El Jeep que protagoniza este artículo es un CJ-5, cuya producción se llevó a cabo entre los años 1954 y 1983. Siendo una versión civil, lo más posible es que se haya producido bajo la era AMC de Jeep y proceda de los años setenta, donde se acumuló el grueso de producción civil. Pero en verdad, importa poco la procedencia de este predecesor del Jeep Wrangler. Porque Jeep ha decidido convertirlo en un restomod con mucho sabor clásico y un oscuro secreto. Uno de esos que los más observadores ya habrán descubierto… y que escuece a los puristas.
El vehículo en cuestión se llama Jeep CJ Surge Concept, y se trata de uno de los protagonistas de Jeep para el SEMA Show. Aunque tuvo su pico de popularidad hace un par de décadas, el SEMA Show es uno de los eventos mundiales de referencia para el mundo del tuning, especialmente en EE.UU. El secreto de este Jeep CJ-5 es que bajo su motor, hay un propulsor 100% eléctrico. Un motor que estéticamente, dicho sea de paso, está repleto de cromados y posee una gran belleza mecánica. Este motor, llamado Surge 400, desarrolla 272 CV de potencia.
Jeep Wrangler
Se conecta al chasis del Jeep mediante tacos de motor a medida, y se acopla, además, al sistema de transmisión de potencia existente. La caja de cambios principal es reemplazada por un desarrollo único de cambio, y el control se lleva a cabo mediante una ruleta situada entre los asientos. Por fortuna, se ha conservado la caja de transferencia original del coche, así como sus ejes de transmisión y su reductora. Por tanto, sus habilidades 4×4 no solo no han mermado, si no que posiblemente han mejorado varios enteros.
Y el motivo es la entrega inmediata de potencia y el enorme par motor instantáneo del motor eléctrico. El motor bebe energía de una batería de 50 kWh de capacidad, cuyos módulos están repartidos por el chasis del vehículo, ocupando el sitio donde deberían ir los asientos traseros del vehículo. Mopar no ha comunicado cifras, prestaciones o autonomía, pero admiten que ha sido un gran aprendizaje para la futura electrificación de clásicos. Todo apunta a que su intención es vender como kits esta combinación de motor eléctrico y batería.
Por supuesto, la mecánica es solo una parte de esta preparación. Además de mejorar sus cotas con la elevación de la suspensión, monta neumáticos off-road BF Goodrich de 35 pulgadas sobre llantas de 18 pulgadas, además de una jaula antivuelco a medida y más protecciones en los bajos. El parabrisas se ha recortado y se han instalado paragolpes de Jeep Wrangler JK Rubicon. De este Jeep también encontramos la consola central en su interior. Los asientos están hechos a medida y el salpicadero se ha simplificado al máximo en busca de un look muy limpio.
En definitiva, una creación que demuestra el potencial de los coches eléctricos en restomod, con resultados apasionantes y que serán del gusto de muchos aficionados.