Mazda y motor rotativo o Wankel son dos términos que irremediablemente van de la mano en el mundo del automóvil, a pesar del importante papel que también desempeñó este tipo de propulsor en otros fabricantes como NSU o Citroën . Así pues, desde que se pusiese fin a la la producción del RX-8 allá por el año 2012, todos esperábamos con anhelo que los de Hiroshima anunciase algún día la vuelta al motor rotativo, anuncio que acaba de ocurrir de la mano del propio CEO de la compañía, Akira Marumoto.
Mazda MX-30
El motor rotativo volverá como un extensor de batería
El pasado día 7 de octubre tenía lugar la presentación del Mazda MX-30 Hybrid, un modelo destinado en principio sólo al mercado japonés y que contará con propulsor Skyactive-G de dos litros y tecnología mild-hybrid de 24 V gracias a un pequeño motor eléctrico de 5,1 kW (6,9 CV) que rendirá una potencia total de 156 CV. Uno de los momentos más interesantes de ese evento fue cuando Akira Maruto anunció los planes de la compañía de lanzar una versión eléctrica de autonomía extendida en la primera mitad de 2022 y que usaría un motor rotativo como generador.
Así pues, este motor Wankel no será quien impulse las ruedas del MX-30 de forma directa, sino que actuará de extensor de autonomía, produciendo electricidad para recargar las baterías de un MX-30 eléctrico. Esta maniobra casa perfectamente en la filosofía de Mazda y en su forma de presentar soluciones alternativas a un mismo problema, tal y como ha hecho con su gama de motores Skyactive-G y Skyactive-X, en lugar de recurrir a bajar cilindrada y dotarlos de sobrealimentación. Así, este tipo de eléctrico (que ya vimos en el Opel Ampera o en el BMW i3 REX) es una forma de disfrutar de muy bajos consumos de combustible con un espíritu similar a los híbridos enchufables, pero con la ventaja de que es un motor eléctrico quien impulsa el coche, lo que se traduce en un par instantáneo, menor ruido y mayor suavidad de marcha.
¿Por qué un motor rotativo?
Que Mazda haya elegido rescatar el motor rotativo para esta aplicación y no usar uno convencional no casualidad, sino causalidad. Un motor Wankel es un propulsor mucho más compacto, ligero y simple, ya que posee un menor número de componentes, y sobre el papel fiable, aunque la práctica en este último aspecto ha ido por otro camino. A ello se le une también que por su propio concepto, en el que todos los movimientos son rotativos (el rotor, el eje…) y no existe ningún movimiento alternativo, posee una gran suavidad de funcionamiento.
De esta forma, que tenga un menor tamaño facilita su instalación en un coche que ya tiene que albergar un motor eléctrico, una batería de considerable volumen y el inversor, contando además con ese bajo peso, factor fundamental si tenemos en cuenta el peso de esas baterías. Por último, en un vehículo eléctrico en el que apenas existen ruidos o vibraciones resulta de los más conveniente de suavidad el Wankel.
Tampoco nos podemos olvidar que en esas condiciones de extensor de batería el motor trabajará siempre a un régimen constante, para el cual se habrá optimizado su funcionamiento, curvas de par y potencia, y sobre todo el consumo, que debería ser muy bajo, algo a lo que también contribuye ese régimen constante de revoluciones, pues son los cambios de velocidad uno de los grandes responsables de ese aumento de consumo.
Por último, cabe mencionar que además del Wankel, para esta aplicación también sería ideal el motor INNengine que está en su primeras fases de desarrollo por parte de una start-up granadina, un motor de pistones opuestos que recurre a una ingeniosa leva giratoria y que consigue una gran relación entre tamaño, peso y prestaciones, así como una gran suavidad de funcionamiento y baja sonoridad.