 y 20 segundos (las pruebas de la época difieren en este punto) y su velocidad punta era de 135 km/h. Este motor se exclusivamente asocia a un cambio manual de cinco relaciones.
Pero lo realmente importante del Panda 4×4 es su sistema de tracción total conectable. Su sistema de tracción total es de tipo conectable, y fue desarrollado y fabricado en Austria por Steyr-Puch. Sí, la misma empresa que desarrolló y fabricó los Mercedes Clase G o los incombustibles Pinzgauer. Steyr fabricaba en Austria el sistema al completo, incluyendo caja de cambios y embrague, caja transfer, ejes de transmisión, eje rígido, diferencial y frenos traseros. El conjunto se enviaba a Italia, donde se instalaba en un chasis de Panda reforzado.
Es un sistema realmente simple y sencillo, ya que carece de reductora o bloqueos de diferenciales, en busca del ahorro y la fiabilidad. Es un sistema diseñado para maximizar la tracción en superficies deslizantes, con un reparto de potencia fijo entre ambos ejes. No está diseñado para ser usado sobre asfalto, ni tampoco a velocidades superiores a 60 km/h. Sobre el papel, permitiría al coche ascender pendientes de hasta un 50% de inclinación.
Al volante del FIAT Panda 4×4
Antes de comenzar a conducir el coche, dejadme que os explique los ingredientes que permiten a este coche ser un gran todoterreno. Es un coche con voladizos muy cortos y muy poca distancia entre ejes. Gracias a ello, tiene ángulos off-road excelentes: 40º de ataque, 25º ventral y 45º de salida. La articulación del eje trasero rígido es muy buena, pero la del eje delantero no es superior a la de un Panda convencional, al igual que tampoco lo es su altura libre al suelo, que es de solo 17-18 cm aquí delante (medir). Es decir, similar o inferior a la de un todocamino moderno.
Bajo el motor contamos con una especie de armazón metálico. Está diseñado para proteger el motor de impactos de piedras y otros elementos, pero no es tan eficaz como lo sería un cubrecárter metálico. En los Panda 4×4 que corren raids o en preparaciones suele ser una de las primeras modificaciones. Pero la clave del rendimiento off-road de este coche está en un peso en vacío de solo 740 kilos. Pesa casi 400 kg menos que un Suzuki Jimny actual, y entre tres y cuatro veces menos que 4×4 modernos como un Ineos Grenadier o un Land Rover Defender.
Este peso pluma, en combinación con unos neumáticos muy finos, le permiten no quedarse atascado en la nieve o la arena, y en combinación con su bajo nivel de potencia, elimina la necesidad de equipar bloqueos de diferenciales. Ahora sí, vamos a conducirlo. Siempre lo digo, pero es un placer experimentar la visibilidad que tenemos en un coche de los ochenta, en el que nosotros somos parte íntegra de la experiencia de conducción, y no meros pasajeros. Veo perfectamente todo lo que sucede a mi alrededor.
Puede haber cierta sensación de desprotección por lo finas que son las puertas y lo endebles que parecen sus pilares, pero al mismo tiempo, la visibilidad nos da mucha confianza a la hora de movernos y maniobrar. El ruido del motor se filtra en todo momento al interior, y aunque con 48 CV corre objetivamente poco, mueve al coche con mucha más soltura de lo que podrías pensar. Es sencillo mantener cruceros de autopista, de 100 o 110 km/h, al nivel del tráfico actual, aunque la experiencia sea un poco ensordecedora y nos intimide ligeramente.
Este es un utilitario básico de los ochenta. No debe extrañar que la dirección no tenga asistencia y sea dura e imprecisa, que haya que pisar con fuerza el pedal del freno para notar que frena, o que tenga detalles de ergonomía propios de la época e impensable hoy en día, como pedales muy pequeños, muy juntos y descentrados. Es un viaje en el tiempo. Un detalle curioso es que su caja de cambios tiene cinco relaciones. Pero su primera marcha es mucho más corta que la primera de otros Panda, siendo la quinta equivalente a la cuarta en el resto de Panda.
Pero para seguir hablando de esto… tenemos que abandonar el asfalto, y entrar en el territorio del Panda. En una pista forestal es donde el Panda 4×4 saca a relucir su verdadero yo. Lo primero es conectar la tracción total: podemos hacerlo en movimiento, pero es más recomendable hacerlo despacito, con el embrague pisado y sobre una superficie más deslizante que el asfalto para evitar esfuerzos innecesarios a la transmisión. Como os decía, la primera es extremadamente corta ya que trata de simular la presencia de una reductora. La llamaban “primina”, de hecho.
Sobre el papel, este coche sería capaz de subir pendientes del 50% de inclinación, pero en la práctica, incluso pisando a fondo en primera, el poco par motor del coche termina por ahogarlo en pendientes extremas. Esa baja potencia y ese escaso par motor son quizá los mayores factores limitantes del coche, pero solo serán patentes en zonas realmente complicadas o con mucha pendiente desfavorable. Pero en este camino, es un coche imparable. En marchas cortas el coche va buscando tracción, y avanzando impasible en donde otros coches ya habrían quedado empanzados.
No echamos de menos los bloqueos de diferenciales con su nivel de potencia, y su bajísimo peso le da una agilidad increíble. Por los sitios por los que hemos pasado os garantizo que muchos SUV modernos se habrían ya quedado atascados. El acelerador es casi un interruptor on-off, y en campo hay que llevarlo alto de vueltas para que responda adecuadamente. Esto hace que conducirlo en caminos y pistas sea divertidísimo. Repetid conmigo, no hay nada más divertido que conducir un coche lento “a cuchillo”.
Aunque pueda parecer en ocasiones un coche endeble y aunque vamos rebotando en todos los baches a causa de sus ballestas, la realidad es que este es un coche que no se rompe, y que llegará al fin del mundo. Mientras tenga inercia y no tenga una o más ruedas en el aire, este coche superará el obstáculo. En estas pistas el coche demuestra una agilidad increíble, y es claramente donde se encuentra más cómodo. No nos extraña en absoluto que sea uno de los coches más populares en zonas de montaña y zonas rurales, especialmente en países como Italia.
¿Me ha encantado? ¿Me ha robado el corazón? ¿Es mucho más divertido que cualquier 4×4 moderno? Sí a todo.
Cotización en el mercado de segunda mano y raids
Antes de terminar la prueba tenemos que hablar de la tremenda popularidad del FIAT Panda en raids, especialmente desde que nació el Panda Raid. Cada año, cientos de Panda preparados por aficionados recorren Marruecos, poniendo al límite la resistencia de hombre y máquina. De hecho, mis compañeros David Clavero y David García Artés hicieron el Panda Raid allá por el año 2017. Los raids han elevado el precio de los Panda 4×4 de forma notable. En estos momentos, una unidad en buen estado, correctamente mantenida, puede rondar los 6.000 euros.
Se cotizan más las versiones ya equipadas con motor de inyección, dicho sea de paso. Sin embargo, la unidad que hemos probado, en un estado de museo absolutamente original, puede duplicar o incluso triplicar esta cotización.
Conclusiones
El FIAT Panda 4×4 fue un pionero. Fue uno de los primeros turismos con tracción total de serie y además, demostró que era posible fabricar un todoterreno barato y muy eficaz partiendo de la base de un coche realmente básico y sencillo. Si alguna vez viajais a las montañas italianas, no debería sorprenderos ver decenas de Panda 4×4 originales, aun en funcionamiento, haciendo la tarea para la que fueron diseñados: ser imparables en superficies de bajo agarre. Es un vehículo desenfadado, simpático y que siempre te poner una sonrisa en la cara.
Su actual popularidad, pese a llevar casi 20 años sin fabricarse, demuestra la genialidad de su concepción y competiciones como el Panda Raid no han hecho más que cimentar su leyenda. Por último, queremos agradecer a Luis, su propietario, la cesión de esta espectacular unidad para este reportaje.
Fotos del FIAT Panda