Hace ya décadas, los coches familiares eran tan ubicuos en las carreteras estadounidenses como lo son hoy en día los SUV y los crossover. Eran el segmento de moda, y eran coches apreciados por su gran espacio a bordo. Sin embargo, en pleno año 2019, los familiares tienen una cuota de mercado de sólo el 1,4% en el gigantesco mercado estadounidense. En 2018, apenas se han vendido 200.000 coches familiares en Estados Unidos. Y curiosamente, el líder absoluto de este segmento, ha sido el Subaru Outback: el 85,7% de todos los familiares vendidos en Estados Unidos corresponden al japonés.
Es una curiosidad extraída de una sesuda y aburrida hoja de cálculo, pero nos permite extraer muchas conclusiones sobre el comportamiento de compra de los clientes estadounidenses, que cada vez es menos diferente al comportamiento de compra europeo. Aunque la cuota de mercado de SUV y crossover roza el 50% al otro lado del charco, en Europa estamos aproximándonos de forma peligrosa al 40%. La realidad es que los consumidores prefieren coches «altos», con una posición de conducción de mejor visibilidad y más «chapa» alrededor de los ocupantes. Los SUV hackean nuestra mente.
Subaru Outback
La hackean haciéndonos sentir más seguros a bordo que en un coche convencional. Al fin y al cabo, un SUV no es un coche más seguro que un coche convencional: tiene un centro de gravedad más alto y es más pesado, algo que tiene como resultado unas mayores distancias de frenado y mayores posibilidades de vuelco. Aunque pinto a los SUV como coches muy inseguros, la realidad es que no lo son: los turismos convencionales y los todocaminos tradicionales han convergido en el concepto de crossover. Un coche que técnicamente combina las virtudes de ambos segmentos y las adereza con un fuerte componente práctico.
Los crossover han sido los coches que se han llevado por delante a los familiares de siempre en Estados Unidos, y que van camino de hacerlo en Europa. De hecho, aunque el Subaru Outback es técnicamente un coche familiar y milita en dicho segmento, la marca se refiere a él como crossover, y cada vez se aleja más de la imagen cuadriculada y sensata de un familiar convencional. Tiene protecciones de plástico en su carrocería, una postura de conducción más alta y una suspensión con una generosa altura libre al suelo. Esto también explica el auge del nicho de mercado de los familiares «camperos», como el Ford Focus Active.
Volviendo al Subaru Outback, se han vendido 178.854 unidades en EE.UU. en 2018. El segundo puesto del segmento es para el Volkswagen Golf Sportwagen, con 14.124 unidades. Los Volvo V90, V90 Cross Country, Volvo V60 y V60 Cross Country han vendido 2.540 unidades… en conjunto. Marcas como Mercedes, Audi, Jaguar o Buick no desglosan sus ventas de coches familiares, pero a excepción de Buick – cuyo Regal TourX habría vendido en torno a las 7.000 unidades en 2018 – estaríamos hablando de cifras anecdóticas. Incluso el propio Subaru Outback ha sufrido una caída de ventas frente a 2017, año en que se vendieron 188.886 unidades.
Esta caída de ventas podría achacarse a su relevo generacional, todo sea dicho. Subaru ha lanzado en 2019 un nuevo Outback, construido sobre la plataforma modular de la marca y equipado con grandes mejoras técnicas y tecnológicas. La llegada de un nuevo motor 2.4 Boxer Turbo de 260 CV es importante, pero lo es aún más un nuevo sistema Starlink de infotainment, con una enorme pantalla vertical, corrigiendo las lagunas en conectividad del modelo saliente. El Subaru Outback también recibe la completa suite de seguridad activa Eye Sight, con doble cámara y asistencias avanzadas a la conducción.
Fuente: Jalopnik
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