Los modelos Range Rover Sport y Range Rover son la máxima expresión del lujo dentro de la familia Land Rover. Ambos comparten el mismo sistema de tracción con su hermano aventurero, el Land Rover Defender, además de una suspensión neumática de altura variable que les permite hacer cosas como atravesar un metro de profundidad de agua o trepar por pendientes inverosímiles.
En definitiva, los Range Rover llevan encima un coste brutal para que puedan hacer cosas que nadie va a hacer llevando llantas de 23″ y pinturas que valen más que algunos coches completos. Entonces, ¿qué sentido tiene esto? ¿por qué pagar por algo que jamás vas a usar? Aparentemente, son coches sin sentido.
La definición del lujo
Land Rover Range Rover Sport
Una posible definición del lujo sería poder disfrutar de algo excelente a lo que muy poca gente tiene acceso. La intersección entre la brillantez y la exclusividad.
La exclusividad de un producto puede derivarse simplemente de su precio. Si es suficientemente alto estará al alcance de muy pocos. Pero nadie quiere pagar mucho sólo porque sí, esa sería una decisión estúpida. A cambio de un precio alto hay que poner valor sobre la mesa, algo que merezca la pena adquirir. Aquí entran en juego dos cosas.
Por un lado, las marcas de auténtico lujo tienen que identificarse con unos valores, a ser posible una historia y una tradición. Nadie nos tiene que explicar lo que es un Ferrari, un Porsche o un Rolls-Royce, porque la imagen que tenemos de esas marcas se ha construido a lo largo del tiempo, siendo fieles a una idea atractiva y consistente.
Si una marca representa una idea suficientemente atractiva, eso es algo con lo que nos podemos identificar. Por ejemplo, la historia de Land Rover estará para siempre unida al todoterreno que, en la Europa de posguerra, inventó el vehículo civil de campo. Esa imagen de dureza y capacidad 4×4 es su valor.
Por otro lado está la idea de lo que podrías hacer con tu coche si quisieras. Muchos propietarios de Ferrari (la mayoría) jamás meterían su coche en circuito… pero podrían hacerlo. De la misma manera, muy pocos propietarios de un Range van a sacar su coche del asfalto o ir más allá de una carretera nevada. Pero también podrían.
El lujo según Range Rover
Range Rover es una marca de lujo, entre otras cosas por su historia y sus valores fundacionales, una dureza imaginada y una fantasía de «aventura posible». Es algo imaginario, sí, pero los coches que fabrican tienen que ser capaces de convertirlo en realidad.
Y el lujo consiste en eso, en tener algo difícilmente accesible con un valor esencial que apreciamos y unas capacidades que, usadas o no usadas, sabemos que están a nuestra disposición.
Tengo un coche increíble que podría pasar por cualquier sitio, con una historia detrás que se remonta 75 años hasta el pionero de los todoterrenos. Existen muchas marcas premium, pero solo una puede reclamar ese valor.
Y eso es lo que compras cuando pagas 150.000 € por un Range Rover cuyas capacidades 4×4 jamás vas a utilizar: es caro y no tiene un sentido práctico, pero estás comprando una determinada idea del lujo que desaparecería si, de repente, los fabricasen con tracción delantera. Y no queremos que eso suceda.