Los SUV han condenado al destierro a los monovolúmenes y aunque parecía que iba a suceder lo mismo con los familiares, éstos han conseguido mantenerse a flote. Algo que han logrado gracias a la apuesta que determinadas marcas, como Peugeot, han hecho por este tipo de carrocerías: el Peugeot 308 SW es un gran ejemplo de ello. En Diariomotor nos hemos subido a bordo para probar el Peugeot 308 SW, el familiar que logrará que olvides a los SUV.
Durante un par de días hemos atravesado Madrid y Castilla-La Mancha recorriendo autovías, carreteras secundarias… y algún camino que se coló en los planes previstos. Jornadas en las que hemos comprobado por qué el 11% de los conductores que incorporan el Peugeot 308 SW a su garaje particular llegan desde el segmento de los SUV. Ofrece comodidad, espacio y gran capacidad de carga. Lo mismo, pero con una carrocería más baja y más compacta que implica otras sensaciones al volante además de consumos más moderados.
Peugeot 308 SW
La versión familiar del anterior Peugeot 308 consiguió vender un millón de unidades: una cifra que la marca francesa quiere superar con este nuevo SW. ¿Cómo pretenden conseguirlo? Con un diseño diferente, mucha tecnología y, sobre todo, más espacio.
Más espacio
Comenzamos nuestro primer acercamiento al Peugeot 308 SW, precisamente, por las cifras que le permiten presumir de ese espacio. Asentado sobre la plataforma EMP2, mide 4,64 metros de largo (6 centímetros más que el modelo anterior), 1,44 metros de alto (2 centímetros menos para reforzar el dinamismo de su diseño exterior) y 1,85 metros de ancho (cifra que se mantiene). La distancia entre ejes, por su parte, crece 5,5 centímetros respecto a la berlina para llegar a los 2,73 metros.
Los cambios en sus medidas se traducen en más amplitud para las plazas traseras y aunque el hueco que tenemos para las rodillas es de 12,9 centímetros, Peugeot podría haber exprimido (aún más) esa distancia entre ejes porque los ocupantes de las filas traseras contarán con el sitio justo para las piernas si miden más de 1,75 metros. A pesar de la caída del techo en la parte posterior, no penaliza (demasiado) el hueco que queda por encima de la cabeza. Donde sí flaquea el modelo francés es en el acceso: el ángulo de apertura es de unos 75 grados y el marco puede resultar estrecho.
El gran maletero
Y es que donde se percibe con claridad ese aumento de espacio es en el maletero, que, además cuenta con un sistema manos libres de apertura automática y accionamiento eléctrico. Gracias al voladizo de 21 centímetros que el 308 SW añade respecto al 308, su capacidad de carga es de 608 litros en las versiones con motor térmico y de 548 litros en las híbridas enchufables. Cifras muy capaces. Los asientos de la fila trasera se dividen en tres partes (40/20/40) y se pueden abatir desde el maletero para disponer de un volumen total de 1.634 litros (1.574 en los PHEV): con este espacio podremos cargar objetos de más de 1,85 metros de largo.
Un exterior diferente
Si por algo se caracteriza el lenguaje de diseño que Peugeot aplica a sus modelos es por ser tan diferente como atractivo. La marca francesa combina ese par de elementos con la practicidad de un familiar y un inesperado dinamismo: los diseñadores han conseguido que el coeficiente aerodinámico del 308 SW sea de sólo 0,27 Cx.
Igual que sucede con el Peugeot 308, la silueta del SW gana en deportividad y agresividad respecto a la generación anterior. Las similitudes entre el compacto y su versión familiar saltan a la vista puesto que desde el frontal hasta el pilar C son iguales: a partir de ahí todo cambia. Nos encontramos, por lo tanto, con el nuevo logo de la marca en el centro de una parrilla enmarcada por unos pilotos led alargados y unos grupos ópticos con la característica forma de colmillo: éstos se extienden hasta el splitter delantero (evocando al Peugeot 508) aunque en esta ocasión desembocan en un parachoques más recio.
Las líneas del Peugeot 308 SW siguen estando muy marcadas y la del techo dibuja una acentuada caída en la parte trasera hasta, casi, el spoiler de la zaga: esto no impide alojar unas amplias ventanillas para la fila trasera. Es ahí, en el Pilar C, donde nace el voladizo de 21 centímetros que le da ese carácter de ‘station wagon’. En la parte trasera, Peugeot se ha decantado por dar paso a más chapa de lo habitual para incrementar la sensación de amplitud.
Dentro del Peugeot 308 SW
El Peugeot 308 SW da un paso al frente en todo lo relacionado con los materiales empleados en el interior, en los acabados y en la calidad percibida: los plásticos blancos se mezclan con los revestimientos sintéticos y con detalles que imitan el esquema de la fibra de carbono. El diseño se ha concebido para que toda la atención se siga centrando en un punto: el puesto de conducción.
El puesto de conducción de Peugeot
Como ya os hemos contado, hace diez años, Peugeot apostó por un innovador concepto: el i-Cockpit. Un puesto de conducción amado y odiado a partes iguales: está compuesto por un pequeño volante achatado por arriba y por abajo y por un cuadro de instrumentos (ahora en 3D) que aparece por encima de ese volante. A mí me cuesta acostumbrarme, quizás, por mi reducida estatura y es que creo que para los que medimos poco y los que miden mucho es más complicado encontrar la posición correcta para que el volante no tape la instrumentación. Por cierto, los nuevos asientos de corte deportivo tienen certificación AGR.
En la parte central, el Peugeot 308 SW cuenta con una pantalla táctil de 10 pulgadas y alta resolución que es más fácil de usar, más intuitiva y, sobre todo, más personalizable: podemos configurar una serie de widgets que se convierten en los accesos directos a las funciones que más usamos (climatizador, radio, navegador…) imitando el estilo de los smartphone. Son lo que Peugeot ha bautizado como i-Toggles y la forma de sustituir a los mandos físicos (presentes en las versiones de acceso) que, desde mi punto de vista, se siguen echando de menos: aunque haya un atajo para la temperatura, los grados hay que ajustarlos en la pantalla.
El equipamiento
El Peugeot 308 SW dispone de cinco niveles de equipamiento que, ordenados de menor a mayor, son Active Pack, Allure, Allure Pack, GT y GT Pack. Los precios arrancan en 24.950 euros para las versiones de gasolina, en 27.750 euros para las diésel y en 35.480 euros para las híbridas enchufables.
El de acceso ya es bastante completo e incluye, de serie, arranque manos libres, llantas de 16 o 17 pulgadas, climatizador automático bizona, Peugeot Connect Radio, detector de obstáculos trasero, etc. A esto sumamos el Pack Safety con asistente de mantenimiento de carril, reconocimiento de señales de tráfico, regulador y limitador de velocidad, alerta de distracción, frenada de emergencia en ciudad y frenada automática de emergencia controlada con cámara y radar.
La gama mecánica del Peugeot 308 SW
Variedad. Esa es la palabra idónea para definir la propuesta mecánica del Peugeot 308 SW. Al estar asentado sobre la plataforma EMP2 del Grupo Stellantis puede ofrecer tanto motores de gasolina como diésel sin olvidar las opciones electrificadas:
- Gasolina: PureTech de 110 CV (caja manual) y 130 CV (caja manual o automática EAT8 de ocho relaciones)
- Diésel: BlueHDi de 130 CV con la transmisión EAT8
- Híbridos enchufables: Hybrid de 180 CV y de 225 CV con 60 kilómetros de autonomía según el Ciclo WLTP.
Todas las configuraciones cuentan con tres modos de conducción: las dos primeras ofrecen Eco, Normal y Sport mientras que en el caso de las PHEV son Electric, Hybrid y Sport.
¿Cómo va el Peugeot 308 SW?
La prueba dinámica del Peugeot 308 SW se dividió en dos partes: en la primera (el viaje de ida) probamos el Peugeot 308 SW con el motor de gasolina de 130 CV y en la segunda (el viaje de vuelta) la versión híbrida enchufable de 225 CV.
Una y otra consiguen que el Peugeot 308 SW sea más coche y tenga un aplomo más propio de segmentos superiores al de los compactos. Hablamos de un familiar con una notable calidad de rodadura que no se inmuta por mucho que se incremente el ritmo. A este confort contribuye la comodidad de esos asientos AGR que ayudan a que el cansancio no asalte al conductor y el buen trabajo que Peugeot ha hecho con la insonorización del habitáculo: no es de extrañar si tenemos en cuenta que la luna delantera, por ejemplo, mide casi 4,5 milímetros.
Sus reacciones son muy neutras: tanto es así que su carrocería familiar no le penaliza en los tramos más revirados. Y aunque el 308 SW responde bien a nuestras órdenes se sigue echando de menos una dirección con más peso que transmita mejor todo lo ocurre por debajo de nosotros.
¿Gasolina o híbrido enchufable?
Después de un par de días de convivencia, el Peugeot 308 SW con motor de gasolina decanta la balanza a su favor porque tiene un comportamiento más vivo y más ligero: sus 130 CV son suficientes para no echar en falta mayor potencia y para no disparar el consumo que, en nuestro caso se quedó en 5,8 l/100 km tras recorrer unos 300 kilómetros por autovía y secundarias.
La versión híbrida enchufable del familiar francés da la sensación de poner sobre la mesa una opción más deportiva y dinámica: algo lógico si tenemos en cuenta la mayor aceleración de su motor eléctrico. A pesar de esto y de sus 225 CV, tiene una forma de ser más perezosa porque tiene que mover 362 kilos más.
Olvídate de los SUV
El Peugeot 308 SW es, en definitiva, una apuesta segura para aquellos conductores que buscan espacio y practicad en un coche con un diseño diferente y cargado de tecnología. Tras un año de ausencia en el mercado, la marca francesa ha vuelto demostrando que sabía dónde tenía que mejorar para hacer un coche más maduro y capaz de hacer que, al menos, una parte de los conductores comiencen a olvidarse de los SUV.