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Si Renault sacase el Mégane Coupé en 2024 del cajón de sastre, tendría que ser de esta forma y con este motor

Si es cierto que las modas son pasajeras y esas modas también son cíclicas en el mundo de la automoción, hay una moda de los noventa que, de momento, aún no ha vuelto: la de los coupés generalistas, cuando casi cada marca tenía su variante coupé utilizando mecánicas ya existentes. No obstante, si uno de los coupés más queridos de aquella época, ¿Cómo sería? Sus creadores nos han dado una pista.

El Renault Emblème tiene ciertas similitudes estéticas con el Mégane Coupé de tiempos pasados

Renault Emblème destaca con su frontal imponente y diseño vanguardista.

Si nos fijamos en las líneas del prototipo del Renault Emblème que veremos en el Salón de París, tenemos una pista. Esas líneas curvadas en el capó que acaban en faros alargados, la línea de cintura, líneas musculadas sobre el eje trasero, casi como si fuera más ancho que el delantero, una terminación tipo coupé… ¿no os suena de algo? Coincidencia o no, tiene cosas en común con el Mégane Coupé, tanto el de 3º generación como el de 1º, que viene precisamente de los 90.

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Obviamente, el concepto es distinto. Renault presenta este Emblème como un shooting brake de cuatro puertas (lo cual no casaría con la definición clásica de coupé…ni de shooting brake). Mide 4,8 metros de largo, lo que lo posicionaría dentro del segmento C acercándose al D – el Mégane Coupé original, aunque sea segmento C técnicamente, medía 3,93 metros y el de 3º generación unos 4,295 metros.

El enfoque en el viaje cómodo, punto en común con el Mégane Coupé pese a su línea deportiva

Renault Emblème, visión trasera lateral en un halo de luz, diseño futurista.

Esta longitud tiene como objetivo ofrecer viajes familiares cómodos, algo que ha estado en el ADN del Mégane desde la primera generación. Incluso el Mégane Coupé, pese a tener líneas deportivas y de hecho ser el coche de rallyes creado por la marca entre 1996 y 1999, se anunciaba como un coche con una marcha confortable. También tenía la ventaja de un peso contenido, algo que tiene mucho que ver con la concepción de este prototipo.

El objetivo de este Emblème se rige por los de descarbonización de la marca, un ciclo de vida que emita hasta un 90% menos de CO2 (5 toneladas de CO2 frente a las 24 toneladas del Mégane eléctrico o 49 toneladas de CO2 del Captur con motor de gasolina). Es un proyecto de 20 socios de la marca, cada uno aportando desde su campo, entendiendo el ciclo de vida útil desde que se obtienen las materias primas, montaje, transporte, uso del vehículo, mantenimiento a lo largo de unos 200.000 km y posterior reciclaje. Y la elección de motor es clave para ello.

Eléctrico y pila de hidrógeno, la apuesta de Renault para la descarbonización

Vista dinámica del Renault Emblème destacando su diseño aerodinámico y líneas modernas.

Renault no ha optado ni por un motor eléctrico ni por un sistema híbrido convencional. En este caso, utilizaría un motor eléctrico de rotor bobinado de 215 CV libre de tierras raras alimentado por una batería NMC de 40 kWh capaz de darle cientos de kilómetros de autonomía. Para más distancias, se utiliza una pila de combustible PEMFC de 30 kW alimentada por hidrógeno con un depósito de 2,8 kg. El resultado es un Emblème que, en teoría, debería ofrecer 1.000 km de autonomía, similar a un diésel actual o a la autonomía de sus mecánicas GLP pero emitiendo vapor de agua.

Al limitar el tamaño de la batería, más grande que la de un híbrido enchufable pero no tan grande y pesada como la de un eléctrico convencional, se consigue mantener el peso, igual que con la pila de combustible. Aunque no es el peso pluma del Mégane original, hablamos de un eléctrico de 1.750 kg en vacío. La contención del peso, por supuesto, es clave para la autonomía y el consumo, además del comportamiento dinámico del vehículo.

Ni es un Mégane Coupé ni se parece, aunque no sería el único caso

Vista lateral del Renault Emblème que muestra su perfil aerodinámico

Renault no ha hablado de producir este coche de alguna manera, simplemente siendo un ejercicio de ingeniería. Ahora bien, de salir al mercado, no va a ser como el Mégane Coupé por varias razones, además del tamaño. La primera es el precio: en aquellos años el Mégane Coupé se compraba porque era barato (menos de 20.000 € bien equipado), potente para el peso que tenía y con una línea muy atractiva que ha envejecido cual vino añejo. A modo de referencia, cuando el Mégane E-Tech apareció en el mercado, superaba la barrera de los 52.000 €. Y esta tecnología va un paso más allá.

Por otro lado, está el aspecto de ser un shooting brake-crossover de 4 puertas. No, no tiene mucho que ver con el espíritu del Coupé, pero la pregunta es ¿os compraríais un dos puertas a día de hoy? Cierto es que Honda va a arriesgar con el Prelude y que Renault arriesga en ocasiones, pero no es lo habitual. Desde luego, ya tenemos los ejemplos de Ford tanto con el Puma como con el Capri, los dos con recepciones completamente opuestas…

Vídeo destacado del Renault Mégane

Imagen para el vídeo destacado del Renault Mégane Botón de play

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¡Muy bueno!

David Durán

Habiéndose criado a pocos kilómetros del Circuito de Jerez y viendo cierto trío de ingleses hablando de coches desde pequeño, para David Durán decantarse por el mundo del motor no le fue difícil. Desde que se cruzó con un Ferrari F40 y un Lamborghini Diablo en plena carretera en un 'simple' viaje familiar, siempre ha querido estar ligado a la automoción. Seguir leyendo...

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