Algunos conoceréis a Flyin’ Miata. Este taller de Colorado (EE.UU.) está especializado en preparar Mazda MX-5, y es famoso por sus conversiones a motores V8 de origen General Motors – lo cual es una genialidad o un sacrilegio, según puntos de vista. Ya sabemos de lo que son capaces con el 6.2 V8 de 525 CV de Detroit en sus entrañas, y ahora nos muestran que son capaces de crear un Mazda MX-5 sobrealimentado por partida doble. No hablamos de un twin-turbo, hablamos de un sistema «twincharger», una sobrealimentación por turbo y compresor al mismo tiempo. Sus resultados son más que óptimos.
El preparador americano ha decidido usar un Mazda MX-5 RF como punto de partida, aunque podrían haber usado un Roadster sin mayor problema – son mecánicamente casi idénticos, siendo el RF algo más pesado. Para desarrollar esta preparación se han basado en el motor 2.0 Skyactiv-G, que en su configuración de serie desarrolla ya 160 CV. Inicialmente, Flyin’ Miata quería comprobar hasta donde era capaz de llegar el motor con su sistema de turbo firmado por BBR – el mejor especialista en Mazda MX-5 a este lado del charco. Ya puestos, decidieron instalar un compresor volumétrico al motor. Porque ellos lo valen.
Mazda MX-5
El turbo de BBR se sitúa al lado izquierdo del motor – lógicamente, junto a los colectores de escape – mientras que el compresor está situado al otro lado, sobre la admisión del motor. El funcionamiento de este sistema twincharger es muy simple, en verdad. El compresor actúa en todo momento, metiendo más aire en la admisión del motor. Mientras tanto, el caudal de gases de escape mueve el turbocompresor, que aporta su extra de potencia, forzando aún más aire a presión a la admisión del motor. El turbo BBR del Mazda MX-5 es un turbo de grandes dimensiones, soplando a una presión muy modesta.
Flyin’ Miata y BBR saben que gracias a la alta compresión del motor y su régimen de giro, este esquema anti-intuitivo es el que mejor funciona. Los kits BBR para el Mazda MX-5 emplean turbos que soplan a 0,55 bar de presión máxima, pese a ser capaces de soplar a mucha más presión. Optan por retener el carácter y el tacto del motor, frente a ofrecer espectaculares incrementos de potencia en una banda estrecha del régimen de giro. Con todo, logran aumentar la potencia del 2.0 desde sus 160 CV, hasta unos respetables 251 CV. Reconocen que el límite del sistema de turbo serían unos 400 CV, aproximadamente.
Sobre esta base, Flyin’ Miata ha montado el compresor volumétrico Edelbrock e-Force. En esta primera fase, la empresa está logrando desarrollar un equilibrio entre prestaciones, tacto de conducción y usabilidad. No existe una cifra de potencia anunciada, pero lo cierto es que podrían superar los 400 CV fácilmente. Siendo conservadores, posiblemente el equilibrio esté en algo menos de 350 CV. En estos momentos, el factor limitante es el sistema de alimentación de combustible del motor, que actúa como cuello de botella. Posiblemente hagan falta inyectores de más caudal y una nueva bomba de combustible de alto flujo.
A estas modificaciones de motor se suma una interesante mejora del tren de rodaje, con nuevos coilovers con muelles desarrollados por Flyin’ Miata, así como un equipo de frenado mejorado. Un nuevo escape pone la guinda a estas discretas modificaciones. Discretas claro está, hasta que se hunde el pedal derecho…
Fuente: R&T
Fotos: Travis Ingram