Pocos podrán alegrarse del adios del Bentley Mulsanne, pero hoy os vamos a demostrar que su desaparición trae consigo algo que nadie se esperaba, y es que el Bentley Flying Spur se ha convertido en el ¿mejor? coche de lujo del momento. La respuesta final a esta pregunta os la dejamos al final de nuestra prueba en vídeo, pero tal y como ya os adelantamos en nuestro análisis de la versión de 12 cilindros, el Bentley Flying Spur se ha reiventado y ahora luce una receta que no dejará a nadie indiferente.
Con la intención de desarrollar la tercera generación del Bentley Continental GT, y por ende su versión berlina Flying Spur, los ingenieros de la marca inglesa tomaron una decisión muy importante que hoy es clave de nuestro análisis. Mientras en el pasado, las dos primeras generaciones del Bentley Flying Spur se crearon bajo la supervisión de Audi, esta última evolución se ha desarrollado por completo bajo la tutela de Porsche, accediendo a lo mejor de Stuttgart en cuanto a plataforma, tren motriz, propulsión y tecnología.
Bentley Flying Spur
El motivo de cambiar los ingredientes de esta receta no podía haber sido más acertado, pues además este Flying Spur nacía con el mayúsculo reto de dar relevo al Mulsanne, aunque haciéndolo sin perder su esencia como berlina de súper lujo de tintes deportivos. Sustituir al todopoderoso Bentley Mulsanne no era una tarea sencilla, pero los tiempos han cambiado y las berlinas están obligadas a reinventarse para sobrevivir, y Bentley se ha tirado a esa piscina con un resultado que ya podéis comprobar por vosotros mismos.
Ya lo habíamos probado en configuración de 12 cilindros, o lo que es lo mismo, la máxima expresión del lujo y el refinamiento en la gama Flying Spur, pero ahora la berlina de Bentley se presenta con un planteamiento diferente poniendo más peso en su faceta deportiva, confiando para ello en una puesta a punto específica, diseño exterior diferenciado y un propulsor 4.0 V8 Twin-Turbo capaz de desarrollar 550 CV y 770 Nm. Por decirlo de alguna manera, este Flying Spur hace patente esa máxima de cuando el más es menos, convirtiendo 5,32 metros de berlina en el deportivo ideal para viajar a 300 Km/h (a 318 Km/h para ser exactos).
Pero lo verdaderamente sorprendente de este Flying Spur, es el hecho de que dinámicamente consigue un comportamiento sobresaliente pese a su tamaño y peso. Como decíamos, el tener una base Porsche como punto de partida no era casual, encontrando una suspensión neumática capaz de filtrarlo todo, pero que a cambio consigue mantenernos en la trayectoria por rápido que sea nuestro ritmo, apoyándose en el uso de estabilizadoras activas y un eje trasero direccional. Y para culminar su parte técnica debemos sumar una transmisión con caja de cambios de doble embrague rápida, capaz de digerir los 770 Nm sin rechistar y permitiéndonos saborear un 0-100 Km/h de 4,1 segundos, pero también disfrutar de un trasera mucho más viva que en los anteriores Flying Spur gracias a una tracción total donde el grueso del par es enviado al eje posterior.
La idea de lujo que ofrecen marcas como Bentley se basa en el empleo de los mejores materiales y la mejor manufactura de los mismos, pero la verdadera diferencia con respecto a rivales como el Mercedes Clase S, el Audi A8 o el BMW Serie 7, está en el infinito abanico de posibilidades que podemos disfrutar en tanto a personalización y diseño. En nuestra visita a la fábrica de Bentley en Crewe te contamos todos los entresijos de cómo se fabrica y personaliza un Bentley, pero para resumir, solo te diremos que el límite lo impone tu imaginación y tu cuenta corriente.