Hoy en día, en pleno 2017, los coches movidos por hidrógeno siguen siendo algo realmente excepcional, sólo hay un par de modelos comercializándose con este tipo de tecnología y su presencia global es realmente testimonial (Honda Clarity y Toyota Mirai) aunque obviamente no podemos pasar por alto la relevancia de este tipo de mecánicas en un futuro hipotéticamente cercano aunque hoy no os vamos a hablar de ningún prototipo con una mecánica de hidrógeno, ni de ningún plan estratégico que nos hable de una extensa gama de modelos movidas por hidrógeno en las próximas décadas. No. Hoy vamos a remontarnos hasta 1993 de la mano de Mazda y un Mazda MX-5 un tanto peculiar…
Mazda creó 10 unidades del Mazda MX-5 movidas por hidrógeno
Sí, la primera generación del Mazda MX-5 tuvo una versión movida por hidrógeno aunque como imaginarás no se comercializó. Se trata de un experimento más de Mazda (por que como veremos más adelante ha habido más ocasiones…) para llevar el hidrógeno a las calles y claro, en la década de los 90 hacerlo en un Miata era una buena forma de darle visibilidad al proyecto.
Mazda MX-5
Este Mazda MX-5 de 1993 renunciaba al bloque original de cuatro cilindros y 1.6 litros de cubicaje y lo hacía para acoger en su vano a un interesante propulsor con el que seguro que más de un aficionado a este roadster ha soñado alguna vez ver en el vano del MX-5 y es que este Miata movido por hidrógeno contaba con un propulsor rotativo de dos rotores heredado del Mazda RX-7.
Este Miata contaba con el motor rotativo del Mazda RX-7
La apariencia de este Miata poco distaba de la de cualquier otro Miata más allá de una decoración bicolor en blanco y gris y un rótulo en su lateral que lo delataba pero claro bajo su capó poco o nada había de semejante.
Sin demasiada información sobre sus especificaciones sabemos gracias a una publicación de Popular Science de la época que este nuevo conjunto mecánico añadía cerca de 230 kg al liviano roadster que recordemos baja de la tonelada, con un peso declarado de 950 kg, lo que a buen seguro perjudicaba notablemente la grata dinámica de este coche pero claro, a cambio teníamos una mecánica libre de emisiones.
La mencionada publicación nos habla de que repostar este Miata para un trayecto de 100 km implicaba un proceso de 10 minutos, que había un total de 10 unidades adaptadas con este sistema y que en la marca creían que antes de 2020 veríamos coches de producción movidos por hidrógeno, algo que hoy en día es ya una realidad, anecdótica sí, pero una realidad que sin embargo aún no se ha cumplido bajo la insignia de la firma de Hiroshima, sino de la mano de otras firmas japonesas.
Entregaba una potencia de 120 caballos (poco más que los 115 caballos que entregaba originalmente) y su funcionamiento estaba basado en el calentamiento de un hidruro metálico cuyo gas alimentaba el motor rotativo.
La relación de Mazda con el hidrógeno no se reduce a este Miata
Hablar de hidrógeno y Mazda nos debería llevar a pensar, antes que en este Mazda MX-5, en un Mazda RX-8 que en 2006 se presentaba dándonos la posibilidad de elegir si queríamos que nuestro rotativo funcionara con gasolina o con hidrógeno proponiéndonos una potencia de 210 caballos en el primer caso y de 110 caballos en el segundo. Este modelo no llegó tampoco a producción pero sí que gozó de una visibilidad mediática mayor que la del Mazda MX-5 de hidrógeno y además estuvo acompañado por una versión de hidrógeno del Mazda Primacy (Mazda5).
La idea del motor rotativo ligado al hidrógeno sigue hoy en día muy presente por culpa del Mazda RX Vision Concept un modelo que podría tener en el hidrógeno un gran aliado de cara a cumplir con las normativas de emisiones aunque aún seguimos expectantes ante el futuro de este espectacular modelo conceptual.