Desde hace tiempo, hace más de un lustro, venimos hablando de la burbuja especulativa que viven muchos coches clásicos – además de prácticamente todos los coches especiales con unos pocos años a sus espaldas. En Estados Unidos todo es más grande, y la revalorización de ciertos youngtimers ha sido salvaje, especialmente en el caso de coches icónicos como el Toyota Supra de cuarta generación. Ahora bien, no esperábamos que el Supra rompiese todos los moldes tan pronto: esta unidad ha encontrado alguien dispuesto a pagar por ella la friolera de 201.000 dólares.
Este ejemplar del año 1995 ha sido subastado recientemente en el portal estadounidense Bring-A-Trailer, un portal al que algunos se refieren como «Bring-A-Trailer Full of Cash» – empezó como un portal donde adquirir proyectos inacabados o potencialmente restaurables, a ser referencia en subasta de vehículos a precios en ocasiones absurdos. Sea como fuere, en este momento debo recordaros que la definición de precio no es la suma del valor de las partes de un bien, si no la cantidad de dinero que alguien está dispuesto a pagar por un cierto bien o servicio.
Toyota GR Supra
El valor de un vaso de agua es ridículo, pero posiblemente dieses todos tus ahorros por un vaso de agua si estás al borde de fallecer de deshidratación. Aclarado este concepto, hay que reconocer que el Supra subastado es un ejemplar «pata negra». No solo es una versión equipada con el motor 2JZ-GTE – 3.0 de seis cilindros en línea, 320 CV y doble turbo secuencial – si no que equipa una caja de cambios manual y tiene menos de 11.000 km en el odómetro. No es una reina de garaje, pero ha recorrido una media anual de poco más de 400 kilómetros.
Sin embargo, uno de los factores que más han influido en su precio, ha sido posiblemente el hecho de que es un coche de único dueño. El vendedor fue el mismo que lo adquirió en 1995 en Michigan, donde lo preservó en garaje y no lo condujo en sus duros inviernos, aislándolo de la sal y el óxido. Su techo es desmontable y entre su equipamiento está un climatizador automático, un autoblocante mecánico y extras como tapicería de cuero, un equipo de sonido premium con 7 altavoces o el característico spoiler trasero. La unidad conserva su pintura original, impoluta.
Es una unidad excepcional, en perfecto estado mecánico e increíble atractivo. Con todo, cuesta que un coche cuyo precio fue de 52.524 dólares en 1995, se haya vendido por más de 200.000 dólares actuales, aún teniendo en cuenta la inflación. No solo se trata del hecho innegable de que un coche así nunca volverá a repetirse, hay que tener en cuenta su popularidad en una generación que comienza a tener gran poder adquisitivo – al menos en EE.UU. – y la actual baja rentabilidad de muchos activos financieros de riesgo medio y bajo.
Muchos de estos vehículos son valores refugio, coches deseables e icónicos que en el mejor de los casos, no van a perder valor con los años, y en el mejor caso, reportarán un pingüe beneficio a sus propietarios. Aunque no comparta la filosofía de comprar un coche con fines especulativos y no usarlo, los motivos de muchos compradores son lógicos: maximizar su beneficio personal. Mal que nos pese, vivimos en un sistema capitalista regido por el libre mercado. Aunque a muchos petrolheads nos prive de conducir nuestros coches de ensueño.
Fotos del Toyota Supra MkIV A80
