Hace apenas unas semanas el fabricante italiano Ferrari nos presentaba los espectaculares Monza SP1 y SP2. Dos coches de su nueva colección Icona, dos coches basados en el Ferrari 812 Superfast e inspirados en las «barchettas» de carreras de los años 50. Una era glorioso, pura épica de la competición del motor. Pero la idea de los Monza SP1 y SP2 no es ni mucho menos nueva. Fabricantes como Mazda ya habían presentado su visión de un coche monoplaza deportivo hace décadas. En este artículo queremos contaros la historia del curioso Mazda Mono-Posto Concept, que vio la luz en el lejano año 1999.
A finales de los años 90 el Mazda MX-5 NB era una rabiosa novedad. La segunda generación del MX-5 perfeccionaba la idea original del roadster de Mazda, con más potencia y la misma pureza dinámica. El coche era marginalmente más grande y pesado, y desde su lanzamiento en 1998 fue un auténtico éxito de ventas. Para capitalizar el éxito de la incipiente escena del tuning, Mazda decidió acudir al SEMA Show de Las Vegas con un espectacular prototipo. Se llamaba Mazda Mono-Posto Concept y era un MX-5 muy deportivo, completamente transformado en un monoplaza preparado para los circuitos.
Mazda MX-5
Fijaos en su diseño, un diseño en el que se retiene el frontal del NB, pero se carena al completo el habitáculo, dando como resultado una forma excepcionalmente aerodinámica. Un minúsculo parabrisas protegía al piloto, de otra forma completamente expuesto a los elementos. Un retrovisor central evitaba tener que montar retrovisores externos de mayor tamaño. En la zaga encontramos un escape central, situado en una moldura del paragolpes. Las llantas Racing Hart de 18″ no son el elemento más agraciado, y pertenecen a la escena tuning de una época pasada – aunque la recordemos con cariño, ha quedado en el retrovisor.
Una toma de aire central es uno de los elementos estéticos clave, así como un baquet Sparco de color azul – con Momo firmando el volante del deportivo. En el interior del Mazda Mono-Posto Concept se instalaba una instrumentación Pro-Comp similar a la de los muscle car, o los coches de la NASCAR – enfocada en la conducción, sin distracción alguna. Una discreta barra antivuelco protegería al piloto en caso de accidente. En cuanto a la mecánica, el motor 1.8 16V de fábrica era sobrealimentado por un kit HKS de turbocompresor hasta los 190 CV a 6.100 rpm – desde los 140 CV de serie.
A estas mejoras prestacionales se unía un nuevo sistema de escape, así como nuevos colectores, tanto de admisión como de escape. El par motor crecía hasta unos impresionantes 330 Nm a 4.100 rpm. El coche conservaba su caja de cambios manual