Aunque técnicamente no fue la pionera en lanzar un coche familiar con aptitudes todoterreno – ese honor lo tiene el curioso y desconocido AMC Eagle estadounidense – Subaru es la marca que popularizó este tipo de vehículos. Lo hizo con el Subaru Outback, que desde 1994 se convirtió en uno de los coches más populares y queridos de la marca, que acaba de presentar su séptima generación hace apenas unos días, en el Salón de Nueva York. Una séptima generación que parece haber olvidado sus orígenes, transformada en otro todocamino mas.

Subaru Outback
De familiar a crossover, de crossover… a otro SUV mas
Los Subaru Outback siempre fueron coches muy diferentes, con mucha personalidad y mucho carácter. Fueron pioneros – gracias al uso de la tracción total permanente, uno de los grandes activos de Subaru – en llevar al coche familiar de siempre a los caminos y las pistas. Aunque nunca contaron con reductora ni cotas off-road espectaculares, su estética cuadriculada, su practicidad y su carisma los convirtieron en vehículos muy queridos para amantes de la marca, especialmente en Estados Unidos.






Su éxito motivó a otros fabricantes a lanzar familiares con tintes todocamino. Audi tuvo mucho éxito con su gama allroad, Volvo hizo lo propio con los Cross Country y muchos fabricantes generalistas tuvieron coches similares en sus gamas durante la primera década del siglo XXI. Sin embargo, la popularidad de los SUV no hizo más que crecer desde entonces. A día de hoy y desgraciadamente, los coches familiares están en vías de extinción, y solo Subaru seguía ondeando la bandera del familiar «campero», salvo contadas excepciones premium.
Subaru no es ajena a las tendencias de mercado, y en su gama hay varios SUV, siendo el Forester el más popular y vendido a nivel global. El Subaru Outback, poco a poco, fue incrementado sus características off-road, además de adquiriendo una estética más aventurera. Y aunque casi pudiera definirse como un crossover, el Outback seguía estando claramente basado en la versión familiar de los Legacy, berlinas de pleno derecho. Sin embargo, con su séptima generación, el Subaru Outback ha dejado de ser lo que siempre fue.
El nuevo Subaru Outback es un todocamino de pleno derecho. Es más alto que nunca – tanto como un Toyota RAV4 – y tiene un aspecto mucho más cuadriculado. Apenas queda nada de la «ranchera» de siempre en el Outback, cuyo diseño presume de pasos de rueda rectangulares, llantas de gran tamaño y mucha superficie acristalada. Es un coche sorprendentemente similar, tanto en filosofía como en diseño, al Subaru Forester. ¿De verdad es esto tan importante? ¿O es solamente otro artículo más de un purista nostálgico que se queja de que los SUV están acabando con todo?
Puede que en esto último tengáis algo de razón, y entiendo que un fabricante de coches no es una ONG. Subaru y sus estudios de mercado han concluido que el futuro rentable del Outback es convertirlo en otro SUV más – de cuya calidad, rendimiento fuera del asfalto y eficiencia no dudo. Ojalá me equivoque, pero dar carpetazo al pasado de la marca y abandonar uno de los nichos de mercado que la llevaron donde está, me parece un error de cálculo. El Outback era compatible con la extensa gama de todocaminos de Subaru, recién renovada.





