Hace unas semanas os hablamos de la subasta de uno de los coches más interesantes de la cultura del tuning japonesa. A finales de los años 90 la escena de preparaciones en Japón vivía un boom sin igual, con revistas como Option y programas como Best Motoring alcanzando su punto álgido de difusión y popularidad. De aquél caldo de cultivo salieron máquinas como el Toyota Supra con motor V12 de «Smokey» Nagata, posiblemente la preparación más icónica de Top Secret, su taller de preparaciones. En 1999 ese Toyota Supra protagonizó uno de los vídeos más polémicos grabados hasta la fecha.
Era una época en la que las carreras ilegales estaban glorificadas, la misma época que vio nacer a la saga de «A Todo Gas» o videojuegos como Need for Speed Underground, que capitalizaban la popularidad de esta subcultura al margen de la ley. Se cree que Smokey Nagata era uno de los miembros del Mid Night Club, un grupo de adictos a la velocidad que competían de forma ilegal en las autopistas que rodeaban a Tokyo, en busca de la velocidad máxima más elevada – se habla de velocidades de hasta 350 km/h con coches preparados hasta arriba. Sus aventuras fascinaban y atemorizaban a la sociedad, a partes iguales.
Toyota GR Supra
*Nota: el coche monta un kit estético colocado a posteriori.
El Mid Night Club desapareció en 1999, por motivos que detallaremos en otro artículo. Fue en el mismo año en el que Smokey Nagata llevó a cabo una de las mayores locuras automovilísticas jamás filmadas. Lo hizo a petición de Video Option, el servicio de producción de vídeo de la revista Option, que era enviado mensualmente a sus suscriptores. Video Option grababa carreras ilegales, coches modificados y la incipiente escena japonesa de drifting, entre otras cosas. En 1999, quisieron grabar uno de los deseos más locos de Nagata: superar las 200 millas por hora en una autopista británica abierta al tráfico. Algo absolutamente ilegal, como es obvio.
Ni cortos ni perezosos, enviaron a Smokey Nagata a Reino Unido, junto a un equipo de grabación y su Toyota Supra. El Toyota Supra tenía prestaciones superiores a las de cualquier superdeportivo coetáneo, y su motor desarrollaba cerca de 1.000 CV de potencia. Era un V12 procedente de un Toyota Century, modificado hasta la saciedad y sobrealimentado por dos turbocompresores. Prácticamente no quedaba nada de serie en aquél misil con ruedas de 943 CV. Nada más aterrizar en Reino Unido, Smokey Nagata comenzó a hacer burnout a plena luz del día, como si estuviera preparándose para su hazaña nocturna.
Como si fuera una wangan japonesa, esperó a la medianoche para lanzarse a la autopista A1 británica, tratando de romper la barrera de las 200 millas por hora. Varias cámaras estaban grabando todo a bordo, y el equipo de grabación estaba apostado en un punto estratégico. Aunque el suelo estaba mojado y el coche perdía tracción incluso en quinta marcha, Nagata logró alcanzar los 317 km/h (certificados por GPS), quedándose a apenas 5 km/h de la barrera psicológica de las 200 millas por hora. Fue entonces cuando vio luces azules estroboscópicas por el retrovisor: la policía le perseguía en un Volvo 850.
Aunque habría podido dejarles muy atrás, Smokey Nagata paró su coche a un lado de la carretera. Curiosa faceta la de Nagata, combinando la mentalidad respetuosa y tradicional de los japoneses con una vertiente visceral y descerebrada a los mandos de su coche de altas prestaciones. Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La sorpresa de la policía tuvo que ser mayúscula: no todos los días se detiene un coche matriculado en Japón, circulando en plena noche a más de 300 km/h. Nagata afirmaba desconocer el idioma, ante la insistencia de la policía. Además, antes de que le detuvieran, logró esconder la cinta de una de las cámaras on-board.
Nagata pasó aquella noche en el calabozo, tuvo que pagar una multa de 190 libras y además fue condenado a no conducir en Reino Unido durante los siguientes 28 días. Nagata volvió a Japón con su Supra, que años después alcanzaría una velocidad punta de 358 km/h en el óvalo de Nardó en Italia, esta vez sin tráfico. Todo quedó grabado, y podéis comprobarlo en el vídeo que hemos dejado sobre estas líneas – lo sentimos por su modesta calidad, en aquella época aún no se había inventado la alta resolución. Un documento visual único, perteneciente a una época ya pasada – que no volverá a repetirse.