He de decir que si hace solo unos años alguien me hubiera dicho que mi primera experiencia en un circuito como Monza, un escenario legendario de grandes gestas de la competición, sería a los mandos de un SUV, de un Land Rover, y así de divertida, me hubiera costado creerlo. Pero hoy en día no solo nadie se sorprenderá de que haya algún todocamino rondando, o incluso superando, los 600 CV de potencia. De nombres como Bentley Bentayga, Lamborghini Urus, Porsche Cayenne Turbo, o el que hoy nos ocupa, y el que hemos podido probar en circuito, el Range Rover Sport SVR de 550 CV de potencia. ¿Nos acompañáis para conocer nuestra experiencia conduciendo en esta prueba en circuito del Range Rover Sport SVR en Monza?
Land Rover Range Rover Sport
La sección Special Vehicle Operations de Jaguar Land Rover nos demuestra que los británicos no solo no tienen complejos, sino que están dispuestos a crear los productos más exquisitos y exóticos para satisfacer las necesidades de cualquier cliente. Y eso no solo implica a productos de las más altas prestaciones, o con vocación de circuito.
De manera que un Range Rover Sport SVR como este se presenta con unas prestaciones que sonrojarían a muchos deportivos. Un Range Rover SVAutobiography, además de potente, puede presumir de la distinción y el confort de la limusina más lujosa que conozcas. Y Jaguar nos puede satisfacer con propuestas ultradeportivas que van desde un Jaguar F-TYPE SVR que, además de capaz, podría ser tu coche para el día a día y un Jaguar XE Project 8 que, irónicamente, nacido del sedán para todos los públicos y bolsillos de Jaguar, se ha transformado en un coche de carreras con licencia de calle.
Dentro de ese universo de Special Vehicle Operations, el Range Rover Sport SVR se antoja como uno de los SUV más potentes y deportivos del mercado, en un lugar en el que tal vez sea difícil encontrar otras propuestas comparables, más allá del Porsche Cayenne Turbo. No será tan potente, tan caro, y avanzado técnicamente como se espera sea el Lamborghini Urus, pero sí es mucho más confortable y espacioso y más deportivo que el italiano, aunque no tan lujoso, caro, y exclusivo, como un Bentley Bentayga.
Aunque el circuito sea para nosotros el lugar ideal para buscar los límites, con seguridad, del Range Rover Sport SVR, no podemos olvidarnos de que estamos ante un coche que más allá de potencia ofrece practicidad. Pocos vehículos encontraremos en el mercado capaces de ofrecer tanta polivalencia. Es espacioso, es cómodo para el día a día, es un coche ideal para salir de viaje, pero también para disfrutar el fin de semana en una carretera de curvas, en un puerto de montaña.
Y es un coche que te permitirá pasártelo como un enano en un circuito como este. Y con esta afirmación no nos hemos vuelto locos. De hecho, parafraseando a mi compañero David Clavero en su prueba del Range Rover Sport SVR, quienes se han vuelto locos han sido los que han creado esta bestia de Special Vehicle Operations y Land Rover.
Accionar el arranque del Range Rover Sport SVR ya es toda una experiencia. Y por un momento nos hace recordar a uno de los deportivos con un sonido más contundente y cargado de personalidad que recordamos, el del Jaguar F-TYPE y sus motores V8. Este modelo sería el primer Range Rover en equipar un sistema de escape con dos etapas y válvulas que pretenden mantener el confort en el día a día, y desatar la locura en un momento en el que, como este, queramos disfrutar conduciéndolo en una buena carretera o circuito.
Y eso nos lleva a disfrutar de una experiencia que ya casi habíamos olvidado, con motores modernos que de la mano del turbo han perdido ese espíritu del motor atmosférico que el compresor volumétrico aún conserva. Y eso he de deciros que nos encanta. Y probablemente sea una de las claves de la experiencia que podemos vivir en un Range Rover Sport SVR, muy alejada del sonido contundente, pero mucho más apagado, y con menos carácter, de productos como el nuevo Porsche Cayenne Turbo y su motor biturbo.
El Range Rover Sport SVR te lleva a reflexionar por qué, al menos entre los productos más deportivos, existe tanta obsesión por el turbo, por un segundo turbo y las «uves calientes» para mejorar la respuesta, cuando un compresor puede conseguir un resultado comparable, y más satisfactorio a la hora de transmitir sensaciones.
Tampoco podemos evitar un suspiro de alivio. Viajamos hasta Monza en plena ciclogénesis explosiva, con un temporal que arreció con especial fuerza en regiones como el norte de Italia, en la que se encuentra este circuito. Llegar hasta la ciudad la tarde anterior y encontrárnosla cubierta por un manto blanco no ayuda a tranquilizarnos.
Despertarnos en el Hotel de la Ville, en el mismo parque en el que se encuentra el circuito, y encontrarnos con que una densa niebla nos oculta el enorme edificio de la Villa Reale di Monza a menos de cien metros, nos tranquiliza aún menos. Pero, por suerte, el día se despeja, la pista, aunque con zonas aún húmedas y deslizantes, está practicable. Y los montones de nieve que nos encontramos en algún piano son el único recuerdo del temporal del día anterior y, sobre todo, una amenaza lo suficientemente seria como para disuadirnos de tocar el piano al atacar alguna que otra chicane.
En su desarrollo, en Land Rover eran conscientes de que necesitaban más potencia, pero también de que no renunciarían a su motor V8 de 5.0 litros Supercharged, sobrealimentado por compresor, su rendimiento, su progresividad y ese tacto tan deseado tanto en aplicaciones deportivas, como todoterreno. De hecho, aunque en este modelo – que es previo a la actualización que acaba de llevarse a cabo –
se alcanzaran los 550 CV de potencia, hace unas semanas se presentaba una leve revisión con la que se ha llegado a los 575 CV de potencia y se ha recurrido a detalles tan exquisitos y atípicos como un capó de fibra de carbono. Pero eso no es todo, ya hemos visto cómo este bloque se empleaba en otros productos de Special Vehicle Operations de Jaguar Land Rover hasta alcanzar los 600 CV de potencia.
Nada más hundir el pie en el pedal del acelerador nos topamos con una de las cifras más espectaculares de este vehículo, su 0 a 100 km/h en 4,7 segundos. Según salimos de boxes y encaramos la recta de salida, nos preocupa la velocidad que podemos alcanzar en tan pocos metros antes de llegar a la primera chicane y la capacidad que tendrán sus frenos Brembo para detener casi 2.500 kilogramos. Pero su sistema de frenado hace honor a su fama y, aunque el asfalto húmedo nos obliga a tener mucho tacto, y evitar el bloqueo completo, no tenemos demasiados problemas para frenar apuntando al lateral izquierdo de la pista, colocarnos, y encarar la primera chicane de la pista, que comienza a derechas.
Resulta indescriptible la sensación de pilotar a esta velocidad un coche a una altura tan elevada sobre el asfalto, pero aún más sentirte abrazado por estos asientos.
Los pasajeros, en las plazas traseras, también pueden disfrutar del relativo confort y el agarre de un asiento de competición.
Nos bastan un par de curvas para percatarnos de lo divertidas que van a ser estas vueltas. La capacidad de tracción del Range Rover Sport SVR, nos aporta mucha tranquilidad y, como decíamos anteriormente, solo nos preocupa en momentos especialmente delicados con el asfalto un tanto deslizante como la frenada.
Pero la altura a la que conduzco, y el desplazamiento de las masas, hacen que bajemos a la tierra y que recordemos que, ante todo, estamos ante un Range Rover. Y es en ese momento cuando descubrimos el tipo de reacciones que puede tener este Range Rover Sport SVR al lidiar con situaciones un tanto extremas, que dudo mucho que la mayoría de sus compradores vayan a tener ocasión de experimentar en carretera.
Al llegar a la primera chicane, que os aseguramos es mucho más compleja de trazar en pista de lo que ya muchos imaginábamos al ver cómo casi todos los pilotos profesionales se la han saltado alguna vez en su vida, cuesta mucho evitar el subviraje. Y la única forma de evitar que el Range Rover que conducimos se vaya de morro que se nos ocurre es, forzando un sobreviraje, deslizando, para encarar la salida. Pero eso sí, con una sonrisa en la boca. Y es que, si bien es cierto, por sus proporciones, y masas, es relativamente fácil de descolocar, sus reacciones son tan predecibles como lo son esos desplazamientos de masas.
No puedo evitar escalofríos cada vez que paso por meta a más de 200 km/h, para contemplar cómo el velocímetro supera los 210 km/h, los 220 km/h, los 230 km/h, y entonces tengo que hundir el pie en el freno para evitar saltarme la chicane. La sensación de hacerlo en un vehículo de su tamaño y a esta altura, es indescriptible. Y sabemos que puede alcanzar los 260 km/h, sin superarlos porque ha sido limitado electrónicamente.
El Range Rover Sport SVR nos ha demostrado que Land Rover puede crear un todocamino de lujo, con aptitudes fuera del asfalto, y hacer que sea competente incluso en circuito. He de decir que su gran aplomo, porque lo tiene, no me sorprendió tanto como el del nuevo Porsche Cayenne Turbo, y su sistema de estabilizadoras activas. Pero también que el de Porsche tiene un gran rival en este Range Rover Sport SVR, que además puede llegar a ser más emocionante en ciertas situaciones por el tacto y el sonido de su V8.
Lo sorprendente del Range Rover Sport SVR es que aún siendo muy radical, y divertido en conducción deportiva, sigue siendo práctico para el día a día y contando con las capacidades fuera del asfalto que se esperan de un Land Rover.
Pero el Range Rover Sport SVR no es el único modelo de Special Vehicle Operations que nos ha traído hasta Monza. Y os remitimos a la segunda parte de este viaje para hablaros más a fondo de ello.