Uno de cada dos coches vendidos en España es un SUV. Y muchos de los coches que no consideramos SUV se parecen cada vez más a un SUV. A pesar de que el mercado del automóvil nuevo retrocedía el año pasado un 5,4% (pasando de 859.477 matriculaciones en 2021 a 813.396 en 2022), el volumen de SUV matriculados en España se mantiene (473.512 matriculaciones en 2021 y 471.505 en 2022).
La cuota de los SUV ha aumentado del 55% en 2021, al 58% en 2022. Y, a tenor de las tendencias actuales, y de la evolución de los últimos meses, se espera que su cuota siga aumentando este año. En Europa la situación de los SUV es muy parecida a la española, y este tipo de vehículos siguen copando más de la mitad del mercado.
Citroën C4 X
Con estos datos en la mano sería muy atrevido pronosticar o anticipar la muerte de los SUV. Y aún estamos lejos de haber llegado a ese punto de inflexión en el que, como mínimo, podamos afirmar que el SUV ha tocado techo. Pero hay quien piensa lo contrario y, tanto su posición, como sus argumentos, son lo suficientemente relevantes como para prestar atención a su visión de la evolución del mercado.
¿Están muertos los SUV y aún no nos hemos enterado?
Vincent Cobée, CEO de Citroën, afirmaba en una entrevista con la revista británica AutoExpress que «el mundo de los SUV está acabado», reconociendo en cualquier caso que «los números no le dan la razón».
Si nos fijamos en la gama Citroën no solo nos encontraremos con un primer anticipo al respecto de cómo podría producirse el fin de los SUV, pero también una prueba de que la marca francesa ya está dando los primeros pasos para ser relevante en esa nueva etapa que llegaría tras el reinado incontestable de los SUV. Y ese ejemplo no es otro que el Citroën C4 X, el último lanzamiento de Citroën que sigue los pasos, en segmentos inferiores, de lo que ya marcó el Citroën C5 X.
En un futuro sin SUV lo que veríamos en el mercado serían cada vez más coches con carrocerías que se alejan por completo de lo que tradicionalmente entendemos por un SUV, como una suerte de sedán de cuatro puertas como el C4 X, pero con rasgos de SUV. Una tendencia que ni mucho menos es nueva, pero que sin duda Citroën estaría llevando al extremo con el C4 X, así como su «prima» de Stellantis y compatriota Peugeot estaría haciendo con su nuevo Peugeot 408.
La transición al eléctrico, la aerodinámica y el peso
No merece la pena entrar en disquisiciones al respecto de lo que es un SUV y un crossover, pero sí entender los argumentos del CEO de Citroën para pronosticar que los SUV están acabados. Y el primero de ellos es que la transición hacia el coche eléctrico y la penalización de la aerodinámica y la masa sobre la autonomía necesariamente hará más costoso el SUV y, como consecuencia de ello, hará que sea inviable.
Una mala aerodinámica, y la masa que requiere una carrocería de mayor tamaño, pueden penalizar dramáticamente la autonomía de un eléctrico. La diferencia, meramente por su diseño, entre un SUV y un sedán puede llegar a ser de «50, 60, 70, o hasta 80 kilómetros» de autonomía, tal y como defiende Cobée. Con una carrocería más alta y más grande, propia de un SUV, el fabricante puede mitigar el problema de la autonomía con el margen del que dispone para emplear baterías más grandes (y pesadas). Pero eso no siempre será posible y viable.
Cobée apuntaba que así como «el segmento A ha muerto por las normativas, el segmento D SUV también morirá por la aerodinámica y el peso» y presumiblemente eso podría ser lo que suceda con el resto de los segmentos SUV, si las normativas se dirigen precisamente a penalizar el incremento de peso de los automóviles.
Del coche que refleja un status, a ser etiquetados como terroristas medioambientales
Cobée también apela a la conciencia medioambiental y a como «si tú vives en una gran ciudad, dejar a tus hijos en el colegio con un gran SUV hace cinco años» estaba bien visto, pero «si tú lo haces ahora, eres un terrorista».
Tan interesante como estas apreciaciones, una última consideración de Cobée: «Si nos mantenemos en el «formato SUV» hasta 2030 y descubrimos que no hay ningún cliente, el aterrizaje será duro… tú no quieres ser el último en abandonar la pista de baile».
Actualmente Citroën es una de las marcas menos «dependientes» del SUV en España. El modelo de la marca de los chevrones que alcanzó un mayor volumen de matriculaciones el año pasado fue el Citroën C3 (14.112 unidades), seguido del Citroën C4 (12.841 unidades). En tercer y cuarto puesto encontramos a los dos SUV de referencia de Citroën, con un Citroën C3 Aircross (10.624 unidades) y Citroën C5 Aircross (4.311 unidades).
Y estamos convencidos de que el Citroën C4 X, con su propuesta diferente de sedán de cuatro puertas y rasgos crossover, se situará como uno de los modelos más vendidos de la marca francesa.